Museos que debemos cuidar y mantener

Las tres grandes salas de exposiciones artísticas, ECA, MMAMM y Fader, estuvieron cerradas por daños en sus edificios, pero, ya han sido restablecidas a sus funciones específicas. Es de esperar que su mantenimiento y protección sea esmerado para que presenten servicio y eviten un “vaciamiento cultural”.

Museos que debemos cuidar y mantener
Es de esperar que su mantenimiento y protección sea esmerado para que presenten servicio y eviten un “vaciamiento cultural”.

Hace muy pocos años nos lamentábamos desde esta columna por la penosa situación de una Mendoza sin museos, es decir con esos imprescindibles establecimientos del arte y la cultura con sus puertas cerradas.

Nos referíamos, entre otros, al Espacio de Arte Contemporáneo (ECA), al Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (MMAMM) y al Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú - Casa de Fader, todos cerrados entonces por problemas edilicios.

Esa situación provocó el descontento de los artistas y de buena parte de la comunidad, que se expresó con preocupación respecto de la ausencia de espacios formales para disfrutar de muestras artísticas internacionales, nacionales y locales. Además, el turismo cultural y los museos tienen la condición de atraer a turistas independientes, bien formados, con alto poder adquisitivo y que generan impactos positivos para los sectores donde esos lugares están emplazados y los negocios adyacentes.

En la actualidad tenemos reabiertos el ECA, que acertadamente añadió a su denominación el nombre de Eliana Molinelli, en recuerdo a la notable escultora mendocina fallecida en 2004, y que estuvo cerrado un tiempo prolongado por el incendio de su cúpula mientras se realizaban tareas de mantenimiento.

Por su parte la Municipalidad de Capital inauguró, en octubre, el Espacio Cultural Plaza Independencia, que integran el Museo Municipal de Arte Moderno de Mendoza (MMAMM, el teatro Julio Quintanilla y la biblioteca Ricardo Tudela).

El otro centro cultural que estuvo sin exponer ni ser visitado fue el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú - Casa de Fader, cerrado desde 2014 por serios problemas en su infraestructura y que reapareció en la escena pública cultural en noviembre de 2019, días antes de la propagación de la pandemia.

Afortunadamente todas estas instituciones ya están en servicio y sólo falta que se impulsen importantes actividades, especialmente en la casona de Mayor Drummond, célebre por sus destacadas exposiciones del pasado, como las de Oswaldo Guayasamín, Carlos Alonso y Florencio Molina Campos, para citar algunas.

Ahora viene una etapa de planificaciones de grandes eventos en los recuperados complejos y, en forma paralela, una fuerte como comprometida tarea de cuidado y mantenimiento de los museos mendocinos, sean municipales o del Gobierno provincial, ya que la ausencia de una adecuada tarea de protección y cuidado de los establecimientos determinó ese largo período de una Mendoza sin museos.

Para Patricia Favre, licenciada en Historia del Arte y magíster en Arte Latinoamericano, el cierre de estos espacios perjudica bastante porque no sólo se frena la visita de escolares y turistas, sino que también genera problemas en el plano de la investigación académica.

Asimismo, la protección debe extenderse al Museo Histórico Sanmartiniano de la Alameda, administrado y defendido por las Damas Pro Glorias Mendocinas y al Memorial de la Bandera del Ejército de los Andes, en el Centro Cívico de la capital. En el primero de los casos, si bien la institución es privada, por el alto contenido de su valioso acervo bien puede ser auxiliado con periódicos apoyos oficiales para mantenerlo en su mejor expresión.

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