La Corte provincial dictaminó que el único detenido por el llamado crimen del Poliguay -el asesinato de Gustavo Pelegrina (29),- continúe preso, luego de haber cumplido dos años preso sin ser juzgado. Pelegrina recibió un disparo durante los disturbios de la final de la liga de fútbol de salón.
La decisión del máximo tribunal local fue tomada el viernes pasado, luego de que el fiscal especial reemplazante Juan Manuel Bancalari hiciera pidiera una prorroga de 6 meses de la prisión preventiva que mantiene tras las rejas a Jonathan Araya Guerra, también conocido como "El Moco".
Así las cosas, la Corte desestimó el pedido de libertad realizado por el abogado Sergio Carreño, defensor Araya, quien está imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con lesiones graves agravadas por producirse en un espectáculo deportivo.
Actualmente es el único detenido por el crimen de Pelegrina, uno de los más resonantes de 2013: los amigos y familiares se movilizaron repetidas veces pidiendo justicia por esta muerte ocurrida en el estadio de Guaymallén.
En el expediente llegaron a figurar como sospechosos más de 15 individuos, muchos de ellos barrabravas; incluso media docena llegó a estar imputado, otros eran menores de edad y quedaron fuera de la investigación.
La demora en la investigación de este crimen surgió luego de que la Procuración inspeccionara el estado de 900 causas en poder de los fiscales especiales.
Furia en el Poliguay
El crimen de Pelegrina ocurrió en la noche del 26 de diciembre de 2013 en el estadio Poliguay, ubicado en Gomensoro y Tres de Febrero, de Guaymallén, donde se jugaba la primera final de la liga local de fútbol de salón, en la que se enfrentaban el equipo local contra la Municipalidad de San Martín.
Cuando estaba por empezar el segundo tiempo, hinchas de Atlético Argentino entraron al estadio y observaron a un grupo de fanáticos de Independiente Rivadavia del barrio La Floresta (en Jesús Nazareno), que habían sido invitados por la gente de Poliguay para alentarlos.
Minutos más tarde, unos 12 ó 15 barras del "Boli" -encapuchados, armados con piedras, botellas y armas de fuego- avanzaron por la tribuna que da a Gomensoro, en un intento por alcanzar a los hinchas de la Lepra y quitarles algunos bombos.
Por tratarse de una final, en el estadio había unas 500 personas, que cuando comenzaron los disturbios intentaron escapar por las tres salidas habilitadas.
En medio de esta situación, un hincha de Independiente (que portaba un bombo) se trenzó en lucha con uno de los del "Boli", que llevaba puesto un casco de moto. El de Argentino cayó al piso y cuando logró ponerse de pie, sacó una pistola 9 milímetros y le apuntó al "leproso", pero no logró impactarle.
Tras eso, corrió hacia un cantero ubicado en el estacionamiento y volvió a disparar entre 5 ó 6 veces. Una de esas balas dio en el parietal izquierdo detrás de la oreja de Pelegrina y le salió por el parietal derecho, lo que le produjo la muerte instantáneamente.
La víctima estaba en el estadio porque inicialmente iba a disputar un partido, pero se suspendió y decidió quedarse a ver la final del campeonato.
Era padre de dos hijos y su mujer estaba embarazada de ocho meses.