Es un atractivo para quienes desean hacer ejercicio sin tener que desplazarse grandes distancias. De hecho, está a 14 kilómetros de la ciudad de Mendoza y se accede fácilmente tras recorrer una huella de tierra. En un buen día, un domingo de buen tiempo, por ejemplo, pueden llegar a reunirse entre 500 y mil personas en 250 vehículos.
Centinela de la Ciudad, el cerro Arco, que se eleva 1.870 metros sobre el nivel del mar, se ha convertido en un clásico para los amantes del trekking de montaña, que recorren sus 9 kilómetros rodeados de fauna autóctona, trepadas desgastantes, intenso sol mendocino y también en noches de luna llena.
Pero, como todo lugar de encuentro de multitudes, tiene su parte negativa. Esta, en particular, está relacionada con la falta de higiene de quienes visitan el cerro.
De hecho, los propietarios de "Puerta de la Quebrada", que está en la base, señalan que muchas veces ellos deben subir a limpiar lo que deja la gente.
Así lo señalan algunos deportistas, aunque otros se oponen a que la mano del hombre modifique el paisaje autóctono. "Estaría bueno que hubiera un mejor camino de acceso. Y más baños", contaron camino a la cima Julieta y Analía, que aprovecharon la caminata para sacar a pasear a su perro salchicha.
Como contrapartida, Gerardo opinó que es mejor dejarlo todo como está. "Venís a la naturaleza, no podés esperar que sea como ir a un shopping.Tenés que venir a desenchufarte y disfrutar", explicó luego de alcanzar el cartelito de "Arco" en el punto más alto de la montaña.
El gran impulso turístico y deportivo del cerro llegó de la mano del emprendimiento del montañista Domingo Álvarez, dueño de Puerta de la Quebrada, ubicado en el punto de partida hacia la cumbre.
“Empezamos en 2004. Imaginamos este lugar como un sitio para reunirse, pensando fundamentalmente en el desarrollo personal. Por eso hicimos capacitaciones, montamos un telescopio, charlas de montañismo, competencias. Después seguimos con la gastronomía y tenemos un pequeño museo y diferentes puntos de acceso a la montaña”, señala agregando que en carpeta está la posibilidad de hacer una zona de interpretación de la cultura andina.
También hay un reloj solar, las distancias con las principales montañas del mundo y uno con los principales pueblos incaicos argentinos. "La idea es que la gente se lleve algo más que conocer la montaña", dice Domingo.
El lugar cuenta con un baño químico y otros sanitarios dentro del local gastronómico. También poseen agua natural que viene de la vertiente de las tres quebradas, lo que les da mayor cantidad de agua que cuando se surtían del agua del medio. El cerro Arco es ideal para quienes quieran subir el Aconcagua. Tiene 1.870 metros aproximadamente con un desnivel desde la base de 543 metros. Además, permite conectarse con el cerro Gateado, que tiene un desnivel de 900 metros. "Es una zona muy completa para entrenar. Además, presenta aire más seco, que ayuda con la aclimatación", finalizó Domingo.
Imprudencia
Hace apenas dos meses, dos hombres se perdieron en la zona del cerro Arco. Ascendieron a las 11 de la mañana y fueron hallados recién a la madrugada del día siguiente. Lamentablemente, este es un hecho común, que no siempre termina con la patrulla de rescate como protagonista como sucedió en el caso citado.
Vale aclarar que en Puerta de la Quebrada hay un registro de andinistas -incluye un seguro rural- que eligen los caminos alternativos al cerro Arco (para subir al Arco no hay que registrarse) como el que se dirige a la piedra Isidris o al Santo Tomás, para evitar que sucedan este tipo de situaciones.
"Está de moda subir la foto en el cerro, pero va mucha gente que no tiene idea. Por eso después quieren hacer otro circuito que no conocen y se pierden", cuenta Mario.
También observa que muchos realizan el ascenso con perros, incluso en los días de calor, y es habitual verlos bajar con el animal en brazos. Algunos de ellos, dicen, terminan muriendo deshidratados por la desatención de sus dueños.
Vialidad provincial se encarga del mantenimiento del camino
Los encargados de hacer el mantenimiento del camino son los operarios del Departamento Provincial de Vialidad. Según informaron desde este organismo, en algún momento del pasado (no supieron precisar cuándo) se hizo un convenio con los dueños de las tierras.
Tal como explicaron, el mantenimiento se hace fundamentalmente por una cuestión de servicio a los canales de televisión y medios de comunicación que tienen sus antenas en la cumbre del Arco.
"Los operativos se realizan generalmente luego de lluvias intensas. El lugar tiene una topografía similar al camino de Villavicencio y es común que cuando llueve mucho se generen desprendimientos. En verano casi no hay problemas, aunque es un trazado muy vulnerable al agua" indicaron desde la DPV.
¿Quién es el dueño del lugar?
Según los relatos, el nombre del cerro se debe a un comandante de campo del General San Martín llamado Antonio Arcos (hay un mirador que lleva su nombre).
Los relatos afirman que el militar se paraba en la cima del cerro porque desde allí podía observar diferentes puntos de acceso a la ciudad de Mendoza.
De hecho, en los días de buena visibilidad se podía observar en detalle si se aproximaba una tropilla por el polvo que se levantaba a su paso.
Actualmente, el lugar pertenece a la familia Aliaga Cano, herederos de Guillermo Cano, antiguo gobernador de Mendoza. Según informó Álvarez, dueño de Puerta de la Quebrada, el primer dueño fue Hernán Sotomayor, posteriormente pasó a manos de Juan Agustín Maza y con el paso de los años se fue dividiendo en parcelas menores.
La propiedad de Aliaga-Cano, base del cerro Arco, tiene una extensión de 3.500 hectáreas, aunque es importante aclarar que la cumbre (donde están instaladas las antenas) son del Estado.
El terreno, además de su importancia histórica, es rico en minerales tales como el carbón y el uranio.