Hace cincuenta años, nuestra provincia se vio conmocionada por el avistamiento de ovnis que surcaban los cielos y, no solo eso, supuestamente varios mendocinos fueron abducidos por seres de otros mundos.
Estos acontecimientos ocurrieron desde el mes de junio y tuvieron su mayor repercusión a fines de agosto de 1968, cuando dos empleados del Casino Provincial, llamados Juan Carlos Peccinetti y Fernando Villegas, dijeron haberse encontrado con pequeños seres extraterrestres en plena Sexta Sección. Su testimonio trascendió las fronteras, al ser entrevistados por los medios nacionales e internacionales.
Además de aquel encuentro de Peccinetti y Villegas, hubo otros que también fueron muy difundidos, como un caso en la destilería de Luján de Cuyo, que fue cubierto por un periodista de Los Andes con una simpática entrevista.
Tiempo después, aquella supuesta abducción que sufrieron los dos empleados del Casino en plena Ciudad resultó ser una farsa; no así para varios ufólogos que aún hoy sostienen lo contrario.
Los enanitos verdes de Luján
Por aquel tiempo los denominados "platos voladores" causaron en Mendoza una verdadera psicosis. Veamos la entrevista que hizo Los Andes a unos de los testigos en la destilería de Luján de Cuyo.
Esta nota fue editada el 2 de setiembre de 1968 con el título: "Hay coincidencia entre relatos de apariciones de extraños seres".
"Los extraños hechos relatados por Juan Carlos Peccinetti y Fernando Villegas comienzan a tener semejantes: personas que no quisieron comunicar sus presuntas experiencias por temor al ridículo se atreven ahora y cuentan cosas en verdad desconcertantes.
Enrique Serdoch, técnico químico empleado en laboratorios de la Destilería YPF de Luján, fue el vocero de lo ocurrido a uno de sus compañeros.
Según sus declaraciones, José Paulino Núñez, de 33 años, domiciliado en Luján, silenció durante más de un mes un encuentro con seres extraterrestres, quienes -igual que en el caso de los empleados del Casino- le habrían expuesto una esfera donde se sucedían imágenes.
Los empleados del laboratorio (el mismo Serdoch, Alberto González, y Roberto Micelutti, Carlos Wengorra, Hugo Torres, Enrique Aporta y Ricardo Schmid) habrían estado enterados de los acontecimientos desde el día que ocurrieron, pero respetaron la prudencia de su compañero.
Núñez está actualmente internado en el Hospital Español, convaleciente de una intervención quirúrgica que nada tiene que ver con su experiencia, la que Serdoch contó así:
'A las 1.15 de la mañana del último domingo de junio, José se encontraba en la playa para analizar. El sector es muy oscuro y las únicas personas que por allí circulan son vigilantes. Mi amigo, cuando bajaba de un tanque de fuel-oil, se encontró con dos personas a las que creyó guardias.
Pronto fue desengañado: los extraños le mostraron un objeto circular de unos 30 centímetros de diámetro, en el que se movían figuras de colores. Según me dijo, sólo vio personas que caminaban 'como si hubieran sido filmadas con una cámara oculta en cualquier calle'. El fondo de la imagen era claro, la vestimenta y actividad de las figuras no ofreció a sus ojos nada que llamara la atención'.
"Las criaturas preguntaron '¿Los conoce?', ellos eran como ustedes; 'Muchos más serán como ellos'; 'Mucha gente en el mundo verá lo mismo que usted'; 'De esto volveremos a hablar'; 'Si lo comenta, hágalo con gente responsable'.
Núñez, según cuenta Serdoch, no supo cómo llegó su camioneta y recorrió el trayecto de un kilómetro que lo separaba del laboratorio. Allí fue interrogado por su compañero Alberto González:
'¿Qué te pasa... qué tenés?'; 'Qué me encontrás', contestó. 'Estás blanco como un papel', dijo González.
Núñez habría llorado y transcurrida una hora, ambos regresaron a la playa de tanques, pero no encontraron nada extraño.
La similitud de esta experiencia con la sufrida por los empleados del Casino fue lo que movió a Núñez a autorizar a su amigo el contarla.
Preguntamos a Serdoch sobre las características de los visitantes: ‘Núñez me dijo -contestó- que sus voces eran metálicas, como si fueran emitidas desde el interior de una lechera. Sus trajes eran enterizos, ofreciendo un aspecto similar al de los hombres ranas. No encontró nada anormal en su estatura, pero su posición -estaba en un nivel superior, en la escalera de acceso a los tanques- le impidió seguramente una buena apreciación’.
Nuestro informante agregó que Núñez es 'católico', que no lo consideraba impresionable y que su estado de excitación era visible.
"Además -dijo-, otro compañero nuestro disipó las dudas que podíamos tener. Su apellido es Giampetri y se desempeñaba como instrumentista en la destilería. Nos contó que ese mismo día, un poco más temprano, regresaba de San Juan acompañado por su esposa e hijos y vio un plato volador, hecho que silenció por temor al ridículo".