Los libros de la guerra

Un intento por desmontar relatos oficiales, mitos y prejuicios que envuelven a Malvinas.

Los libros de la guerra
Los libros de la guerra

La guerra de Malvinas es un fragmento de la historia argentina en carne viva, no resuelto, es un asunto complejo de desovillar, tanto en un encendido debate de bar como en los cientos de páginas donde escritores, periodistas y políticos dejaron inmortalizadas decenas de impresiones, dolores y teorías sobre la guerra. Porque sobre este tópico central de la Argentina se ha escrito muchísimo. Pero nunca parece ser suficiente.

En rigor, el primer libro sobre Malvinas se publicó en 1983, cuando el estruendo de los cañones aún zumbaba en los oídos de los veteranos. "Malvinas: la trama secreta", de Oscar Raúl Cardoso, Ricardo Kirschbaum y Eduardo Van Der Kooy, marcó un hito periodístico y un paradigma para todos los que vendrían después.

Tarea compleja

En los treinta años que nos separan de aquel momento, mares de tinta abordaron el conflicto desde distintas aristas. Entre todos ellos hay tres libros relativamente recientes que se destacan por sus nuevos aportes. "Más allá de cuestiones políticas o ideológicas, en Malvinas hubo una guerra que no fue 'un paseo inglés'", resume Pablo Camogli, autor de "Batallas por Malvinas". Y sigue: "Nuestros soldados, pese a todas las dificultades internas que tuvieron, lucharon como hombres ante un enemigo enormemente superior".

Camogli, quien es misionero, licenciado y profesor de Historia por la Universidad Nacional de Cuyo, señala dos cuestiones cruciales: que la literatura es fundamental para la comprensión de la historia y que, como ocurre con muchos temas de nuestro pasado, "la sociedad conoce muy poco sobre los antecedentes del conflicto de Malvinas".

-¿Qué desafíos supone para un historiador abordar esta guerra?

Para nosotros es una tarea doblemente importante y compleja. Cuando hablamos de Malvinas, se entremezclan muchos aspectos que, a la hora de construir un relato, son difíciles de separar. Por ejemplo, cómo hacemos para hablar del conflicto Malvinas sin caer en la diatriba contra la última dictadura, o cómo reconstruimos la guerra sin repudiar las violaciones a los derechos humanos. ¿Es posible o son temas inseparables? Es un desafío que no hemos digerido como colectivo de historiadores.

Distintas miradas

Desde el título de su libro, "Espejos de una guerra", Federico Lorenz plantea una de sus tesis centrales: que hubo distintas guerras de acuerdo al lugar del país desde donde se haya partido. Según el autor, "no fue lo mismo la guerra en la Patagonia que en Buenos Aires".

Lorenz es docente y licenciado en Historia, doctor en Ciencias Sociales e investigador del Conicet y autor también de "Las guerras por Malvinas", basado en testimonios de excombatientes y sus agrupaciones, documentos de inteligencia, fuentes literarias, prensa de la época y correspondencia.

-¿Qué lo impactó más durante su investigación?

-La cantidad de historias que hay en todo el país. Existe un potencial enorme en Malvinas para discutir la brecha entre las provincias y Buenos Aires. Por ejemplo, algo que aparece muy fuerte en el discurso de los excombatientes es el haber regresado a escondidas. En muchos rincones del país, la población pudo recibir a sus soldados como se merecían.

-¿Ese porteño-centrismo es propio de la temática Mavinas?

-No, muchas de nuestras miradas de la historia son de ese tipo, pero Malvinas nos brinda la oportunidad de cambiarlas. Hay que entender qué significó la guerra para pueblos muy pequeños, que de repente tenían a cinco de sus jóvenes participando de la única guerra librada por la Argentina en el siglo XX. Fue su forma de ser parte de la Nación, y allí la causa tiene una profundidad distinta que en Buenos Aires.

Fracasos generacionales

Con aquella icónica foto de Leopoldo Fortunato Galtieri asomado a un balcón de la Casa Rosada se ilustró la tapa del libro "1982" de Juan Bautista Yofre -periodista, ex jefe de la SIDE, ex embajador-, en el cual son muy importantes los sondeos de opinión que hacía la Junta Militar. "Fue la sociedad la que decía que había que hacer una guerra para sostener la soberanía de Malvinas y fue la dirigencia política la que ejerció una presión que le trazó una línea a la junta militar. Es la sociedad, no son solamente los militares", sostiene Yofre.

-¿Qué dificultades se presentaron a la hora de abordar esta historia?

-Básicamente, tener que escribir sobre un gran fracaso. Tuve que contarle al lector una visión muy negativa de todo lo que estaba ocurriendo. Las bombas, los secuestros, los desaparecidos. Son historias de fracasos generacionales.

-¿Dio con algún hallazgo?

-Sí, por ejemplo, me sorprendió un documento que no está en el libro porque lo encontré después. Es del 15 de mayo de 1982, del comandante del Atlántico Sur, el almirante Lombardo. El pidió que se redoblara el esfuerzo en las negociaciones diplomáticas y llamó la atención a los comandantes en jefe sobre la superioridad británica, seis días antes de la invasión británica en Puerto San Carlos. Nunca fue escuchado y tampoco figura en la memoria de los comandantes en jefe, ya que el documento fue escondido.

La furia de Thatcher que frustró la entrega de las Islas en 1979

La exprimera ministra británica Margaret Thatcher (1925-2013) rechazó en 1979 un plan de la diplomacia inglesa para entregar la soberanía de las Islas Malvinas a la Argentina, similar al que Gran Bretaña había pautado con China por el enclave colonial de Hong Kong.

Esto fue revelado 34 años después por el ex secretario del gobierno Jonathan Aitken en su nuevo libro, "Margaret Thatcher: Poder y personalidad", que fue publicado en octubre de 2013.

Aitken expuso que tres semanas después de haber asumido por primera vez al frente del gobierno británico la llamada "Dama de Hierro", por entonces de 54 años, se reunió en su residencia oficial de Chequers, al norte de Londres, con funcionarios del Foreign Office (cancillería británica).

Hasta allí fueron el entonces ministro de Exteriores lord Peter Carrington y el diplomático Willie Whitelaw. Ambos estaban a favor de un plan de entrega de la soberanía de las Malvinas a la Argentina, del mismo modo que Londres negociaba con China la soberanía de Hong Kong.


    La exprimera ministra británica Margaret Thatcher (1925-2013). Clarín
La exprimera ministra británica Margaret Thatcher (1925-2013). Clarín

"Thatcher reaccionó furiosa a la propuesta, acusando a los diplomáticos de ser todos blandos", escribió años después Aitken, que sirvió en el gobierno de la premier conservadora, fallecida el 8 de abril de 2013.

Carrington, que renunció como canciller luego del desembarco argentino a las Malvinas en abril de 1982, indicó a Aitken que la baronesa Thatcher "bloqueó" todos los esfuerzos del diplomático y de su segundo, Nicholas Ridley, para llegar a un acuerdo con Buenos Aires.

El ex canciller contó en el libro: "Ella tomó la palabra y no dejó de hablar, acusándonos en el Foreing Office de querer regalar posesiones británicas". En tanto, el esposo de la mandataria, sir Dennis Thatcher, "enfrió la situación", al decirle a su esposa: "Creo que estás siendo algo extravagante, querida".

Sin embargo y a pesar de las acusaciones de Thatcher, Carrington persistió en sus esfuerzos por hallar una solución, y le escribió oficialmente días después a la "Dama de Hierro" reiterándole que la mejor solución era "una forma de subarrendo" de las Malvinas a Argentina.

El hecho ocurrió 3 años antes de la Guerra de Malvinas (1982), cuando Argentina y Gran Bretaña se enfrentaron en un conflicto bélico de 74 días por la soberanía del archipiélago del Atlántico Sur, que tuvo como saldo la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.

Las Malvinas no son las únicas islas colonizadas por el Reino Unido que se transformaron en foco de disputa con otros países en el siglo XX. El caso de Hong Kong, colonia inglesa durante más de 150 años, tuvo orígenes similares, aunque desembocó en un desenlace completamente diferente.

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