La fabulosa aventura de un argentino para hacer kitesurf en las Islas Malvinas

Salvador Peluso también cruzó el estrecho de San Carlos practicando paddlesurf junto a 4 nadadores.

La fabulosa aventura de un argentino para hacer kitesurf en las Islas Malvinas
La fabulosa aventura de un argentino para hacer kitesurf en las Islas Malvinas

La pasión por los deportes acuáticos y particularmente por el kitesurf motivaron a Salvador Peluso (50) a emprender una increíble travesía para llevar su pasión a las Islas Malvinas. Y para que su viaje se convierta en una experiencia histórica, decidió cruzar las temidas aguas del Atlántico Sur con un velero.

"Mi objetivo era llegar a Malvinas, conocer y llevar las cosas que hago, los deportes. No fui con ninguna proclama de soberanía ni de nada, solamente lo hice por el deporte y por la unión de las personas", aclara Salvador antes de relatar su odisea ante este diario.

Lejos de simplificar su misión, optó por sumarle adrenalina a su cometido: a través de una red de navegantes se contactó con otros dos argentinos, Ezequiel Sundblad, de El Calafate y Mariana Rodríguez, de San Isidro. "No los conocía", confesó Salvador antes de detallar el itinerario de su viaje. Condicionados por las restricciones en torno al diferendo de soberanía que impiden el arribo de buques de bandera argentina a las Malvinas y viceversa, los tres tuvieron que partir desde Puerto Williams, Chile.


    Juan Vargas
Juan Vargas

El 2 de marzo soltaron amarras, pero contemplaron dos escalas antes de cruzar las tempestuosas aguas de mar abierto. "Nos quedamos dos días en la Islas de los Estados. Allí estuvimos en Bahía Cánepa y en la Bahía del Faro de San Juan de Salvamento, que es el faro del fin del mundo", relató sobre su paso por las tierras más australes del continente. Allí, Salvador despuntó el vicio y se sumergió en las heladas aguas para practicar paddleSurf, una modalidad de ese deporte que se realiza con una tabla de mayor dimensión y con un remo.

"Hoy es un día histórico, vamos a ser los primeros en hacer paddlesurf en la Isla de los Estados, celebró con una visible satisfacción en uno de los videos que realizó para documentar su viaje.

Llegar a las Malvinas les demandó otros cuatro días. "La entrada fue como a la dos de la mañana con un temporal fuerte. Fue totalmente a oscuras y por eso usamos un radar", rememoró.

Apenas tocaron el suelo del archipiélago, la pequeña tripulación se reconfiguró: Mariana regresó al continente en un vuelo comercial y se sumaron cuatro nadadores argentinos. "Yo me quedé una semana más para hacer la primera navegación en kitesurf en las islas y el cruce del estrecho de San Carlos en paddlesurf, que para ello esperamos el día correcto y las condiciones para poder hacerlo", explicó.

“Nos subimos al barco y nos fuimos hasta San Carlos. Fueron 24 horas de navegación hasta el estrecho y llegamos al campo de James y Heidy, que son isleños que hace ocho generaciones que viven allí. Son isleños puros y ya conocían a Ezequiel. Amarramos en el lugar y nos quedamos dos días esperando las condiciones (climáticas)”, detalló.

Pero la espera también se convirtió en una oportunidad para conocer parte de la vida cotidiana en las islas. "James produce lana y ahora les está yendo muy bien con ese tema. El primer contacto fue cerca de las 8 de la noche, que cayeron al barco con seis cervezas a darnos la bienvenida. Al otro día nos llamó para pedirnos ayuda para subir 23 mil kilos de lana en dos camiones que venían desde Puerto Argentino. Todos los argentinos que estábamos en el barco lo ayudamos, de buena onda y él, en agradecimiento, nos llevó a Elephant Beach (al norte de puerto San Carlos)".


    Juan Vargas
Juan Vargas

Y sin saberlo, la pesada tarea fue la antesala de su tan añorada navegación con un equipo de kitesurf en las islas. "Nos llevó con Land Rover a una playa hermosa que parecía el caribe, pero con agua fría", comparó.

Como si fuera poco, el clima les regaló al día siguiente las condiciones necesarias para cruzar el estrecho con su tabla de pladdlesurf y con la compañía de los cuatro nadadores argentinos. "A las cinco de la mañana nos levantamos porque daban las condiciones de poco viento y de estoa, que es cuando la corriente no va para un lado ni para el otro", explicó. "Tardamos una hora cincuenta en hacer el cruce. Cada uno lo hizo por lo que pensaba. Yo lo hice por la paz. Nos tocó un día que parecía septiembre en Buenos Aires, un día lindo, que no hacía frío, estábamos en remera en el barco y nos seguían delfines, toninas. Hay mucha vida marina, dijo.

Antes de regresar a la Argentina, Salvador visitó el cementerio de Darwin, donde se encuentran los soldados argentinos caídos durante el conflicto bélico de 1982, también el monumento a los soldados ingleses caídos. Incluso tuvo oportunidad de comer un asado con isleños, ingleses y suecos.

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