Los aumentos en el precio del maíz, de más del doble en menos de un año, impactan en la producción local de ganado. Algunos ganaderos evalúan otro tipo de alimentación y estudian la producción local de forraje, mientras que otros ven un panorama sombrío con un precio que no parece ceder.
El maíz es un componente esencial para la cría de ganado. Se mezcla con otros cereales según se trate de ganado avícola o bovino. El precio nacional está muy vinculado al internacional, que el 6 de agosto de 2020 estaba en U$S135 la tonelada y el 6 de mayo de este año ya rondaba los 300 dólares (es decir, más del doble en menos de un año).
Desde la Dirección de Ganadería de Mendoza, Damián Carbó explica que la subida del maíz en esta época “es normal y lógico”, ya que se llega a fines de la temporada pasada y el mercado local espera una nueva cosecha argentina.
Carbó entiende que el valor del insumo es muy grande para la producción ganadera local y cree que para evitar los vaivenes en el mercado de precios es necesario contar con capacidad de acopio: “Es bueno poder producir forraje y acopiar el grano cuando vale menos para estar a resguardo cuando alcance su pico de precio”.
En ese sentido, cree que hay buenas herramientas a disposición como créditos subsidiados del Fondo para la Transformación y Crecimiento, así como el programa Mendoza Activa. También, muchos ganaderos han reconvertido fincas de sus alrededores para abastecerse de forraje local y hay por lo menos 17 proyectos en marcha.
Carnes blancas y huevos
Uno de los sectores más afectados es el avícola, tanto para la generación de carne como para la producción de huevos. Son dos esquemas de negocios distintos, pero el alimento base del animal siempre es el maíz.
Jorge Espetxe, secretario general de la Unión Avícola Regional Andina (UARA), advierte que la situación es de tal gravedad que hay empresas vendiendo terrenos e inversiones para poder mantener sus granjas. “Tenemos una diferencia importante en los costos con las provincias que son productoras de cereales, como Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Los fletes son elevadísimos y se nos hace muy difícil”, describe Espetxe.
En cuanto a adaptarse, no pueden cambiar el alimento ya que eso repercute en la calidad y la cantidad de huevos que ponen las aves. Una consecuencia es que varias granjas de huevos dejan de remplazar a las gallinas, ya que criar requiere un tiempo sin ganancia, más costos extra en estas épocas de frío, por los gastos de calefacción.
“Nuestras granjas han estado con los silos llenos, pero en este momento no pueden mantener y reponer el stock. Cada vez que llega un equipo de maíz se desangran para pagarlo y no hay perspectivas de que cambie”, comenta Espetxe con preocupación. Además, ven difícil trasladar el costo al precio final por la situación económica general y por la oferta de huevos baratos de otras provincias.
En lo que se refiere a carnes blancas, Antonio Olmo, propietario de Avícola Luján, analiza que los precios de los cereales (soja y maíz) entre mayo de 2020 y 2021 han aumentado entre 140% y 160%.
“No tenés escape al maíz porque lo necesitás para seguir produciendo. Tampoco podés aumentar el precio del pollo porque hay una sobreoferta de carnes”, afirma Olmo. Esa sobreoferta se vincula con una dificultad de empresas para poder exportar y que terminan enviando su carne al mercado interno.
En cuanto a producir maíz a nivel local, el propietario de Avícola Luján cree que es complicado por el gran costo que implica el manejo de riego y la volatilidad de los precios, que hoy lo hace conveniente pero quizás mañana no. “Todos los cereales están con un alto precio, no hay un sustituto. Las empresas se van a seguir descapitalizando. Ojalá la pandemia no nos afecte aún más”, reflexiona Olmo.
Ganado bovino
La ganadería bovina también se ve afectada por el aumento de maíz, ya que es uno de los principales componentes para que los vacunos tengan una dieta equilibrada y aumenten de peso. Esto incluye más a los establecimientos de feedlot que buscan engordar el ganado para faena.
Andrés Vavrik, presidente de la Cámara de Comercio de General Alvear y empresario ganadero, afirma: “Nos afecta muchísimo porque es el principal insumo en las dietas de los sistemas intensivos. Se vincula con los aumentos en el combustible y la logística, porque la mayor parte del maíz tiene hasta acá por lo menos una distancia de 500 kilómetros”.
El alvearense considera que esto se suma a un menor consumo de carne por la crisis económica y todo genera una caída en la expectativa del negocio. “Los feedlot no están reponiendo. Es preocupante porque seguramente va a desencadenar en una merma en la oferta de carne en el futuro”, señala el presidente de la Cámara.
En 2020, Mendoza consumió 430 mil novillos, pero produjo 49 mil, sólo un 11% de ese consumo. “Si pudiéramos engordar acá los 130 mil terneros que tenemos (en vez de en otras provincias), tendríamos un 30% de autoabastecimiento. Hay que invertir en tecnología de riego y producir más maíz acá. Es más barato que traerlo”, afirma Vavrik.
Lito García, integrante de la Específica de Ganadería de la Cámara de Comercio de San Rafael, analiza que desde fines de abril de 2020, en un año la carne aumentó un 75%, el maíz un 107% y la soja un 116%, lo que demuestra un desfasaje entre el costo y la venta al público.
“El mercado del maíz se vio afectado por la gran demanda de China. En Brasil se espera ver cómo será la cosecha. Si miramos el mercado a futuro de los cereales, las posiciones desde este mes a diciembre están en alrededor de U$S238 a U$S240 la tonelada, es decir que se avizora un mercado caro de maíz”, explica Lito García.
Para intentar remplazar en parte al maíz, se buscan subproductos provenientes de papa, malta y tomate. También se castra más tarde al animal, ya que esto permite que engorde más con el mismo alimento, siendo más eficientes. “Estamos tomando varias acciones para adaptarnos a una situación que no parece mejorar a lo largo del año”, apunta el sanrafaelino.
Finalmente, haciendo mención al Este mendocino, Marcelo Montoya, ganadero de Santa Rosa y presidente de Fundación Coprosamen (de sanidad animal), coincidió en que el maíz es fundamental para la dieta de ganado vacuno y caprino en el engorde. Sin embargo, es menos necesario para la cría, la primera etapa de la ganadería.
“Para criar y producir ternero no es necesario el maíz, pero sí para el engorde y terminación para faena. Eso se realiza en feedlot o engorde a corral. En toda la provincia hay establecimientos”, explica Montoya.
El resto de los vacunos que no se engordan en la provincia van a otros lugares para ser recriados y engordados. Una vez que se hace el destete y se retira al ternero, hay que darle el alimento para continuar con su engorde y aquí el maíz cobra mayor importancia. “Principalmente Mendoza es cría. Se obtienen los terneros y sólo el 10% se termina engordando en la provincia”, detalla el presidente de Coprosamen.
El sector lácteo
Un aspecto a tener en cuenta es el impacto del maíz dentro de la producción lechera, ya que alrededor de un 60% del alimento balanceado está compuesto por este cereal. Leonardo Guercio, propietario de Tambo Guercio, explica que los alimentos suben de precio todas las semanas y eso perjudica la rentabilidad.
“El maíz está caro, pero la alfalfa también. Nosotros acá damos un producto de malta, y también es caro. No hay ningún alimento barato, en especial por el tema de fletes”, detalla Guercio. De todos modos, mantienen el mismo precio de la leche desde hace meses porque consideran que la economía general no permite grandes aumentos.
“Nosotros estamos vendiendo muy barato, a $50 el litro directo de leche. Así nos da el número. No es mucho pero sigue siendo rentable. Hemos aumentado el precio del queso porque incluye fermentos y otros consumos”, detalla.
Guercio recuerda que el alimento se compra tanto para la vaca que produce leche como para la que espera para tener cría y después remplazará a las otras. Una clave es comprar alimento para 30 ó 40 días: “Si vas a comprar para la diaria no podés trabajar, no te da tiempo a nada. Hoy estamos subsistiendo y nos da el número. Cuando haya que reponer, veremos los números de nuevo”.
El precio de la carne y su composición
La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) mide cada seis meses los precios de alimentos y su composición. En su última presentación, en base a los primeros meses de 2021, se señala por ejemplo que el precio del pan se multiplica por siete desde que sale el trigo del campo hasta la mesa del hogar.
El economista jefe de FADA, David Miazzo comentó: “Algo llamativo de este estudio es que demuestra la alta carga tributaria que tienen alimentos que son básicos, como el pan, la carne o la leche. En promedio, 1 de cada 4 pesos que pagamos por estos productos son impuestos que se acumulan a lo largo de la cadena. En el caso del pan, pesan más los impuestos que la propia harina”.
En cuanto a la carne, su precio se compone de la siguiente manera:
30% cría; 27% Feedlot; 6% Frigorífico; 9% Carnicería; 28% Impuestos.