Pasión irrefrenable y perfeccionismo no son términos disociados en Miguel Ángel Tallarita. A su consabido profesionalismo, su dedicación al ensayo, a la composición, a la docencia y a la entrega a su instrumento (la trompeta) se suma un inocultable amor por la materia con la que trabaja, la música. Aunque el jazz es el ámbito en el que mejor se mueve, la música en general es lo que lo enamora, y por eso no es extraño ver que lidera su grupo (la Con Todo Band) y, a la vez, es convocado para sumar su arte a canciones del Indio Solari, de Gustavo Cerati, de los Enanitos Verdes, de Los Pericos, pero también de Ricardo Montaner o de Chayanne.
Con esa pasión a cuestas (o, más bien, con el motor de esa pasión) y con la excelencia de su arte, el trompetista llega para presentarse esta noche, en el cierre de uno de los más tradicionales ciclos de la agenda veraniega en Mendoza: Jazz en el Lago.
Antes de su actuación, y mientras combina una agenda apretada entre clases, ensayos y vida cotidiana, Miguel Ángel Tallarita se presta a esta charla en la que, siempre, el aire de su pasión sopla igual que ese torrente que pasa por el bronce de su trompeta.
—¿Cuáles son tus expectativas ante la presentación en Mendoza y cuál es el repertorio que traerás con la Con Todo Band?
—Estamos muy felices y ansiosos por participar de este tremendo festival y compartir escenario con bandas de Mendoza. El repertorio que vamos a hacer es principalmente los temas de nuestro primer disco, Con Todo, y del último vinilo que sacamos, que se llama Cazador nocturno. También vamos a hacer un pequeño homenaje a Sumo, a Charly García y a Spinetta. La Con Todo Band es una banda ecléctica y nos gusta pasar por diferentes autores, compositores y ritmos, y hacer arreglos propios. Espero que toda esa alegría y esa emoción le llegue a todo el público del festival.
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—Festivales de jazz como el que se realiza en Mendoza, ¿creés que sirven para consolidar el público del jazz o contribuyen a que nuevos oyentes se acerquen a él?
—Por supuesto, estoy seguro que suma muchos oyentes. Sobre todo me parece que el acercarse a la música sana, hace muy bien a nuestro corazón, al espíritu, a la mente, a nuestro cuerpo. Una cosa muy importante es que sea en un festival gratuito, que le permite ir a toda la familia a pasar una hermosa noche con mucha música. Y quizás eso despierte en mucha gente el deseo de estudiar música, de acercarse al género o de escuchar otras bandas.
—¿Cuál es la vitalidad y actualidad del jazz en tiempos de música serializada, autotune e inteligencia artificial?
—El jazz siempre va a estar. Hoy se sigue escuchando a Louis Armstrong, a Ella Fitzgerald, que son los clásicos y además aparece todo el tiempo un montón de artistas. Si bien en cuanto a las tecnologías nuevas a veces están mal usadas, cuando se usan para crear un efecto o un determinado sonido, me parece que eso está bueno. Está bueno innovar y hacer como hacía el maestro Miles Davis que estaba siempre explorando: la electrónica, el rap, las computadoras, los sonidos nuevos. Todo lo que contribuya a enriquecer la música está buenísimo, pero por supuesto que tiene que haber música.
—¿Cuáles considerás que han sido tus principales influencias como trompetista?
—Mi primera influencia fue mi papá, Nico Talarita, trompetista que recorrió gran parte del mundo con Pérez Prado, el creador del mambo. También tocó con Celia Cruz y acá en Argentina tocó en grandes orquestas de teatros, confiterías y de la TV. Acompañó a un montón de artistas como Leonardo Favio, Palito Ortega, Sandro y Roberto Carlos. También fue importante mi tío, el hermano de mi mamá, que siempre nos venía a visitar cuando yo vivía en Tucumán. Llegaba con su moto Guzzi verde y sacaba del maletero la trompeta y se ponía a tocar. Cuando vine a Buenos Aires empecé a estudiar en el Conservatorio con mi maestro Hugo Lozano y él me hizo conocer a un montón de trompetistas: Maynard Ferguson, Miles Davis, Chet Baker, Clifford Brown, Dizzy Gillespie, Arturo Sandoval. Y, por supuesto, cuando conocí a mi maestro Roberto Fats Fernández, me deslumbró su sonido. También maestros con los que toqué, como Oscar Serrano, Víctor Palito Gerini, David Pastor o Arturo Sandoval.
Un habitual del rock
—Tenés gran presencia en discos y shows con músicos del rock argentino, ¿la tuya es una carrera entre dos amores o la distinción entre géneros es más propia de los sellos y periodistas antes que de los músicos?
—Creo que lo que soy yo y lo que amo es justamente el poder tocar diferentes géneros, que estudio mucho y escucho para poder estar a la altura. Pero creo que el amor es por la música. Bien tocada por buenos músicos, toda la música es linda. Y después, por supuesto, cada uno elige la música con la que más vibra. Yo quizás el heavy metal no lo tengo tan escuchado y no me mueve, pero todo lo que tiene que ver con la salsa, los ritmos cubanos, toda esa fusión que hacemos con la música latina, es lo que más me apasiona. Por supuesto, también me apasiona tocar rock y es un honor haber participado en la banda del Indio Solari. El fin de semana pasado toqué en Cosquín con los Ratones Paranoicos.
—¿Qué recordás de tu colaboración con los Enanitos Verdes y qué significa para vos sumarte al repertorio de bandas tan emblemáticas del rock nacional?
—Con los Enanitos Verdes grabé el disco Néctar, cuyo productor era Coti Sorokin, un disco muy lindo. Y toqué en vivo con ellos también un par de veces. Tengo los recuerdos más lindos de la banda y a sus composiciones siempre en el corazón. Esas cosas quedan porque se trata de una banda muy importante de nuestro rock argentino. Yo valoro mucho eso. Guardo todos los discos que grabé con distintos artistas, de recuerdo. Son alrededor de 500 y tengo los casetes, los vinilos, los CD. Sólo no tengo en magazine (risas).
Última jornada de Jazz en el Lago
Festival de jazz. Este domingo 23 de febrero tocan: Lady Awen, La Overlock, Rossi Sexteto, Miguel Ángel Tallarita & la Con Todo Band. A las 21, en las Playas Serranas del Parque General San Martín (Ciudad). Entrada gratuita.