Un gol fue la llave para que Leonardo Murialdo anulara la presión que ejerció Andino desde el arranque. Al minuto de juego, en una chance de corto que fue contenida por la defensa del Canario, todo comenzó a encarrilarse para la institución de Villa Nueva.
Es que a partir de ese momento el equipo de Gaby Herrera se mostró muy superior en una definición que terminó ganándola por 4-2 para celebrar su segunda corona en el año.
Destrabado el medio campo, en la primera fija para las chicas de amarillo, Julieta Médici con un remate frontal, anunció las pretensiones de su equipo de ir por la corona cuando la bocha pegó en la tabla.
Una estocada que un minuto después Paula Pérez le sacaría números para ser la figura del partido, cuando escapó por derecha y con un remate cruzado ampliaba la ventaja: 2-0, y también abría las puertas de la tranquilidad a un juego cargado de tensión.
En uno se notaba cierto aire necesario para que las cabezas frías llevarán adelante un plan de juego que abandonaba las emociones y se trasladaba a la cancha con un circuito de pases precisos y cuidadosos.
Mientras que en la vereda de enfrente, un Andino que intentó imponer la presión como receta, pero que se vio obligado por el parcial a replantearse algunas cosas para lo que quedaba del partido.
Las chicas de Murialdo continúan haciendo historia. En el primer semestre lograron el primer título en la historia del club y ayer celebraron el segundo.
Si bien Valentina Rinaudo descontó rápidamente y parecía que esa conquista acomodaría las piezas en la estructura de su formación, el Azul no pudo casi nunca hacer pesar la planificación que Vale Ruzo había pensado.
Pero no solamente porque a Andino le salieron pocas cosas de las ideadas en la previa, sino por méritos de un conjunto como Murialdo que fue claramente superior y que lo demostraría a los 11’ del tercer cuarto, cuando Pérez puso el tercero y segundo de su cuenta personal.
Fue un volver a empezar para las chicas de Andino, mientras desde el otro lado no sacaron el pie del acelerados y sesenta segundos más tarde fue Rosales quien inscribiría su nombre en la planilla del partido. Ese tanto, el del 4-1, fue el golpe de nocaut para las rivales.
Murialdo jugaba un hockey inteligente, lejos de Rocío Moretti, mientras las azules dependían de algún arresto individual para llegar con peligro. El tiempo fue el mejor amigo del equipo guaymallino.
De derecha a izquierda y viceversa, con pelotazos largos cuando alguna acción así lo requirió, las de Herrera sacaron adelante de gran manera una final y demostraron ser las mejores de la temporada, ya que durante el primer semestre también habían festejado cuando levantaron la copa del Apertura.
En el final, solamente hubo tiempo para un nuevo descuento Azul (Paula Castro) y la fiesta era solamente amarilla. Murialdo tiene motivos y copas para celebrar a fin de año. Salud.
