La primera mendocina ‘trans’, 20 años después

Eliana Díaz González logró el cambio de sexo 14 años antes de la sanción de la Ley de Género. Crió tres "hijos del corazón".

La primera mendocina ‘trans’, 20 años después
La primera mendocina ‘trans’, 20 años después

De pelo corto, prolijamente peinada, con sus diez dedos de las manos plagados de anillos gruesos, "sin nuez de Adán, poné eso, por favor", Eliana Díaz González se acomoda en su despacho de la Biblioteca Pública Manuel A Sáenz de Las Heras, de la que es directora.

Esta descripción a priori obvia no dice nada si no se aclara que Eliana está a punto de cumplir 20 años con su nueva identidad de género, que fue el primer caso del país de sus características en recibir su DNI de mujer y una partida de nacimiento nueva y que por entonces, la palabra "género" se usaba más que nada para hablar de telas.

En su momento, en el siglo pasado, a su caso se lo definió  "disforia de género". Pero la Organización Mundial de la Salud, años más tarde, quitó esa categoría de la lista de "trastornos mentales". "Yo soy lo que hoy se dice un intersexual", cuenta entre los libros de la espléndida biblioteca lasherina.

Eliana es una máquina de derribar prejuicios. Desde hace 20 años (tiene hoy 61), ha edificado una vida plena de logros y rebosante de dignidad: "Una muestra que los avances en materia de derechos de identidad sexual han llegado para quedarse", dice. Algo por lo que la directora milita a diario.

"A mí, como a muchos, me pasó que nací con genitales masculinos y me sentía una mujer; desde siempre. Mis genitales, además, estaban atrofiados y después de sufrir bullying toda mi niñez, infancia y adolescencia y después de miles de estudios, en 1995 me operé en Chile luego de someterme a estudios biológicos y psíquicos porque no le cambian de sexo a cualquiera".

"Eli"

Hacia fines de los '90, "Eli" era "la" peluquera de una porción de la Sexta Sección ubicada en las inmediaciones del hospital Universitario, sobre calle Paso de los Andes: "Siempre fui peluquera", cuenta y al mirarle el peinado, no quedan dudas. A fines de noviembre de 1998 y después de un fallo histórico del juez civil Horacio Gianella (también intervino la fiscal Silvina Furlotti), Eliana dejó de llamarse Alfredo. Se trató de la primera sentencia de esas características en el interior del país. Su abogado fue el penalista Marcelo López; "al que llamo el hombre de mi vida", dice sonriente.

"Contrariamente con lo que se puede pensar, la exposición de mi caso me trajo más problemas que soluciones. Después de salir por los medios (tuvo una jornada memorable en un programa de Mauro Viale), perdí buena parte de mi clientela como peluquera. Algunas de mis clientas -todas mujeres- me decían que les gustaba más cómo les cortaba cuando era varón; como si me hubieran operado las manos".

Por delante quedaban los últimos años del menemismo y los primeros de la Alianza de De la Rúa; la economía empeoraba día a día y el trabajo comenzaba a escasear de verdad no solo porque Eli ya era una mujer "legal" y eso le jugaba en contra, sino porque sus pocas clientas de clase media cada vez acudían menos a la peluquería.

"Después de ir a un programa de televisión de Mendoza -Eliana se había convertido en una militante de la diversidad- en la que me cruzaron con un médico bien facho que a cada rato me decía "señor, señor, señor", me empezaron a amenazar por teléfono. Me decían cosas como 'sos puto' o 'vos sos hombre, te vamos a matar', todo bien básico y clásico de ese tipo de gente. Pero para esa época yo me había hecho cargo de tres chicos a los que criaba. Y la crisis económica, más la amenazas, hicieron que me fuera a vivir a Chile en 2002 con los niños".

A Santiago de Chile

En calidad de "exiliados económicos" como otros tantos argentinos, Eli y sus tres "hijos del corazón" se instalaron en Santiago de Chile. "La situación no era fácil pero contaba con conocidos que nos dieron una mano". Para subsistir, Eli echó mano a su arte que le da de comer (además estudió teatro y canta lírico): ser peluquera. "Mientras tanto, me inscribí para estudiar profesorado de Inglés y en tres años logré el título".

Doce años duró la aventura chilena de Eli y sus tres hijos. "En Chile nunca conté mi historia y de hecho nadie sospechaba de lo que me había pasado, nunca tuve la necesidad de contarlo ni me lo preguntaron jamás. Mis hijos pudieron estudiar ya que yo me ocupé de que lo hicieran. Una vez con el título de profesora comencé a dar clases en las escuelas Siglo XXI de La Florida, Las Américas de la comuna Paine y en establecimientos de la conflictiva comuna de Cerro Navia".

En medio del exilio chileno, en Argentina gobernada por Cristina Kirchner se promulgaban dos leyes  revolucionarias en materia de género: una de ellas fue la del matrimonio igualitario (2010), mientras que en mayo de 2012 senadores y diputados nacionales sancionaron la Ley de Identidad de Género que establece que "toda persona tiene el derecho al reconocimiento de su identidad de género" en su artículo primero.
"Lo que muchas chicas como yo lograron a partir de una decisión la política, yo lo había tenido que hacer contratando a un abogado, y 14 años antes", recuerda.

El regreso

En 2014 Eliana regresó a Mendoza. "Si bien venía cada tanto, ya tenía ganas de volver a casa. Alquilamos un departamento en Las Heras y volví a empezar, una vez más".

Al año siguiente, en un acto de la plaza departamental de Las Heras, Eliana conoció a Gabriela Michetti en plena campaña para las presidenciales de 2015. "También conocía a Susana Balbo (por entonces aspirante a diputada nacional) y al candidato a intendente por Cambia Mendoza, Daniel Orozco, que había sido el médico de mi madre de toda la vida".

Eliana comenzó a militar en la UCR de Las Heras. "Conozco cada barrio del departamento", se adjudica. Con el triunfo del médico Orozco, Eliana llegó a la intendencia para trabajar en la dirección de "Diversidad, Género y Derechos Humanos", donde estuvo un tiempo. Luego pasó a la Dirección de Educación y desde hace meses está al frente de la Biblioteca Municipal Manuel A. Sáenz que queda frente al Cementerio de Capital.

En contra de la ley del aborto legal seguro y gratuito, pero a favor de la Educación Sexual Integral (ESI), Eliana se mueve firme y segura aún en las contradicciones.

"Tengo 8 personas a cargo y trabajamos mucho por la cultura de Las Heras; dentro de poco vamos a instalar otra biblioteca en El Borbollón", suelta en su rol de funcionaria. Cada tanto despunta su vicio de peluquera, "más que nada con las amigas". Y todos los días mira su DNI, se mira al espejo y se saluda: "Hola, Eli".

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