El año nuevo chino en 2022 comenzó el martes 1 de febrero, mientras que en 2023 será el 22 de enero. Ese cambio, más las complicaciones logísticas post Covid y con la guerra entre Ucrania y Rusa, representan un verdadero problema para el sector de la cereza en Chile, y por extensión al sector mendocino, que puede ver amenazados sus mercados.
Es entendible que los problemas de carga y transporte marítimo sean un problema, ¿pero por qué lo es que se adelante el festejo del año nuevo chino? La razón es que en esa época es muy común que en China se regalen cajas de cerezas, un obsequio honorable. Y se estima que va hacia ese mercado más del 90% de la producción chilena, de alrededor de 365.000 toneladas (mientras que Argentina en total produce 7.200 t).
Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, explicó que será un año difícil en lo logístico porque, si el año nuevo chino es el 22 de enero, hay que calcular tener la producción 35 días antes por el viaje de la fruta y la comercialización. “El 15 de diciembre es la parte fuerte de la producción chilena. Todos querrán embarcar y será un atasco de contenedores”, vaticinó Aguilar.
Además, el problema es que si Chile no logra colocar esa fruta en el gigante asiático, buscará otros mercados donde hacerlo, de manera que “inundará” el mercado internacional con su cereza y bajará el precio. Argentina se vería afectada por la competencia directa para llegar a otros clientes que hoy posee nuestro país, como Europa o el Sudeste asiático.
Fernando Güizzo Giudice, gerente comercial de Güizzo Frutas Frescas SA, recordó que en las últimas tres temporadas Chile tuvo problemas para llegar al año nuevo chino y la consecuencia de tener mayor volumen disponible fue una baja en los precios.
El especialista agregó que la cereza es un producto muy bien recibido, ya que no está disponible en 52 semanas del año (a diferencia de por ejemplo la frutilla) y es una fruta atractiva que genera compulsividad en la compra. Para muchos importadores y comercializadores, como un supermercado, tener cereza en su abanico de productos les da otra categoría, aun cuando no sea su producto central de venta.
Defender los mercados
“Los volúmenes excedentes de Chile pueden llegar a mercados donde hoy Argentina está instalado, sobre todo en mercado europeos como Reino Unido. Nosotros tenemos que llegar a nuestros clientes antes de que esté todo ese volumen sobrante de China”, señaló Damián Garro, gerente comercial de Fragapane Hermanos. Luego del año nuevo chino, la cereza en ese país es buscada por un grupo minúsculo que no llegaría a absorber toda la oferta.
Por su parte, Juan Martínez, productor mediano de cereza y tesorero de la Unión Frutihortícola (UFHA), comentó que tiene infraestructura para hacer empaque pero no para exportar; sin embargo sigue atento la situación: “Chile tiene mucha cantidad de cereza con más de 20 mil hectáreas, siempre va a ser competencia. Veremos si este año salen a vender a mercados cercanos de menor población, los chilenos tienen mucha capacidad para exportar.”
Ahora bien, si Mendoza tiene cereza de primicia y China la necesita en enero, ¿no convendría apuntar los cañones al gigante asiático? Fragapane respondió que ningún productor argentino tiene hoy la espalda suficiente como para abastecer a un cliente chino y que por eso ese país no nos toma como su principal proveedor, lo que no quita que se puedan hacer negocios secundarios si surge una oportunidad puntual.
En cambio, la idea parece ser la de defender los mercados donde ya participa Argentina con una menor escala. “La estrategia es llegar antes a esos mercados. La semana que viene empezamos a abastecer para que no nos ocupen ningún espacio con nuestros clientes tradicionales. La mayoría de mendocinos arma su trabajo para Europa, Medio Oriente o el Sudeste asiático”, agregó el gerente comercial de Fragapane Hermanos.
La cereza sólo vuela desde Buenos Aires
Un dato curioso con respecto a la exportación aérea de la cereza es que el producto no se carga en el aeropuerto de Mendoza, sino que se debe trasladar la fruta en un camión frigorífico hasta Buenos Aires y recién ahí partirá hacia otros destinos del mundo.
En efecto, Güizzo explicó que la cereza va en palets de 120 cajas de 5 kg cada una (es decir, 600 kg), y que eso no se puede colocar dentro de un avión chico, sino que se necesita de la bodega de un avión de cabina ancha, con dos pasillos o asientos en el medio. “Esos aviones solo llegan a Buenos Aires, así que desde Mendoza se carga la fruta en camiones refrigerados con rumbo a Ezeiza y una vez que llega se carga al avión e inicia el vuelo”, detalló.
Por supuesto, para el sector local sería una ventaja contar con aviones de ese tipo en Mendoza, pero hay que recordar que los productos se trasladan en las bodegas de aviones con pasajeros, y que necesitarían tanto dejar esos pasajeros en la provincia como llevarse de acá la misma cantidad a otros destinos (ninguna aerolínea traería un avión vacío, ni viceversa).
De todos modos, al sector local no le asusta la logística refrigerada hacia Buenos Aires, porque ya de por sí ese es el principal mercado de consumo argentino. ¿Y cruzar la cordillera y enviar todo en avión desde Santiago? Si bien es más cerca, resulta más barato hacer un envío por avión desde Buenos Aires que desde Chile, por la mayor cantidad de pasajeros, e incluso empresarios chilenos cuando no tienen aviones disponibles utilizan los de este país.
Aguilar mencionó que incluso este año para llegar al año nuevo chino es probable que varias empresas chilenas intenten ocupar parte de la logística aérea argentina, lo que implicará un aumento de precios: “Habrá que asegurarse los espacios porque la fruta argentina que salga después del 10 de diciembre estará complicada. Se estima que Chile comercializa menos que el 5% de su producción por avión, pero eso ya es más que toda la producción argentina”.