En tiempos de hipercomunicación, una charla por teléfono puede ser, sin embargo, un verdadero reto. Oír las palabras exactas del que está del otro lado, superar la falta de fluidez que daría un encuentro personal y, sobre todo, ganarle en energía a las baterías de los teléfonos móviles, son los escollos a vencer.
Sin embargo, hay que recordar que con instrumentos como este se ha cambiado la historia. Con teléfonos más rudimentarios, incluso, un científico como Stephen Hawking elaboró una de esas teorías que obligan a revisar todo lo anterior, con su colega Roger Penrose al otro lado de la línea.
En esta charla más modesta, superados los inconvenientes, por teléfono la voz de barítono de José Edelstein (Buenos Aires, 1968) transmite una seriedad que podría confundirse con la antipatía: nada más distante de ello.
El físico teórico, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y autor de libros e importantes artículos científicos, demuestra lo suyo no sólo se ciñe al campo de las ciencias duras: también domina el arte de comunicar.
Edelstein llega a Mendoza esta semana para dos encuentros. Primero, dictará el seminario "Como dos extraños: mecánica cuántica y relatividad general", el jueves a las 16, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-UNCuyo (Jorge Contreras 1300, Parque San Martín, Ciudad).
Luego, a las 20.30, en un lugar de la Quinta Sección de Ciudad, se sumará al Café Científico Mendoza, con su charla "Einstein para perplejos" (un evento privado al que hay que inscribirse para tener la dirección).
En esas charlas tratará temas que retuercen los sesos de muchos científicos de hoy y de todo el siglo pasado, pero que Edelstein ha probado saber comunicar "para todo público", incluidos, a veces, los niños. En eso es indudable que ha tomado el ejemplo de otros como Carl Sagan o el propio Hawking, a quien el físico argentino trató, con quien convivió y a quien lo unió cierta amistad.
“Soy un comunicador de la ciencia, más que divulgador. Soy físico activo, sí, pero siempre me pienso como alguien que tiene que comunicar”, dice a modo de presentación.
–¿Cómo hace alguien que debe tratar con cuestiones abstractas como el espín, la covariancia de Lorentz o el entrelazamiento cuántico, para hablarle a un público sin formación?
–En las charlas de Mendoza hablaré mucho de la relatividad general, porque a pesar de su complejidad, las ideas se pueden transmitir con facilidad. Algo parecido pasa con la mecánica cuántica. Conocer esas ideas es como leer una novela de misterio. La forma de pensar de los físicos es muy abstracta, pero yo me considero un comunicador, y con mi experiencia confío en que la puede disfrutar cualquiera.
–El seminario de la UNCuyo ofrece un nombre explícito: la incompatibilidad entre los dos modelos físicos imperantes, la mecánica cuántica y la relatividad. ¿Siguen siendo "dos extraños"?
–Efectivamente, el nombre hace referencia al tango “Como dos extraños”, porque, además, ese tango habla de una pareja que estuvo junta y cuando pasa el tiempo no es capaz de reconocerse. La mecánica y la relatividad general nacieron casi en paralelo.
Además, Einstein fue el padre de ambas. De la relatividad, el padre absoluto. De la mecánica cuántica, un padre compartido. Einstein siempre tuvo muchos reparos para admitir los postulados de la mecánica cuántica. Le parecía ridículo, por ejemplo, que se violara el principio de localidad. Pero las dudas se han ido resolviendo en ese campo.
–Desde hace años es profesor en la Universidad de Santiago de Compostela (España). Gracias a ello pudo conocer a Stephen Hawking. ¿Qué tan importante fue ese encuentro para usted?
–Fuera de lo que uno conoce de él como físico, lo conocí bien como persona. Conviví con él en Santiago y tuvimos una especie de amistad. Lo que puedo decir es que cuando uno superaba el “personaje” que él encarnaba, descubría a una persona muy generosa a pesar de sus dificultades físicas. Ese aspecto de fortaleza es casi tan grande como su aporte a la física. Me pareció una persona fantástica. Quise traerlo a la Argentina, incluso.
–Gozaba de popularidad. Pero, ¿fue importante su aporte a las ciencias?
–En el terreno de la gravitación, fue la persona más importante después de Einstein. Dio tres aportes: una demostración matemática de que la teoría de la relatividad permite el surgimiento de un “big bang”; la explicación de por qué hay cúmulos de galaxias y no materia dispersa (algo por lo que hubiera merecido el Nobel) y es quien más comprendió los agujeros negros. Lo más sólido que conocemos en la “unión de dos extraños” nos lo dio él.
-La charla del café científico, tiene el mismo nombre de su libro: “Einstein para perplejos”. ¿De qué se trata?
–Es un libro que escribí junto con Andrés Gomberoff, que aborda a Einstein, sus ideas, su legado y las interacciones con intelectuales de su época. Con Andrés escribí también otro libro, “Antimateria, magia y poesía”. Tanto él como yo creemos que ciencia y poesía son dos caras de una misma moneda. Muchos hallazgos científicos han sido por criterios de belleza.
Amigo del “N°1” de la física actual
La suerte, y su prestigio como científico, le han permitido a José Edelstein no sólo tratar a Hawking, sino también a quien es su análogo en el presente: Juan Maldacena. Este argentino es, hoy por hoy, el que "marca la agenda" de esa ciencia en todo el mundo.
"Fui compañero de Juan y soy buen amigo de él, además de colega y coautor de un trabajo, del que voy a hablar en Mendoza. Con él intentamos entrar por una 'ventana' para compatibilizar la cuántica y la gravedad, y hallamos un argumento a favor de que la teoría de cuerdas sería la única solución", contó Edelstein.
A la hora de hablar de Maldacena, no va con tibiezas: “Es el físico teórico número 1 del mundo. Todos miran lo hace. La propuesta más interesante que hay desde hace 20 años en estos problemas físicos es de él”.