A miles de metros de altura, arriesgando sus vidas para salvar otras o para hacer descender desde lo alto de una montaña el cuerpo de quien intentó otra hazaña, los miembros de la Patrulla de Rescate y Auxilio de Montaña realizaron más de 70 intervenciones esta temporada. Hubo que lamentar tres fallecidos pero ninguno de ellos encontró la muerte en el Parque Aconcagua, algo que no ocurría hacía 29 años.
La temporada Aconcagua había iniciado el 1 de noviembre de 2018 y cerró el viernes pasado. En ese período los 25 policías que conforman la Patrulla de Rescate realizaron un total de 72 intervenciones, según el balance final al que accedió Los Andes. De ese total, 55 incursiones se realizaron en el Parque Aconcagua pero la Patrulla opera en toda la provincia y asiste a andinistas que se aventuran a encarar el ascenso de cualquier cerro.
De las 55 intervenciones en el Aconcagua, 17 fueron operativos de búsqueda y rescate de escaladores y 34 asistencias por diversos motivos. Además, los efectivos debieron actuar por un accidente laboral y realizar tres intervenciones por función judicial, dos de ellas por hurto.
"Si bien ha sido una temporada con índices normales de trabajo, hemos tenido un par más de intervenciones este año en Aconcagua en relación a la temporada anterior", detalló el jefe de la Patrulla de Rescate, Antonio Ibaceta. Es que entre el 1 de noviembre de 2017 y el 15 de marzo de 2018 hubo 69 intervenciones.
Las operaciones restantes, que completan las 72 intervenciones de la temporada actual, se realizaron fuera del Parque Aconcagua y están discriminadas en 12 de búsqueda y rescate de andinistas, dos asistencias y tres recuperaciones de cadáveres.
Las tres muertes ocurrieron en noviembre del año pasado. El 9 de noviembre los policías realizaron el operativo de búsqueda y recuperación del cuerpo de Ignacio Ezequiel Bassanese (24), quien intentaba realizar una ruta técnica en el cerro Rincón, en Vallecito. Cuando estaba llegando a la cumbre, resbaló y cayó rodando por la "Súper Canaleta Rincón" hasta la base del cerro por lo que falleció.
Dos días después se produjo la recuperación de los cadáveres de Aldana Floris (25) y de Juan Pablo Sileoni (29) en Cajón de Arenales (Tunuyán). La pareja cayó desde unos 60 metros lo que les provocó múltiples lesiones y el fallecimiento.
Rescate en las alturas
En ocasiones, y por diversos motivos, los escaladores mueren en plena incursión y sus cuerpos deben ser recuperados por los efectivos de la Patrulla de Rescate.
Esos operativos insumen varias horas de trabajo a distintas alturas. Una vez que llegan al lugar donde está ubicado el cadáver, los policías deben depositarlo en una camilla que luego tendrán que remolcar cuesta abajo atravesando complicados caminos.
"La búsqueda y rescate es una situación de emergencia, que requiere de nuestra asistencia inmediata. En cambio, en la recuperación de un cuerpo, no. Legalmente y humanitariamente hay que bajar a esa persona que ha perdido la vida en la montaña.
Pero la operación puede ser postergada por condiciones climáticas, por ejemplo, porque no requiere una respuesta inmediata; se pueden manejar los tiempos", explicó el comisario inspector que dirige a los rescatistas de montaña.
Ibaceta agregó: "En un rescate hay que ir evaluando a la víctima en su condición vital, si hay que suministrarle medicamentos, oxígeno, cambiar de postura, etcétera". Pero a esa operación hay que agregarle la contención que realizan de la víctima los uniformados. El procedimiento es similar al del rescate de un cuerpo pero en ocasiones se realiza con la víctima suspendida sobre los brazos de los rescatistas que llevan la camilla; otras veces penden de los arneses de los efectivos, aferrados a ellos hasta una zona segura. La tarea es titánica.
El 50,72% de las intervenciones se realizaron entre los 5.500 y 6.300 metros de altura del Coloso de América y el 27,54 entre los 1.000 y los 4.300 metros.
De las 72 intervenciones, 35 fueron asistencias por agotamiento y deshidratación, mientras que tres personas sufrieron congelamiento, cinco edema pulmonar y dos sufrieron traumatismos, por nombrar sólo algunos de los males que padecieron los aventureros en las alturas. Durante la temporada Aconcagua, los miembros de la Patrulla de Rescate, lógicamente, tienen más trabajo. "En Aconcagua el trabajo es en equipo con los médicos, guardaparques, empresa de helicópteros, los guías, los porteadores, todos los que brindan servicios ahí", detalló Antonio Ibaceta.
Y añadió: "En la Patrulla los efectivos están distribuidos en dos turnos con diversas tareas y hay una guardia en caso de que ocurra algún rescate en otro lugar que no sea Aconcagua. Los efectivos también hacen tareas administrativas, de logística, van rotando".
Tras poner en riesgo sus vidas el mejor reconocimiento que reciben los policías rescatistas es el agradecimiento de los andinistas asistidos. "Se generan vínculos positivos con los rescatados. En el 99 por ciento de los casos siempre agradecen; es una actitud muy positiva", destacó Ibaceta.