Guillermo Francella: “Estoy con ganas de dirigir una película”

El próximo jueves estrena “Mi Obra Maestra”, que tiene como protagonista al actor. Aquí, una charla exclusiva con el artista.

Guillermo Francella: “Estoy con ganas de dirigir una película”
Guillermo Francella: “Estoy con ganas de dirigir una película”

Guillermo Francella comenzó a ejercer su profesión a principios de la década de los 80. Hacía de todo: pequeños bolos en el cine, participaciones en telenovelas y unitarios, y de cualquier género que se le presentara. "De carne somos" (1988) fue el primer programa que lo catapultó a la fama y que lo marcó a fuego en la comedia. Francella hacía reír, y no hay nada más sano y revitalizador para el espectador que la risa. 

Así fue paseando su impronta en ciclos como "La Familia Benvenuto" (1991-1995), "Brigada Cola" (1992-1993), "Naranja y Media" (1997), "Poné a Francella" (2001-2002) y "Casados con Hijos" (2005-2006), por nombrar algunos. 

En el cine hizo lo propio con franquicias como la de los bañeros, los extermineitors, o films del talante de "Un argentino en Nueva York" (1998), "Papá es un ídolo" (2000) o "Papá se volvió loco" (2005). El público quería ver a Francella y que los hiciera morir a carcajadas. Ése era su punto fuerte y tenía la fórmula del éxito en sus manos, pero para el actor no era suficiente.

Quería probarse, navegar en otras aguas no tan seguras, ver lo que podía dar. Él toma como punto de partida de este cambio el papel de Batuta que hizo en “Rudo y Cursi” (2008), film en el que trabajó junto a Gael García Bernal y Diego Luna. Pero, seguramente, la gente recuerda más su Pablo Sandoval de “El Secreto de su Ojos” (2009), largometraje con el que dejó a más de uno con la boca abierta gracias a una interpretación dramática sublime.

Lo cierto es que eso le abrió otros caminos para transitar, otros desafíos que lo motivaron. Y después de un lustro vuelve a la comedia con esta película en la que interpreta a Arturo, un marchand de arte que hará lo imposible para ayudar a su amigo Renzo (Luis Brandoni), un artista plástico muy talentoso pero bastante salvaje. Él intentará revertir su suerte con un plan tan extremo como genial.

En esta charla con Estilo, Guillermo Francella habla sobre por qué eligió hacer esta película, qué busca en los proyectos que elige y qué es lo que se viene para su futuro.

-Hace algún tiempo dijiste que elegías los proyectos que te movilizaran. ¿Qué es lo que tuvo "Mi obra maestra" para que quieras formar parte?

-Me gustó mucho el guión. Tiene mucha profundidad, ironía, un contenido increíble, bien del perfil de Gastón Duprat. Habla de la amistad, en este caso en el ámbito del arte, pero puede ser en cualquier ámbito. Porque acá lo que enaltece es lo que se dice, en qué forma, cómo, las miserias humanas, un montón de cosas pero que no son lugares comunes.

-Siempre les pedís a los directores que te digan qué quieren de vos. ¿Qué fue lo que trabajaron en esta película?

-El director es el piloto del avión. Es prioritario saber qué quiere, qué necesita. Y sobre todo el tono: cuál es el que necesita para determinado texto.

Acá, en lo interpretativo, fue todo muy verosímil, con mucha credibilidad. Además de tener un gran vínculo con el Beto (Brandoni), el que tienen estos dos amigos se tenía que mostrar bien, que se note que su amistad es desde hace muchos años. Se generaba ese feedback que se da desde el primer momento de la película, ¿no? Son personajes bien antagónicos: Renzo es bien hosco, resentido, enojado con el sistema. Arturo, el mío, es sociable, le da una mano, aguanta los caprichos y cede antes las increíbles acciones que tiene su amigo. Fue muy bien trabajado todo eso.

-Hay un momento en que estos dos amigos se enfrentan a una decisión muy difícil y traumática, que cambia el tono de la película. Es bastante fuerte.

-Es cierto. Hay un momento en que Renzo le pide algo tremendamente delicado a Arturo. Lo hace porque no ve otra salida y porque lo conoce mucho. Pero esa escena tiene una doble lectura, se busca una complicidad también con el espectador: está la cámara fuera de la habitación en donde se encuentran los dos y no se sabe lo que están hablando. Podría ser eso que le pidió u otra cosa.

-Uno nunca sabe para qué lado va a ir el director con la historia. Cuando viste la película terminada, ¿te dio esa misma sensación?

-Está bueno eso, porque hay segmentos que van en un “in crescendo”. Primero es el disparador, esa desigualdad que hay, ese tipo tan jodido que me la hace difícil. Lo quiero ayudar, quiero que se modernice, que se aggiorne, y el otro no quiere saber nada, destroza todo, me humilla frente a empresarios con los que le conseguí una gran oportunidad y me traiciona. A pesar de todo eso, cuando hay un problema de salud, aunque me haya hecho todo eso, es el primero en estar, en ayudarlo. Todo eso te hace reír, en mayor o menor medida. Después comienza a tomar un giro que trae momentos muy emotivos. Por suerte, pude ver la película con público y vi gente con la carilina en la mano. Pero después vuelve a girar y a tomar otro tono que deriva en otra cosa, de casi llevarlo a un thriller. Todo esto tiene que ver con el final, que no podemos contar pero es increíble en lo que se transforma.

-Ya habías trabajado con Luis en televisión en "Durmiendo con mi jefe" (2003) y "El hombre de tu vida" (2011-2012). ¿Cómo fue la experiencia de volver a trabajar con él?

-Fue hermoso. Es muy placentero trabajar con un actor de su calibre, pero además se suma que es alguien a quien yo respeto y admiro mucho. Nos faltaba hacer algo juntos en cine -algo de lo que habíamos hablado- y llegó justo esta hermosa oportunidad, que no dejamos pasar. Lo que tendría que seguir ahora es hacer una obra de teatro juntos.

-¿Cuál te parece que va a ser la respuesta del público?

-Estoy convencido de que la película va a gustar mucho. Es un film con el cual la gente se puede identificar. Y creo que el giro que tiene la historia es muy atractivo. El público va a saber valorar todos esos atributos.

-Este año, con "Perfectos desconocidos" te diste el gusto de dirigir teatro por primera vez. ¿Te tienta probar suerte en el cine?

-Estoy con ganas de dirigir una película. Tengo que encontrar una historia intimista, algo no muy rimbombante, algo chico que me emocione y me guste. Tiene que tener un disparador original, que esté bien pensado, que sea propio. Creo que me animo con algo de eso. No es que tenga una asignatura pendiente tampoco, pero tengo ganas de hacerlo.

-En los últimos años te atreviste a probar cosas nuevas, y mal no te está yendo...

-Sí, es cierto. Me gusta que me pase eso. Desde “Rudo y Cursi” para acá he estado probando contenidos nuevos y creo que me cambió todo en mi carrera. Está muy bueno todo lo que me está pasando.

-Los actores argentinos que hoy llevan gente al cine, contándote a vos, son Ricardo Darín, Diego Peretti, Leonardo Sbaraglia, Oscar Martínez, Adrián Suar, por nombrar algunos. Todos de más de 40 años y con muchísima trayectoria. ¿Qué actores jóvenes ves que tengan su proyección o puedan ser sus "herederos"?

-No me pongo a pensar en eso, en quiénes pueden ser nuestros “herederos”. Hay mucha gente talentosa en Argentina. La venta de entradas es una anécdota. A veces se juntan “dream teams” y no funcionan, en otras oportunidades pensás que algunos largometrajes la van a romper y no sucede.

En esto no hay una forma comprobada de éxito. No es tan sencillo decir que tal o cual actor tiene el perfil para ser convocante. No podría decir yo quién tiene esa capacidad.

-Nicolás y Johanna, tus hijos, ya están encaminados en la actuación. ¿Cómo ves la carrera que iniciaron?

-Estoy muy contento por ambos. Están viviendo de esta profesión tan especial y tan difícil a la vez. Tiene tantos paréntesis este trabajo, pero los veo muy felices y es lo único que como papá deseo. Los acompañaré en este recorrido. Soy su fuente de consulta, obviamente, así como ellos son de la mía. Me gusta escucharlos cuando opinan y también darles mi opinión cuando me la piden.

-Salió la noticia de que ibas a hacer teatro con Susana Giménez y también que se venía una versión teatral de "Casados con Hijos". ¿Qué hay de cierto en esto?

-No, no, no, con Susana no hay nada. Estoy definiendo mi próximo año todavía. Y lo de “Casados con hijos” es cierto que surgió como una posibilidad. Hubo como una aproximación y yo había contestado que sí. Había que ver el tema de los derechos y si volvíamos a juntarnos. Sería como en una especie de viaje que podría ser muy lindo. Extraordinario, en realidad. Creo que podría ser un éxito porque la gente ama el programa.

-¿Y hacer televisión?

-Si hay series que me interesen, como hay ahora muy interesantes, de formatos cinematográficos y de contenidos buenos, me sumaría.

-¿Te falta probar algo más de todo lo que venís haciendo?

-Siempre falta algo. A medida que lleguen las propuestas voy a ir viendo qué es mejor, qué es peor. Tengo ganas de tener cosas buenas, antagónicas. Me gusta mucho que pasen cosas diferentes y tener contenidos bien heterogéneos entre sí.

El actor, de luto

A pocos días de brindar esta entrevista para Estilo, Francella y su familia despidieron con dolor a la madre del actor, Adelina Redondo, que falleció ayer a los 98 años.

En una ceremonia íntima en el cementerio privado Jardín de Paz, de Pilar, Francella, acompañado por su mujer –Marynés Breña–, sus hijos Nicolás y Johanna, entre otros, le dieron el último adiós a la madre del actor.

A Adelina todos la conocían como “Chola” o "Cholita" y tenía una excelente relación con su hijo más famoso. Guillermo se mostró acompañado por ella en 2012, cuando fue reconocido como “Personalidad destacada” en la Legislatura porteña.

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