Nueva vendimia, nuevos consumidores

“Hoy tenemos un consumidor explorador”. Así describió Susana Balbo al nuevo estilo de demanda que surge desde los mercados que, tan ávidamente, recorre durante todo el año.

Nueva vendimia, nuevos consumidores
“Hoy tenemos un consumidor explorador”. Así describió Susana Balbo al nuevo estilo de demanda que surge desde los mercados que, tan ávidamente, recorre durante todo el año. / Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La afirmación relacionada con el malbec queda picando como una pelota de ping pong. ¿Qué significa un consumidor explorador? Para Balbo se trata de una persona que quiere tener una gama de productos nuevos, trabajando sobre una misma variedad. En este caso, hacía referencia al malbec.

Entonces cabe preguntarse si Argentina está respondiendo a esa nuevo requerimiento de los mercados.

Esta semana trabajamos sobre cómo el malbec cambió la “vida” de la industria vitivinícola argentina. La Mendoza de 1996, cuando la superficie de malbec fue la más baja de la historia, no es la misma que la de hoy, cuando forma parte de las grandes capitales del mundo y tiene muy variados y desarrollados circuitos turísticos alrededor del vino.

Lo cierto es que el malbec sustenta el 62% de las exportaciones argentinas pero las bodegas en varios mercados siguen trabajando con un producto que el consumidor ya conoce desde al menos 10 años.

Entonces, siempre, durante más de 25 años en la industria, ha rondado la pregunta de cuál es el techo que tiene la variedad. Por ahora, no lo ha encontrado, pero lo cierto es que, ante las nuevas generaciones de consumidores, innovar tiene que ser moneda corriente.

Vinos orgánicos, otros con menor graduación alcohólica, blancos de malbec y otras opciones más, aparecen en el mercado para hacer frente la demanda. Entonces, ¿es necesario hacer sólo un producto?

La respuesta entre los referentes sectoriales es variopinta pero parece siempre prevalecer la opción de ampliar el portafolio de opciones como la más sensata.

El mercado de Estados Unidos, el principal destino del malbec, muestra una señal de alerta. En 2012 se vendieron malbecs por 376 millones de dólares y, en 2021, por 245 millones de dólares. Esa caída ¿qué otra explicación tiene? Este comportamiento ¿se puede replicar en otras latitudes? Como algunos referentes ya advierten, se corre el riesgo de “cansar” al consumidor, generar un “efecto USA” y, con ello, ir cayendo lentamente en el baúl de los recuerdos.

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