Fueron 323 días llenos de expectativas, de un largo peregrinar con luces en el camino un desenlace lleno de sombras.
Parece mentira que después de tanto sacrificio por mantener a Mendoza en Primera División, con un torneo Clausura en el que se venció a River e Independiente fuera de casa, Godoy Cruz se haya quedado con las manos vacías en un mano a mano frente a un equipo de la B Nacional.
En este sinuoso y efímero camino del Tomba en Primera será recordado por muchas aristas. Positivas y negativas, pero será recordado al fin. Esta temporada de Godoy Cruz en Primera será quedará en la retina de aquellos que siempre apelan al ejercicio de la memoria por muchos motivos.
Quedará en el recuerdo por aquel debut como local 12 de agosto de 2006 frente a Arsenal que los violentos se encargaron de empañar cuando sólo se jugaban 17' del primer tiempo. Tampoco se olvidará el demorado primer gol en la máxima categoría, que luego de 382 minutos conquistó con suspenso el Principito Pérez.
No pasará inadvertido el empate que el Tomba le arrebató a Boca en La Bombonera, el día que Basile se fue por la puerta grande (con cuatro títulos en su haber) y en el banco xeneize hacía su debut el Bigotón La Volpe.
Muchos menos se pasará por alto que el también tardío primer triunfo en la categoría fue ante un grande como Independiente, aquella tarde-noche en la que el Expreso lo borró y le ganó 3-1 en el Estadio. El torneo Apertura no fue para nada bueno: había servido para pagar el derecho de piso, nada más. Porque el antepenúltimo puesto, producto de la baja eficacia frente al arco rival, lo decía todo.
Para el Clausura llegaron los refuerzos. El delantero colombiano Martín Arzuaga, el defensor paraguayo Salustiano Candia y los volantes Diego Figueredo y Miguel Caneo se sumaron para acoplarse al grupo. El inicio fue bastante prometedor, con triunfos ante Argentinos, Quilmes y Colón en el Estadio. El triunfo fuera de casa se seguía haciendo esperar. Y finalmente se concretó en la décima fecha ante el Diablo en Avellaneda (cancha de Racing).
A pesar de las siguientes derrotas frente a San Lorenzo y Estudiantes (ambas inmerecidas), las esperanzas de permanecer en la A estaban intactas. La fecha número 15 marcaba un partido decisivo: Nueva Chicago en Mataderos. Y el Tomba salió ileso con un empate que le permitía continuar por encima de la línea del Torito en el promedio del descenso.
El panorama se complicó luego de la derrota de local frente a Vélez (0-2), pero el equipo resurgió a partir de su triunfo más importante: agónico 1-0 frente a River en el Amalfitani. El punto que se necesitaba para zafar del descenso directo, el Expreso lo consiguió en la jornada siguiente ante Newell's, en el Malvinas.
El paso del Tomba en Primera quedará en la historia por ser el primer equipo mendocino en jugar en la máxima categoría después de la desaparición de los Nacionales, pero también que dará en el recuerdo por ese aciago final de haber dilapidado en dos partidos todo el esfuerzo de un ascenso conseguido con sangre, sudor y lágrimas.