Gastón Pauls nació en una familia de artistas. Sus padres lo eran, la última mujer que tuvo su padre lo es, sus hermanos lo son. Pero él renegó de ese designio familiar. Se dedico a jugar al fútbol, al tenis, pensó en ser periodista deportivo, hasta que terminó estudiando teatro.
Fue la suspicacia de su padre, que veía algo en él, que lo alentó a que lo hiciera con la excusa de que eso lo ayudaría con su excesiva timidez. Eso lo llevó a descubrir un mundo nuevo al que quiso entrar, pero nunca pensando en la actuación.
Claro que el futuro tenía otros planes para él. Acompañó a un casting a Mariana Fabbiani y, para ayudarla a ensayar, se aprendió la letra del libreto. Eso le permitió hacer la prueba cuando lo obligaron. ¿El resultado? Quedó seleccionado para un programa que estaba por comenzar llamado "Montaña Rusa". Así y todo, no se presentó a las grabaciones y tuvieron que convencerlo para empezar.
Entró a lo grande al mundo del espectáculo, con un programa que medía más de 30 puntos de rating. Después hizo cosas como "El Rafa", "Tumberos" y "Un año para recordar", entre otros. También probó suerte como conductor y le fue muy bien. Actualmente, conduce "Mi Otro Yo", por Radio del Plata. Seguramente es uno de los actores argentinos con más películas filmadas: más de 40.
En "Palau: La Película", Gastón se mete en la piel del evangelista argentino Luis Palau. El filme cuenta la historia desde su niñez en Argentina, viviendo la trágica pérdida de su padre, pasando por su juventud y acercamiento a Dios hasta que se convirtió en uno de los líderes de fe de mayor influencia en el mundo, y uno de los más grandes evangelistas de la historia. A Pauls lo acompañan los actores Scott Reeves, Daniel Roebuck, Alexandra Bard, Alexia Moyano y Michel Noher y Santiago Achaga.
-?¿Qué te atrajo del personaje?
-En el sentido de lo que veníamos hablando, y llevándolo al mundo de Luis Palau, él debe ser el predicador latino evangélico cristiano más importante vivo. Ha hablado frente a millones de personas en festivales inmensos. Es un tipo que nació en Ingeniero Maschwitz y se fue hace más de 60 años, pero más allá de lo argentino -por más que me toque por haber nacido acá- lo que me impactó de su historia fue el hecho de que era un pibe cuando se quedó sin padre, sin dinero, y cómo igual quiso llegar a un lugar y lo logró. Eso es lo que en realidad a mí me atrae de la historia, más allá del mensaje que puede llegar a un montón de gente.
- ¿Te sorprendió que te llamaran para este proyecto?
-No, porque antes hubo como una relación previa. En el 2003, para “Ser urbano”, hubo un episodio en donde fui a hablar con la gente que iba a ver a Palau, que se presentó en Buenos Aires. A mí me impactó muchísimo eso. Hubo más de 200 mil personas, a las que no les pagaron para ir ni tampoco tenían que pagar nada para presenciar ese evento. Venían de todas partes del país, como podían, a Palermo para ver un festival en donde les hablaban de Dios.
Todo eso estaba absolutamente alejado de mi vida: yo no creía en Dios, consumía drogas y hacía el programa. Me metí entre la gente ese día y me pasó algo muy puntual e interesante. Por eso digo que no sé si es Dios o la energía en que uno crea, pero algo va conectando las cosas. Ese día me metí entre los asistentes con dos cámaras que me seguían, en una de las etapas más oscuras de mi vida, rodeado de gente muy creyente sin ninguna segunda intención. Se acercaban genuinamente a preguntarme si quería tener un encuentro con Jesús, o me invitaban a tener un encuentro cara a cara con Él. Y recuerdo, siempre lo hago, que cuando me ofrecían eso imaginaba que me iban a llevar a una habitación en donde iba a estar Jesús sentado invitándome a charlar con él. Esa imagen me parecía un poco aterradora. Les dije que no a todos, agradecí, y me fui. Y me parece que el off final que hacía en la narración del episodio decía algo así como que no era mi momento…
-¿Y cómo siguió la historia?
-Unos años después, en otra visita al país, Palau me llamó por teléfono para agradecerme por lo respetuoso que había sido con el tema en el programa y cerró diciéndome que ojalá que algún día Dios nos pusiera en el mismo camino. Nueve años después de eso recibo el llamado desde Miami, desde la Asociación Palau en que me cuentan que una productora muy importante tiene intenciones de hacer una película sobre él y están pensando en mí. Y ahí me di cuenta de que hay algo que evidentemente termina cruzando las vidas de las personas por alguna extraña razón que nosotros desconocemos. Me sorprendió la propuesta, pero más que sorprenderme lo agradecí mucho. Fue una gran experiencia laboral y espiritual también.
-¿Sentís que esta película te trajo más espiritualidad?
-Totalmente, y lo digo sin ningún tipo de pudor. Tuve que estudiar pasajes bíblicos en donde no podés cambiar ni una coma de lo que decís porque tenés que ser respetuoso con eso. Es un libro sagrado para muchísima gente y no podés andar improvisando. No hay mucho lugar para la improvisación, pero sí para la conexión.
-Tomaste al trabajo de otra manera…
-Me parecía que era una gran oportunidad para mí también. Me propuse conectar de verdad con lo que tenía que decir. En los peores momentos de mi vida y en los de mucha gente que conozco, porque yo soy adicto en recuperación hace 11 años, y a todos los capos que vi que consumieron mucho (drogas, sexo, juego, cualquier cosa) terminaron en algún momento levantando la mano y pidiendo auxilio.
Esa ayuda que pedís es espiritual, porque por más que puedas pagarle a un psicólogo o a un psiquiatra, lo que necesitás es otra cosa que viene sólo si agachás un poco la cabeza y dejás de lado esa soberbia que te da la droga. Más que lo religioso, en este momento de mi vida me interesa más lo espiritual y lo q ue tiene que ver con la fe. En mis mejores momentos, igual me sentía muy vacío. La fama, el dinero, todas las cosas materiales, no las disfrutaba. Por eso digo que lo digo sin ningún tipo de pudor o vergüenza, y con mucho honor: ahora tengo una relación mucho más cercana con Dios, con un creador.
-Estuviste grabando en Mendoza un par de series, ¿cómo fue tu experiencia en la provincia?
-Allá hice “Personajes Peculiares, con Paul Palomino”. Un delirio total que trata sobre una serie de entrevistas falsas. Muy graciosa, me reí mucho. Y también trabajé en “El Anticuario”, que se acaba de estrenar, junto a Gabriel Schultz y Moro Anghileri, entre otros. Es una comedia muy, pero muy buena. Hay gente y proyectos muy interesantes en Mendoza. Tengo muchísimos amigos allá y viajé bastante. Ahora vuelvo a ir, entonces aprovecho para mandarle un beso a Julieta Dora, con la que también trabajé y adoro.