Fuera de ilustres excepciones, la ciencia ficción no ha sido el género en el que hayan descollado los creadores argentinos de diversas artes. Y, sin embargo, El Eternauta aparece como un faro en el universo narrativo y poético argentino. Me tomo el trabajo de subrayar el último de los adjetivos en la frase precedente: “poético”. Y es que el acierto mayor de Héctor G. Oesterheld, el autor de la historia (a la que acompañaron con maestría visual Solano López, Alberto Breccia y ahora Bruno Stagnaro en lo audiovisual para la serie de Netflix) es trazar una obra en la que no sólo los símbolos, sino las metáforas tienen un enorme peso específico.
El Eternauta, cuyo título ofrece un gesto de búsqueda poética, tiene por esa razón asegurado su puesto entre las obras maestras de la literatura argentina, fuera de que su primera expresión se haya dado en un género históricamente considerado menor, como la historieta.
Embed - El Eternauta | Tráiler oficial | Netflix
Hay en las escenas imaginadas por Oesterheld, en su mensaje tácito, en las viñetas trazadas por Solano, en las páginas casi expresionistas de Breccia y en fragmentos enteros de las versiones en cuento del propio autor, verdadera poesía. Y es una poesía capaz de retratar muchas cosas: la Guerra Fría, el avance de las dictaduras, la miseria del individualismo. Pero, sobre todo, el momento en que el ser humano se pregunta por su esencia. Veamos un fragmento tomado de la versión novelada: “‘Otra muerte más’, pensé. ‘¿Qué me está pasando? Me estoy convirtiendo en una fiera’”.
La prueba del poder hipnótico, de la influencia de Oesterheld es que cada vez más se siente el influjo de la lírica de su obra magna en otras que va produciendo nuestra literatura. Se han escrito poemas inspirados en El Eternauta, hay otros dedicados a su autor, y siempre aparece en ellos lo que su creador quiso transmitir: “Nuestras respiraciones se hermanan en la sombra”, dice, por ejemplo, Carlos Jesús Maita en una Oda inspirada en el cómic. El “nosotros”, que remite al héroe colectivo imaginado por el escritor de la historieta, está presente. Y, por supuesto, también lo está en estos otras versos, escritos por el mendocino Hernán Schillagi, que resumen bien ese influjo de la poética de Oesterheld, que la serie de Netflix viene a ratificar: “como si tanta belleza fuera un antídoto / para todos los que nos quedaremos sin tu voz”.