Raúl Giordano: “La agricultura de precisión no cuenta con herramientas financieras”

El presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza, habló sobre la producción y el plan de desarrollo del durazno. Un modelo atado a los vaivenes de la economía.

Raúl Giordano: “La agricultura de precisión no cuenta con herramientas financieras”
El presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza, habló sobre la producción y el plan de desarrollo del durazno. Un modelo atado a los vaivenes de la economía. / Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Entre las mermas en la cosecha por causas naturales, el desmonte de durazneros, la falta de crédito y la inversión privada, Raúl Giordano mapeó la actualidad del sector frutícola. El presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), detalló que la producción de durazno pronosticada para esta temporada es menor a la de 2016 (cuando se cosecharon 160.000 toneladas), como consecuencia de contingencias climáticas y del envejecimiento de cultivos. Habló de la industria que se va concentrando en pocas manos y que pelea por subsistir.

- ¿Qué produjo la merma de esta cosecha de durazno industria?

- Por un lado la serie de heladas entre setiembre y octubre que diezmaron la producción de los montes activos, de las fincas que están medianamente en producción. Por el otro, vemos que en los últimos años hay erradicación de ejemplares y una disminución de la superficie plantada. Si bien actualmente se están reemplazando por nuevas fincas, para tener una mayor producción, estamos en un bache hasta que estas nuevas plantaciones tengan una producción óptima. Teníamos 7.000 hectáreas y hoy no alcanzamos las 5.000, de las cuáles una parte se ha helado y otras no están en plena producción, porque han envejecido.

- ¿Cómo se puede revertir la tendencia de retracción de la superficie cultivada?

- Hay nuevas fincas de durazno y empresas que están desarrollando plantaciones con todo lo que significa hacer un proyecto en Argentina. #Deben hacer una inversión inicial y esperar cuatro años para que tengan producción, en algunos casos con disminución en la capacidad de riego; con inversión propia porque no hay financiamiento bancario (estatal o privado) para que esto se pueda hacer. Teóricamente, estas nuevas plantaciones darán una mayor producción por hectárea.

A este problema se suma la falta de plantas, porque si quisiéramos plantar más hectáreas –de hecho hay empresas interesaras en hacerlo- no hay la suficiente cantidad, porque durante muchos años los viveros dejaron de producir. Esta no es una actividad espontánea como el maíz, que te permite sembrar más o menos hectáreas. Acá hay que empezar haciendo el pie de la planta, esperar un año para hacer el injerto, otro para llevarlo a campo y dos o tres más para que empiece a tener producción. Esto atado a unas cuantas circunstancias de nuestra política económica, hace que estemos en un bache con pocas plantaciones y posibilidades de ampliarnos en el corto plazo.

- ¿Cuáles son los aspectos principales en el plan estratégico del durazno para industria?

- Con el Plan Estratégico de Duraznos para Industria (Fepedi) volvimos a poner en valor el durazno en mitades como una opción de postre en la mesa de los argentinos. Por otro lado, el plan estratégico vislumbro las posibilidades de implantar nuevas variedades de durazno, que puedan hacer más plano el efecto de la maduración.

Un tercer tema, no menos importante, es la ingeniería de precisión; el empezar a trabajar este cultivo perenne con algunas estaciones meteorológicas y de monitoreo, que sirvan para calcular con mayor eficacia las hora de frío, la cantidad de fruta y su tamaño; como otras cuestiones inherentes a la agricultura. Esto tiene que ser mancomunado, con un programa real de incentivo y una política de Estado junto a la actividad privada. El durazno no es ajeno a la política de Estado de los últimos cuarenta años.

- Habla de agricultura de precisión, ¿existen líneas de financiamiento para esto?

- La agricultura de precisión no solo significa el aprovechamiento de los sistemas metereológicos, es también la mecanización para hacer raleos, la cosecha y otras tareas. Hoy no se cuenta con ninguna herramienta financiera, son inversiones privadas, ya sea porque la industria participa o porque el productor arriesga algún ahorro.

- Para que el cultivo de durazno sea rentable, ¿cuántas hectáreas debe trabajar un productor?

- A partir de las 20 hectáreas puede vivir perfectamente de su producción. Estamos hablando de que por cada hectárea se obtiene entre 40.000 a 60.000 kilos de fruta. Si tomamos un valor promedio de mercado (se está pagando $ 90 el kilo) y restamos el costo de implantación (de aproximadamente $ 20/kilo), se ve que es una actividad rentable. El durazno siempre fue un cultivo rentable, más que la uva u otras frutas.

- ¿Cómo trabajan la oportunidad que ofrece el mercado externo?

- El durazno es un commodity. Este año faltará durazno en el mundo porque hubo grandes bajas en la producción en los hemisferios Norte y Sur; nosotros hemos diezmado, Australia, Brasil y Chile también; Sudáfrica pareciera tener una producción más estable respecto a años anteriores. Nosotros trabajamos a contra estación. Por momentos tenemos mercados y por otros momentos, por precios, no.

Este año, por el costo de la materia prima, hasta julio vamos a poder vender algo al mercado interno; después –si la cosecha del norte es normal-, probablemente haya duraznos de China o Grecia más baratos que los nuestros.

- ¿Cuánto puede influir una marca como la de “Mendoza”?

- Influye sólo a nivel nacional, porque Mendoza es la única productora de duraznos en lata. La provincia tiene su prestigio pero en Argentina cada vez hay más pobres y poder llegar a una lata de duraznos cuesta cada vez más caro. Volvemos a lo mismo, en condiciones normales una proyección puede ser más valedera, pero en condiciones como las de ahora es difícil hacer un pronóstico a mediano plazo.

- ¿La industria de la fruta está invirtiendo en Packaging?

- Hay empresas que están apostando por el vidrio u otros envases alternativos, sobre todo para las porciones de fruta. Pero es un camino lento, porque esta innovación es a riesgo; no hay muchas alternativas. No es que quiera ser negativo, pero hay desazón entre los industriales; han cerrado más fábricas que hacían durazno que fincas que lo producían. Algunas de las empresas se han hecho grandes mientras otras desaparecieron. La mayoría no quiere asumir riegos porque las proyecciones a mediano o largo plazo tienen un nivel de certeza mínimo o nulo.

- ¿Qué horizonte visualiza para la agroindustria mendocina?

- En Mendoza contamos aproximadamente con un 10% de las fábricas que hacen duraznos en mitades, cuando antes –hablo de los ‘60-, había 100. La actividad está quedando en pocos dueños y algunos de rubros que no son de la industria.

No tenemos un programa para hacer inversiones. Las fábricas que hacen maquinaria específica para el durazno ya no visitan nuestro país, porque saben que nadie va a comprar; tal vez lo haga algún grande mientras los chicos están enfocados en subsistir. El mediano empresario está en la peor posición porque si se agranda cierra y si se achica tiene que hacer reingeniería. La cosa no está nada fácil.

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