Los incrementos anunciados por el Gobierno Nacional sobre la energía eléctrica repercutieron directamente en las empresas locales, que esperan que la próxima factura llegue con un aumento de alrededor del 30%.
Empresarios y productores aseguraron que entienden que los costos de generación eléctrica han subido, pero reclamaron un mayor acompañamiento del Estado con disminuciones impositivas, como la reducción del 27% al 10,5% en la alícuota que se paga en concepto de IVA sobre el costo del kilovatio.
Jimena Latorre, titular del Ente Provincial Regulador Eléctrico (EPRE), explicó que "cuando Nación le comunica al organismo que van a aumentar los precios de la energía y el transporte en el mercado mayorista, no hay otra opción que trasladarlo a precios, porque si no serían ingresos no percibidos para las empresas", indicó.
La suba estimada por el último aumento será del 25% promedio para los usuarios residenciales y del 30% para grandes usuarios, es decir quienes contratan potencia para operar.
Preocupados por esta situación, los empresarios ven como un posible alivio un plan económico a largo plazo y dentro del mismo, una reforma tributaria que sirva para financiar el funcionamiento del Estado, pero que permita el crecimiento sostenido de la actividad económica.
El vicepresidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la Provincia, Julio Totero, señaló que han solicitado de manera reiterada al Gobierno que la carga impositiva no suba en la misma proporción que los kilovatios.
El empresario señaló que pagan por encima del costo del consumo de energía un 40% más en impuestos, por lo que han pedido que se contemple una reducción de alícuotas, sobre todo en el IVA.
“Subió el costo del kilovatio. Eso es un cargo fijo, pero va asociado a un 27% de IVA y a otras percepciones que multiplican por cuatro los costos fijos. Solicitamos que la alícuota del Impuesto al Valor Agregado no supere el 10%”, agregó.
A su reclamo se suma el de Mario Bustos Carra, gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo (Ccecuyo) y gerente de la Federación Olivícola Argentina, quien aseguró que adecuar tarifas y la economía en general a la realidad es positivo, pero consideró que debería venir acompañado por una reducción de la "agobiante carga impositiva".
“De la misma manera que se estudian y elaboran planes para paliar la situación y adecuarse a nuevos requerimientos, debería estudiarse un plan económico a largo plazo. Dentro del mismo tendría que contemplarse una reforma tributaria que sirva para financiar el funcionamiento del Estado, pero que permita el crecimiento sostenido de la actividad económica”, señaló.
Bustos Carra consideró que de la misma forma en la que se aplicó el "gradualismo" para intentar un ajuste que no obtuvo los resultados que se deseaban, se debería haber seguido el mismo criterio "gradual" para buscar la adaptación de los valores energéticos. "En todo caso, se podría haber retirado el subsidio (que se reitera que no era equitativo), pero manteniendo no los porcentajes y sí los valores de los impuestos que se abonaban con las anteriores tarifas", opinó.
Por su parte, el presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), Daniel Ariosto, señaló que lo que inquieta, más allá del aumento, es la “letra chica que viene debajo del cuadro tarifario, es decir los impuestos”. Según su declaración, en el caso de las pymes que él representa han podido ver que sólo en impuestos las facturas traen agregados costos que van de los $ 3.000 a los $ 5.000, en el sector hotelero.
Suba de costos fijos
Los empresarios consultados coincidieron en que los aumentos en la tarifa eléctrica pusieron este insumo entre los que más se consideran a la hora de evaluar los costos fijos de cada sector, incluso en algunos sectores en los que antes no se consideraba como un costo significativo, comenzó a ser algo preocupante.
Bustos Carra señaló que en marzo, mes de cosechas de varios productos de nuestro agro, se estimó el crecimiento de la incidencia de la tarifa eléctrica del 8% al 21%.
“Debemos recordar que varias de nuestras plantaciones o industrias poseen el carácter de ‘electrointensivas’. Sirve el caso del frigorífico (Aconcagua) que tuvo que cerrar sus puertas debido a la imposibilidad de afrontar dicho aumento de costo. Ante el anuncio de un próximo nuevo aumento cercano al 30%, cabe preguntarse cuál es el rumbo con el que se pretende orientar a las economías regionales, en este caso la de Mendoza”, señaló.
Desde el sector bodeguero, Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, explicó que el ajuste se está sintiendo en un momento en el que el sector se encuentra con algunas dificultades, por lo que la sensación se magnifica. "Si el subsidio no se quita de forma gradual, el impacto será aún mayor", lamentó.
“Si uno lo evalúa como un insumo, no es tan importante (el importe de la factura eléctrica en la estructura de costos). Estamos hablando de entre el 2 y el 3% de los costos totales, pero lo que se hace difícil es cancelarla en un solo pago. Pagar entre 400 mil pesos y 600 mil pesos, que son los valores que han recibido muchas de las empresas asociadas, representa un costo importante”, comentó.
Sin embargo, Bressia comentó que el sector ha comenzado a aprovechar las horas de baja para manejar rangos de kilovatios más bajos y de esa forma han logrado una notable disminución en el impacto.
Para la industria metalmecánica la electricidad representa un 25% más sobre el costo salarial que tienen las pymes. De acuerdo con Totero, a mediados de 2016 la factura de la luz representaba un salario y hoy ya es equivalente a cuatro.
En tanto que en el sector de la madera, el presidente de la Asociación de Empresarios Madereros y Afines (Adema), Sergio Videla, explicó que la energía representa entre el 10 y el 12% de los costos totales de la actividad, porcentaje que se incrementa en el caso de los aserraderos y que puede disminuir en el caso de la fabricación de muebles.
“Es una incidencia importante porque hace que, combinado a otros factores de la economía, cualquier aumento repercuta en la caída de la rentabilidad”, indicó.
El empresario señaló que las industrias aserraderas que se dedican a la producción de cajones tienen como costo fijo principalmente mano de obra, pero también un uso muy intensivo de maquinaria eléctrica. “Ya no se pueden absorber más costos sin perder la rentabilidad y no tenemos la posibilidad de trasladarlo a los precios”, explicó el representante de Adema.
Claves
La ingeniera Mariana Cantaloube, encargada del programa de Eficiencia Energética del IDR, dio claves para el ahorro eléctrico:
La energía a contratar no debe ser superior ni inferior a la necesaria, a fin de evitar multas.
Los productores de menos de 50 hectáreas implantadas son beneficiarios del subsidio de la tarifa.
El mayor consumo debe producirse entre las 23 horas y las 14 horas del día siguiente, franja horaria en la que la diferencia de costos entre alta y baja es del 154%.
Programas de eficiencia
Desde el Gobierno señalaron que hay herramientas para que empresarios y productores puedan hacer más eficiente su consumo y trabajar aprovechando los momentos en los que sus actividades estén en baja. En este sentido destacaron tres programas:
-Financiamiento para reconversión energética: se trata de créditos puestos a disposición de productores y pymes de Mendoza que están disponibles desde fines de abril. Desde el ministerio de Economía señalaron que ya hay dos mil empresas que pueden tomar el financiamiento.
-Usuario generador de energía: el 31 de julio se promulgó la adhesión de la provincia al "Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energía Renovable Integrada a la Red Eléctrica Pública", creado por la Ley Nacional 27.424, que permite a los usuarios "inyectar" el excedente a la red de distribución.
-Programa de Eficiencia Energética: tanto el IDR como el Idits son los encargados de recibir a los empresarios y ofrecer capacitaciones para enseñarles a utilizar sus recursos.
Frutícolas sin frigorífico
Impulsado por la crisis del sector frutícola y por el incremento de la tarifa eléctrica, Frigoríficos Aconcagua SA (FASA) decidió cerrar las puertas y dejar el negocio de cámaras de frío en abril de este año. Esa situación trajo aparejada una nueva dificultad para los empresarios frutihortícolas de la provincia.
“El cierre del frigorífico fue doblemente malo, no solo por los años de trayectoria de la empresa, sino también porque ante la imposibilidad de guardar las frutas y venderlas cuando el precio mejore, el productor se ve obligado a venderlas al precio que sea para no perder su producción”, comentó Mario Bustos Carra, de la Ccecuyo.