Prender la televisión los sábados al mediodía y encontrar a Juan Carlos El Perro Videla presentando a los grupos de cumbia y cuarteto del momento, es un clásico en la pantalla mendocina.
Con su particular estampa y un look que lo distingue del resto: zapatos bien lustrados, lentes ahumados y camisas coloridas (ahora apuesta por modernas remeras con estampas), conserva su estilo como presentador.
Pero su historia con la música popular comienza en su juventud. Cuando nadie apostaba por el género cordobés, él ya pensaba en traer a Mendoza a quien fue el pionero del cuarteto, Miguel Jelfo.
"En esa época existía el Cuarteto Leo, quienes inventaron el cuarteto. Siempre tuve esa visión de traerlos a Mendoza", recuerda el Perro Videla sobre sus comienzos hace más de cincuenta años.
Como él afirma, vive su vida entre notas musicales. Juan Carlos reparte su rutina entre la radio, las producciones y la televisión. Todas las mañanas conduce su programa por FM Latinos y cada semana graba el ciclo televisivo Videla Música Show en los jardines de Canal 7.
Rudimentario, con la producción justa y su coequiper infalible, el perro bailarín, en el programa hay una sola premisa: que la música se escuche y se transmita. Y eso lo demuestran sus cuatro décadas en la radio y tres décadas en televisión, donde hace lo que a él le gusta, promocionar a los artistas de cumbia y cuarteto.
-Usted le dio un lugar a la música popular en Mendoza, cuando nadie se animaba.
-Fue difícil y era cuando la gente no creía. Lo mío viene de pibe y es una vocación por la música, por el micrófono, por andar con las orquestas. Desde chico descubrí cómo en las fiestas familiares se divertía la gente.
Casualmente hace poco estuve en Córdoba con gente amiga y ahí es donde empezó todo. Yo iba a la casa de Miguel Jelfo y le insistía para que viniera a cantar, pero no quería. Hasta que lo traje. Para mí la música cuartetera es la música fiestera y por ende la cumbia. Y así transité el camino. Hice el Cuarteto de la Alegría, grabé tres discos.
-¿Le gusta la cumbia villera?
-A mí no me gusta la cumbia villera, no me gusta el mensaje. Mi programa es para la familia, para los chicos. Siempre usé perritos, juguetitos, pero nunca una mala palabra, por eso no encajaba esa música. Y para mí el cuarteto es una música fiestera pero respetuosa. Y los espectáculos que presentan los cordobeses no los tiene que envidiar nadie.
-¿Cómo comenzó su camino en la radio?
-Siempre traje grupos para tocar hasta que se me dio por hacer el programa en radio. En esa época era muy difícil. Siempre tuve la ilusión de hacer un programa de radio, hasta que me animé y fui a LV8. En ese momento me corrían de todos lados (ríe).
Como no tenía carnet de locutor no me dejaban hacer publicidad. Pero me ayudaron a conseguirlo. Al comienzo tuve un permiso por 180 días y luego rendí hasta que lo conseguí.
-¿La cumbia o el cuarteto era mal vista en esos tiempos?
-Lo que pasa es que en Mendoza está esa idiosincrasia. Para mí no interpreta el término popular. Porque popular deriva de pueblo y todos los somos, no podés discriminar. Que a vos no te guste un estilo de música es una cosa, pero no podés desmerecer lo popular.
Siempre digo que si lo que hice en Mendoza lo hubiese hecho en otro lado, la cosa habría cambiado. Pero a mí me costó mucho trabajo. Noches enteras solo, andando, ir a los clubes, los locales, programar. Cuando estaba en LV10, los sábados a la mañana dormía dos horas en el auto, hasta el horario del programa. Pasé todas, y solo.
Hubo un amigo que me acompañó de muy pibe, Pablo Mangioli. Él me acompañó mucho tiempo.
-¿Qué lo movía para seguir en ese camino?
-Me movía el hecho de tener una visión de lo que podía gustarle a la gente. Y como tenía perseverancia, lo lograba. Así surgieron los grandes eventos. Llené el estadio Mundialista con El Videlazo. Esa vez vino Sebastián, Los Playeros, Alcides; eso fue en los 90. También lo hice en el estadio Talleres. El Videlazo lo hice hasta 2014.
-¿Tiene alguna anécdota memorable?
-Es que tengo muchos y buenos recuerdos. Todos los artistas te respetan, a nivel nacional e internacional. Alberto Cortez cada vez que venía a Mendoza me reunía con él.
-¿Qué es lo peor que tiene el ambiente de la música tropical?
-No hay algo específico. Lo que pasa es que siempre traje lo que a la gente le gustaba. He tenido muy pocas excepciones con un par de bandas que no tienen códigos, pero no vienen al caso. Yo hice mis programas para promocionar a los grupos.
-¿Qué es lo más lindo que usted recibe del público que lo sigue en la radio y la tele?
-La gente siempre te apoya. Cuando comencé en la tele me trajo Jorge Martínez y me dijo: "La audiencia la medís cuando andas por la calle. Si la gente te reconoce, ahí está todo".
Y para mí lo más grande es el reconocimiento de la gente.
-¿Por qué el apodo de 'el perro'?
-Viene de la infancia. A mí me gusta, porque me gustan los perros, tengo tres que son mi compañía. Y cobijo los perros de la calle, les doy de comer, los llevo.
-Gilda o Rodrigo son un ejemplo de que la cumbia y el cuarteto traspasaron las clases sociales.
-Hay un reconocimiento en la actualidad por la cumbia y el cuarteto.
-De todos los artistas que ya no están, ¿cuál es el que usted lo siente?
-Para mí Leo Mattioli, Gary. En Cuyo era un fenómeno. El negro Sebastián era una de las mejores voces de Córdoba, Walter Olmos... son varios.
-A los bailes populares o los shows de cumbia y cuarteto, ¿qué los distingue del resto?
-La alegría, esa música es alegre. Por ejemplo, vos vas a un boliche y ponen cuarteto y cumbia. Ahora suena en todos lados. A veces por la letra uno interpreta un estilo de música. Pero la bachata viene de la música, el cuarteto en cierta medida viene del merengue.
-¿Qué piensa del reggaetón?
-También. Es una mezcla de esa música. Creo que toda la música que se pueda bailar es bienvenida. Porque la gente se divierte bailando. La música original es la cumbia y de ahí se desprende otras. Yo traje Los Wawanco, que es cumbia colombiana. Traje al Cuarteto Imperial.
-¿Hay un público fiel en todos esos eventos?
-Sí. No recuerdo haber hecho una fiesta con poco público. Y eso es por el mensaje positivo que doy.
-Usted creó un estilo propio en la televisión mendocina.
-Siempre hice lo que quise, trabajé para mí, hacía promoción y la gente iba a los bailes. Cuando estaba en la radio, Oscar López Pájaro me dijo de hacer un programa de televisión y ahí comencé. Al principio lo grabábamos en el Parque. Algunos me decían que iba a estar un mes en la tele. Ahora me gustaría encontrármelos y decirle: "Llevo 30 años" (ríe).
-Nunca dice su edad, ¿la va a revelar?
-La edad son las ganas, las fuerzas que tenés para seguir adelante. Yo tengo más de 60 y menos de 70. Siempre digo que tengo la edad del tiempo, el tiempo es inamovible. Y yo para muchos estoy inamovible.
-¿Hay Videla para rato?
-Puede vivir muchos años más (ríe). Estoy muy bien, pero no pienso en dejar la radio ni la tele. El programa de televisión todavía la gente lo ve y con la radio es igual. Siempre mirando el futuro. Ahora estoy armando la fiesta para noviembre.