Generar condiciones para los acuerdos políticos

Si el oficialismo nacional no tiene una mínima unidad interna, será muy difícil que se pueda acordar con la oposición, lo que no saben acordar entre ellos.

Cámara de diputados de la Nación. - Archivo / Los Andes
Cámara de diputados de la Nación. - Archivo / Los Andes

Recientemente, el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa, dio a conocer su intención de convocar, luego de las elecciones de noviembre, a un acuerdo entre todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria. Según lo expresado por quien es el referente de uno de los sectores del frente gobernante, la idea es generar un marco de diálogo que trascienda las actuales diferencias.

La propuesta de Massa ya generó la reacción de dirigentes de los principales partidos de la oposición, que consideran que, en primer lugar, es el oficialismo el que debe definir claramente qué rumbo pretende para el país.

Una mirada sensata, puesto que le corresponde al sector que tiene a cargo la administración del Estado buscar el marco de acuerdos para poder llevar a cabo sus políticas. Por otra parte, sorprende que el titular de la Cámara baja se exprese de esa manera, puesto que es el Congreso el poder del Estado que más debe enfatizar en la búsqueda de consensos por ser la representación lisa y llana de la voluntad ciudadana.

Además, quien tiene a su cargo la presidencia de Diputados, como en este caso Massa, es quien debe garantizar a los miembros de corrientes políticas opositoras la garantía de abordaje de las propuestas en general, no sólo las que promueve el Ejecutivo.

Las elecciones legislativas del 14 de noviembre difícilmente puedan derivar en una consolidación del oficialismo en lo que concierne al número de miembros en ambas cámaras.

De ser así, las distintas vertientes opositoras tendrán una función gravitante en el abordaje y votación de leyes trascendentes.

Es muy probable, por lo tanto, que esa posibilidad haya sido contemplada por el presidente de la Cámara de Diputados en el momento de anticipar sus intenciones dialoguistas.

Para ello, en primer lugar, el oficialismo parlamentario deberá generar confianza en la oposición, lo que sólo logrará si desde el Ejecutivo también se adopta una actitud aperturista, alejada del actual tinte radicalizado y rupturista que llevan a cabo las autoridades.

La metodología elegida para llevar a cabo un antipático y difícilmente efectivo control de precios es uno de los ejemplos más evidentes.

Por otro lado, oficialismo y oposición deben mantener la disciplina democrática en un momento de tanta inestabilidad económica y de acentuada crisis social en Argentina.

¿En qué consiste ese comportamiento? En respetar los roles institucionales que a cada sector compete.

La delicada situación del país requiere de acuerdos, sin ninguna duda, pero siempre en el marco que establece la Constitución.

El actual gobierno nacional debe seguir su derrotero de dos años más hasta cumplir su mandato, mientras que los sectores opositores de ningún modo deberán buscar, o aceptar, ninguna suerte de cogobierno.

Sólo en ese encuadre podría llegar a prosperar la intención del presidente de Diputados para darle seriedad y utilidad al diálogo político.

El buen manejo parlamentario es la mejor garantía. Sin embargo, si el oficialismo nacional no tiene una mínima unidad interna, será muy difícil que se pueda acordar con la oposición, lo que no saben acordar entre ellos.

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