La caída de la actividad económica se manifestó de muchas formas en la provincia, pero una de las más preocupantes es sin duda la del aumento de la precarización laboral.
Según datos oficiales de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) correspondientes al Gran Mendoza, el 16,4% de los trabajadores que cuenta con formación universitaria trabaja en negro. Esta situación se ha ido empeorando en los últimos años. En 2011, por ejemplo, la informalidad era del 9,7%.
El dato corresponde a junio del 2018, pero según economistas consultados, en los últimos seis meses no hubo un cambio de escenario que permita pensar en una disminución de la informalidad. Por el contrario, advierten que la situación "puede haberse agravado".
Por lo pronto, las estadísticas más recientes publicadas por la DEIE sirven como referencia para analizar la situación del mercado laboral. Algo que llama mucho la atención es el incremento de la cantidad de trabajadores con formación universitaria “no registrados” y el evidente traspaso de la formalidad a la informalidad.
Puntualmente, la DEIE indica que el primer semestre de 2018 concluyó con 71.617 trabajadores con universitario completo en el Gran Mendoza. Entre ellos, 59.857 estaban en blanco y 11.761 en negro (83,6% y 16,4% respectivamente).
La DEIE toma sus datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, por lo que señalaron que no pueden señalar las razones para el número de graduados universitarios que trabajan en la informalidad, no obstante señalaron que "en la última época, la crisis y la falta de empleo afectaron a todos los niveles educativos, especialmente en los niveles primarios y secundarios", pero los de mayor instrucción tampoco quedaron afuera.
Por otro lado, si se compara el primer semestre del año pasado con el año anterior, se advierte una leve recuperación "atribuible a la mejora que hubo de la actividad económica en 2018" según advirtió el economista, asesor del ministerio de Economía, Sebastián Laza. Es que en el primer semestre del 2017 el 17,3% de los trabajadores con formación universitaria estaba en negro.
Sin embargo, si se va más atrás en el tiempo, las cifras fueron empeorando desde el año 2011 cuando la informalidad no superaba el 10%. No hay dato disponible para la primera mitad de 2016 (no hubo medición en ese período), pero sí se pueden comprobar los niveles de informalidad en los primeros semestres de 2015 (17,6%), 2014 (15,2%), 2013 (13,1%), 2012 (12,3%) y 2011 (9,7%). Y se espera que los números del segundo semestre de 2018 reflejen una nueva caída, teniendo en cuenta la crisis económica que se produjo desde abril, con el aumento del dólar, y se profundizó con una nueva devaluación en agosto.
El golpe de la crisis
Para los especialistas, la informalidad laboral en trabajadores con formación universitaria está directamente relacionada con la caída de la actividad económica y la alta presión tributaria.
El economista Pablo Salvador explicó que "en escenarios de crisis tiende a aumentar la precarización laboral. "Cuando los números no cierran, las empresas buscan disminuir sus egresos y una variable de ajuste es su planta de personal. Para evitar despidos las compañías optan por pasar a sus trabajadores a la informalidad. Los empleados lo aceptan porque en caso contrario podrían perder su fuente de ingresos", señaló.
"También es posible que muchos monotributistas estén abandonando el régimen y continúen ejerciendo su actividad sin pagar impuestos ni tener descuentos jubilatorios. También es factible que esto pase en un período de alta inflación y pérdida de poder adquisitivo", apuntó.
Por su parte, Daniel Garro, economista y director de Value International Group, consideró que el principal factor que condujo al aumento de la informalidad en la mano de obra más calificada fue la estanflación, que se dio en un contexto de mercado laboral muy poco abierto y con costo muy elevado. "Esto genera que el problema del desempleo ya haya llegado a niveles de profesionales. Las personas con mayor formación terminan aceptando lo que venga".
En tanto, la economista Amalia Granta hizo un análisis de largo plazo. "En los últimos se ha visto un aumento de la precarización laboral, sin necesidad de cambios estructurales grandes, como la reforma laboral. Ahora, la situación tiende a agravarse por la caída de la actividad económica", indicó.
“Por eso es común ver por ejemplo profesionales que son monotributistas, pero optan por realizar trabajos sin facturar, o bien empleados que aceptan trabajar en informalidad para no perder su puesto”, agregó.
Expectativa de caída
Aunque aún no están disponibles las estadísticas correspondientes al segundo semestre del 2018, todo indica que la informalidad laboral se mantuvo e incluso siguió aumentando en ese período.
"En el segundo semestre cayó con fuerza el nivel de actividad económica, llegando al piso en el mes de noviembre. Es lógico pensar que en esos meses se siguió profundizando el aumento del empleo en negro, tanto en trabajadores con formación universitaria, como en trabajadores con otro nivel de formación", comentó Pablo Salvador.
Una medida que podría contribuir a un aumento de la cantidad de trabajadores registrados es la suba del mínimo no imponible para cargas sociales de las pequeñas y medianas empresas. Cabe recordar que el Gobierno Nacional adelantó una reforma que estaba prevista para 2022 y estableció que las pymes paguen impuestos por sus trabajadores a partir de los $ 17.500 de salario (se contribuye sobre el excedente de ese valor). Antes del anuncio el mínimo no imponible era de $ 7.004.
Sin embargo, el impulso de la nueva reglamentación podría no ser tan significativo como para revertir la tendencia a la informalidad. "El adelanto de la suba del mínimo no imponible puede frenar algunos despidos, pero es difícil que ayude a reducir la informalidad. Además, los efectos positivos comenzarían a verse recién en los próximos meses, por lo que tardarán en reflejarse en las estadísticas", sostuvo Salvador.
También Garro analizó un escenario complicado para el mercado laboral, aunque aclaró que el aumento de la informalidad sobre profesionales es consecuencia de problemas estructurales de largo plazo. "Este es un proceso de largo alcance en Argentina, más allá de situaciones puntuales. Que haya aumentado ahora no significa que antes era mejor, sino simplemente, es el corolario de malas políticas económicas desde hace 85 o 90 años", comentó.
Para el economista, para reducir la informalidad se debe bajar el costo laboral y liberar el mercado de trabajo. "Eso permite que no haya desempleo; para que aumente el salario real, es necesario que suba la inversión por trabajador. Eso traerá más productividad", apuntó.
Más trabajadores
Un dato positivo que se refleja en el estudio de la DEIE es que, pese al aumento de la precarización, hubo un incremento en la cantidad de trabajadores totales con formación universitaria. De acuerdo con el informe, en los primeros seis meses de 2017 se registraron 66.457 personas título universitario trabajando en Gran Mendoza, mientras que en igual período de 2018 se contabilizaron 71.617 personas en esa condición.
De todas formas, ese valor es inferior al que tenía Mendoza en los últimos meses de gestión del gobierno anterior. En el primer semestre de 2015, eran 88.089 los trabajadores con formación universitaria que se desempeñaban en el Gran Mendoza.
Los sectores con mayor informalidad
Las estadísticas publicadas por la DEIE muestran con claridad como hay sectores que tienen mayor informalidad que otros. El rubro con menor proporción de trabajadores en blanco es el de la construcción, que tiene un nivel de informalidad del 78% y apenas por detrás se encuentra el servicio doméstico, que tiene el 72% de sus trabajadores en negro.
El tercer sector más informal del Gran Mendoza es el de restaurantes y hoteles, con el 56% de sus trabajadores en negro. Le siguen en orden descendente comercio (46% de informalidad), servicios generales (38%), servicios inmobiliarios (35%), industria (29%), transporte y comunicaciones (20%), administración (10%) y enseñanza (8%).
DEIE muestra además el comportamiento del sector "otras ramas", donde se registró una informalidad del 22% en el segundo semestre de 2018, aunque no especifica qué rubros económicos están comprendidos dentro de ese grupo.