Gustavo Santaolalla: “En toda mi carrera siempre hubo visión y compromiso con ella”

Antes de cerrar su gira “Desandando caminos”, esta noche en el Colón, el ganador de dos Oscar repasa sus comienzos y sus pasiones.

Gustavo Santaolalla: “En toda mi carrera siempre hubo visión y compromiso con ella”
Gustavo Santaolalla: “En toda mi carrera siempre hubo visión y compromiso con ella”

Entre una vieja y descascarada casona en Ciudad Jardín, en El Palomar, y el Palacio Duhau, en pleno barrio de Recoleta, existe una distancia de más de 50 años. No hace falta una de aquellas fantásticas máquinas del tiempo ideadas por H. G. Wells para realizar ese recorrido. Uno puede cubrir el trayecto simplemente sentándose frente a Gustavo Santaolalla, aquí en el restaurante del Duhau, y dejándolo hablar. Gustavo pone a correr la cinta de sus recuerdos. Y lo hace con dosis similares de entusiasmo y ternura.

El mismo tipo que se ganó dos Premios Oscar por su música para películas, el que hace poquito tiempo fue convocado nada menos que por Eric Clapton para que le compusiera la música incidental de su filme documental "Life in twelve bars", el productor de bandas seminales del rock en toda América, el fanático de Tesla, el fundador del sello discográfico Surco, el descubridor de León Gieco, el autor de la música de uno de los videojuegos más aclamados de los últimos tiempos, "The last of us", y tantas otras cosas más, aprovecha el final de su ciclo "Desandando Caminos" (que trajo a Mendoza en el 2017 y hoy subirá al Teatro Colón) para hacer lo propio en esta charla.


    Gustavo Santaolalla (segundo desde la izquierda), junto a sus compañeros de Arco Iris, Horacio Gianello, Sergio Bordarampé y Ara Tokatlian. - Gentileza / Clarín
Gustavo Santaolalla (segundo desde la izquierda), junto a sus compañeros de Arco Iris, Horacio Gianello, Sergio Bordarampé y Ara Tokatlian. - Gentileza / Clarín

-Si esto fuera una película que comienza con la grabación del primer simple de Arco iris, "Lo veo en tus ojos", y culmina con este encuentro tuyo con Eric Clapton. ¿Qué conclusiones sacarías?

-¡Que hubo mucho, pero muchísimo trabajo en el medio! Mucha dedicación y compromiso. Creo que en toda mi carrera siempre hubo visión, y más que nada un gran compromiso con ella. Y también algo que siempre digo: esto se trata de un 80 por ciento de transpirar la camiseta y un 20 de inspiración. Pero el compromiso es lo más importante. A veces tuve que ajustarme el cinturón y lo pasé mal, pero nunca lo abandoné.

-¿Cómo fue tu primer contacto con la música?

-Mis padres eran ávidos consumidores de música. Ninguno de ellos era músico, pero en cambio eran grandes compradores de discos. Es más, todavía conservo una colección increíble de discos de pasta de ellos.

-¿Cómo será el concierto del Colón?

-Va a ser un raconto del raconto. Hace dos años que empecé con este proyecto (se refiere a “Desandando...”). Lo arrancamos y lo vamos a cerrar en el Teatro Colón. Una de las cosas que pasaron en estos dos años es que fui a tocar a Ecuador, y allá hubo un cantante que es como el equivalente de Carlos Gardel para nosotros: Julio Jaramillo. Mis padres tenían una copia en disco de pasta de un éxito suyo, que era “Nuestro juramento”. Un temazo. Y en honor a eso me lo aprendí a la noche, y lo toqué al día siguiente en el show que hicimos allá. Así que lo quisiera tocar en el Colón, como un pequeño homenaje.

-De modo que en tu casa había música todo el tiempo.

-Compraban discos todas las semanas. Cuando se pasó de la pasta a los vinilos, compraban más los simples, y así entró la música pop americana. Porque en casa se escuchaba de todo. Mis padres tenían una discoteca que iba del tango a la música folclórica, pop americano, música clásica, de todo.

-Para cuando formaste Arco iris, ¿ya tenías sólidos conocimientos musicales?

-¡Claro! Pasó así: mi viejo laburaba en publicidad, y me consiguió que grabara algunos demos. Grabé el primero a los 13. A los 14 grabé otro y a los 15 uno más. Los grababa en Phonal, que luego se unió a los estudios de cine Alex e hicieron Phonalex, en la calle Santa Fe. Te daban un acetato, al mejor estilo Elvis. Esos eran temas míos, todos originals y cantados en inglés: “Sweet bird” y “I’m thinking of you” se llamaban los primeros que grabé. Ahí conseguí verme con Ricardo Kleiman que era el gran productor de aquel momento, dueño del programa radial “Modart en la noche”, que estaba asociado con Fernando Falcón. Firmaban bandas tipo Los In, Lechuga, Grupo Uno, y di una prueba. Ya había dado una, en una sala de ensayo mítica que era Callao 11. Toqué esos temas en inglés, y me preguntaron: “¿No tenés algo en español?”.


    Gustavo Santaolalla y León Gieco, en su aventura de trazar un mapa musical de la Argentina en el álbum "De Ushuaia a La Quiaca" - Gentileza / Clarín
Gustavo Santaolalla y León Gieco, en su aventura de trazar un mapa musical de la Argentina en el álbum "De Ushuaia a La Quiaca" - Gentileza / Clarín

-¿Tenías?

-Sí. Les toqué “Canción para una mujer”, que es el lado B del simple “Lo veo en tus ojos”. Después de eso me llevó seis meses de llamados telefónicos, de ir todos los días a la oficina de esa productora, que se llamaba Intershow. Esperábamos todos ahí. Me acuerdo que estaban Juan y Juan, por ejemplo. Te hacían pasar y tocabas un tema, hablaban entre ellos y te ibas a tu casa medio desmoralizado. Finalmente, firmamos. Yo iba a la escuela, pero a la noche tenía la radio Spika debajo de la almohada. Y a las once de la noche, de repente, ¡escucho que suena mi tema en el programa!

-Lo raro de Arco iris fue que empezaron haciendo un pop algo 'ñoño', pero enseguida viraron a una música vanguardista.

-Sí. Cada vez me veía más comprometido con qué quería hacer: una música más zarpada. En un momento le hice un planteo a Falcón: “Mirá, nosotros queremos hacer nuestra música”. Y nos dio carta libre. Así salió el primer álbum de Arco iris. Ese álbum contiene todo. Ahí está todo, contiene toda la música de mi carrera. La música de películas, mis canciones, las más comerciales y las más vanguardistas, como “Canción de cuna para un niño astronauta”. No sabés lo que fue sacar de nuevo los acordes de ese tema para tocarlo en el Colón.

-Arco iris salió al mismo tiempo que Almendra, pero a ustedes les costó un poco más, ¿no?

-Lo que pasó fue que Almendra y Manal se conocieron más porque ellos eran urbanos, vivían todos más cerca del centro. Y nosotros, por un lado, y Vox Dei por el otro, fuimos los primeros representantes del rock suburbano; Vox Dei era el rock del Sur y nosotros éramos el rock del Oeste. Con el tiempo vinieron El Reloj, Los Piojos, Divididos, Sumo, Árbol, todo el Oeste…

-¿No pudo haber sucedido que eran demasiado vanguardistas? Recuerdo que no fueron bien recibidos por los otros colegas de la escena. De hecho, les decían "las amas de casa del rock".

-Sí; un poco fue lo que me pasó a mí durante mucho tiempo. Cuando todos estaban haciendo canciones, me fui para el lado del jazz rock. Después, cuando todos se pusieron a hacer jazz rock, yo me puse a hacer canciones con Soluna. Y luego viene un momento donde todo se me sincroniza. Es el momento de las producciones para las películas.

-Tu gran reconocimiento…

-¿Sabés?... Yo no tuve que hacer muchas películas para ganarme dos Oscar. Llevaba hechas cinco o seis, nada más.

-¿También trabajaste como profesor de música?

-Lo que ganábamos tocando no daba para mantener a la comunidad con Arco Iris, así que me puse a dar clases en una casa de venta de instrumentos musicales. Aunque yo no sabía ni leer ni escribir música, me dije: “Enseñar es transmitir lo que sabés. Y me inventé un sistema. Así es como lo conocí a León Gieco. Al finalizar la primera clase, les decía a mis alumnos: “¿Sabés tocar algo?”. León tocó, y le dije: “¿Qué te voy a dar clases a vos? ¡Tenemos que hacer un disco juntos!”, y ahí quedó.

-¿Cuánto tuvo que ver Jaime Torres en tu incursión en el cine?

-A Jaime lo tenía como un groso, y en un momento dado se me da la oportunidad de producirlo. Cuando (el productor discográfico) me convoca para hacer un compilado de Jaime, escuché, literalmente, 300 grabaciones suyas y armé el álbum “Amauta”. Ahí lo conocí. Yo quería mostrarle mis canciones, pero me daba mucha vergüenza. Finalmente, un día le doy mi música, pero le digo: “Maestro, esto es algo que hacen unos amigos míos”.

-¿Y qué te dijo?

-Unos días después, Jaime me llama y me dice: “¡Pero el que toca acá sos vos! Esto se tiene que conocer; no hay ninguna regla de cómo se toca el charango”. Y ahí junté canciones de un período de 13 años de mi vida y armé el disco “Ronroco”.

Una sociedad más allá  del arte

Alejandra Palacios es la compañera de ruta de Gustavo Santaolla desde 1985, año en que, munida de su cámara Nikon F3 y unos poquitos elementos más, cubrió la gira "De Ushuaia a La Quiaca".


    Palacios y santaolalla, en la previa de la entrega de los Premios Oscar, en 2007. Gentileza.
Palacios y santaolalla, en la previa de la entrega de los Premios Oscar, en 2007. Gentileza.

Ella ya era una excelente reportera gráfica, curtida en revistas como Cerdos y Peces, Pan Caliente y Humor, cuando decidió unirse a la titánica aventura pergeñada por Gustavo junto a su socio en el delirio, León Gieco, para relevar el más completo mapa musical del folclore en la Argentina.

En diciembre de 2004 apareció publicado por primera vez un maravilloso libro con todas las fotos que Alejandra tomó durante aquellos viajes. Hoy los dos llevan muchos años viviendo en Los Angeles, y como resultado de esa unión han tenido dos hijos, Luna y Don Juan Nahuel; y hace poco llegó la primera nieta, Siena.

Alejandra es, además, la hermana de Barbarita Palacios (coreuta y percusionista en la banda actual de Santaolalla), y ambas son hijas de la gran Egle Martin, una figura señera dentro de la escena del candombe rioplatense.

Cierre de ciclo 

Esta noche Santaolalla, con su banda, subirá al máximo escenario de la Argentina para cerrar el ciclo que abrió en 2017, con su mapa musical y personalísimo que es "Desandando caminos".

Barbarita Palacios, junto a Nicolás Rainone y Andrés Beeuwsaert, conforman el grupo de multiinstrumentistas que además cantan con Gustavo en  este espectáculo que, en octubre de 2017, se presentó en el auditorio Ángel Bustelo. Será, entonces, un paseo por su recorrido completo con la música.

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