Pasados los festejos por la graduación y con el diploma bajo el brazo, los jóvenes recién egresados se enfrentan al desafío de empezar su desarrollo profesional. Más allá de los vaivenes económicos, conseguir el primer empleo para evitar engrosar la fila de los desempleados no es fácil para ningún joven.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), al segundo trimestre de 2018, casi ocho de cada 10 graduados de menos de 30 años estaba ocupado.
Puede parecer una porción elevada si se la compara con el resto de la población, pero descontado un ínfimo porcentaje que se sigue capacitando, esto implica que casi 19 porciento está desocupado o inactivo en un sector formado, luego de invertir tiempo y recursos en una carrera universitaria.
Mundo real
Entre quienes se acaban de graduar, las expectativas son grandes y muchas veces chocan con un mercado laboral complicado, con empresas que necesitan recursos humanos en condiciones de trabajar en forma inmediata y eso requiere una experiencia que los jóvenes no tienen. "Hay una brecha entre lo que el joven graduado tiene y lo que el mercado demanda", señala Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos del Grupo Adecco en Argentina y Uruguay.
"Desde el profesional, hay una impaciencia, buscan responsabilidad, objetivos, beneficios y creen que están aptos para cualquier tarea. Desde la demanda, muchas veces se da la paradoja de que se buscan perfiles junior con dos o tres años de experiencia", argumenta.
En la misma línea, Maya Esteban, gerente de Selección de Grupo Consultores de Empresas, sostiene que muchas compañías "muestran resistencia a la incorporación de jóvenes profesionales por el temor de mandos medios y gerentes de tener que capacitarlos y formarlos desde cero". Si para trabajar tienen que tener experiencia y para tener experiencia deben haber trabajado: ¿cómo hacen para dar el primer paso en el mundo laboral? Hay algunas modalidades especiales para profesionales o próximos a graduarse: pasantías rentadas (reguladas por ley y dirigidas a estudiantes de los últimos años de las carreras); los planes específicos, como el de Inserción Profesional (PIP), y los programas de empresas para jóvenes graduados.
"Se debe tomar como una inversión y pensar que, una vez terminado el ciclo, el beneficiario cumplió su aprendizaje y ganó experiencia para poder continuar o ser la base de una próxima búsqueda", opina Esteban.
Hace unos años se incorporó como exigencia en la Ley de Educación Superior que los graduados de un listado de carreras de interés público (las relacionadas con la salud, todas las ingenierías, arquitectura e informática, entre otras) requieren un mínimo de horas de práctica.
Algo más que el diploma
La resistencia de algunos empleadores, por un lado, y la necesidad de una experiencia laboral en cualquier rubro (incluso si no está relacionado con la carrera), por otro, tienen que ver con la brecha entre la formación técnica profesional y las habilidades que se requieren en el mundo del trabajo.
"En los pedidos de graduados que hacen las empresas, la experiencia no es una condición indispensable. Es más importante que los jóvenes tengan una serie de habilidades para incorporarse a equipos de trabajo con capacidades de crecimiento y desarrollo", subraya Marisa Morales, directora del Programa de Seguimiento y Fortalecimiento de la Inserción Laboral de Graduados, un área creada hace dos años en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Por su parte, Sabrina Aguirre Blaylock, líder del equipo de Professionals de Randstad Argentina, señala que, a pesar de la crisis, el mercado de perfiles profesionales sigue en crecimiento. "Los jóvenes son muy valorados, ya que aportan una cuota de frescura, espíritu emprendedor y una mirada innovadora", acota. Prepararse para los cambios en el mundo laboral, es la clave.
Recomendaciones
Los especialistas en recursos humanos dan algunos consejos para facilitar la inserción laboral de los jóvenes graduados o próximos a graduarse. Manera recomienda, primero, que estén convencidos de la carrera elegida. Además, que se preparen para ingresar al mercado del trabajo sabiendo en qué cosas pueden ceder y en cuáles no; tener una experiencia laboral en cualquier empresa para desenvolverse en el mundo adulto y tomarse las prácticas con seriedad. Aguirre Blaylock aconseja definir los intereses profesionales y focalizarse en las posiciones que coincidan con ese perfil.
"Es muy importante que concentren sus esfuerzos por ingresar en compañías que admiren, que posean una visión y misión compartida, alineadas con sus valores, para poder alcanzar un buen desarrollo de carrera profesional", explica. Esteban, en tanto, sugiere tener actualizado y completo el currículum y presentarse a las entrevistas de trabajo para ir aprendiendo. Y enumera algunas actitudes y aptitudes a tener en cuenta: capacidad resolutiva, iniciativa, trabajo en equipo, creatividad, manejo de la presión y agilidad en el aprendizaje; además de empatía, flexibilidad y compromiso.