A pocos días del comienzo del conflicto bélico generado por el feroz ataque de Hamas a Israel, el sábado 7 de este mes, desde este espacio nos referimos a la necesaria presencia internacional para evitar que la persistencia de los ataques terroristas desde Gaza y la lógica respuesta militar israelí no derivaran en una crisis de grandes proporciones, tanto en el aspecto bélico como humanitario.
Lamentablemente, poco y nada se ha logrado desde el punto de vista diplomático para tratar de solucionar el conflicto, que suma a diario cientos de víctimas civiles y condiciones cada vez más precarias de supervivencia para miles de personas.
Desde aquel ataque inicial de las milicias de Hamas, que mataron a unos 1.400 israelíes durante una incursión nunca vista, la respuesta bélica israelí con bombardeos ha dejado un número mucho mayor de muertos palestinos, incluyendo a menores.
Una reciente reunión en Egipto entre líderes de más de 30 países, en la que se habló del necesario alto el fuego y de la ayuda para los habitantes de Gaza, no concluyó con una declaración en tal sentido a raíz de desinteligencias entre los líderes de países occidentales y árabes presentes en el cónclave.
Ni siquiera la participación del titular de Naciones Unidas, Antonio Guterres, permitió encarrilar un acuerdo final.
Pudo más el rebrote de discordias de 75 años entre israelíes y palestinos que la urgencia por poner freno a la violencia para salvar vidas.
El reclamo de un Estado palestino siempre está presente. Y en su fugaz visita a Israel, al margen de dicho encuentro, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también reiteró su punto de vista en cuanto a la solución mediante la vigencia de dos Estados.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud hizo saber que dos tercios de los hospitales de Gaza debieron detener sus intervenciones quirúrgicas por falta de insumos debido al bloqueo que obstaculiza el normal el ingreso de ayuda, que finalmente pudo llevarse a cabo, pero de manera totalmente insuficiente.
Nada justifica la reiteración de acciones contra la población y los bienes israelíes por parte de organizaciones que, como Hamas, accionan mediante la violencia y los métodos del terrorismo.
La comunidad internacional no debe tener ninguna tolerancia con ellas.
Como hemos señalado antes, el operativo secreto empleados por Hamas para incursionar en Israel y causar destrucción y muerte, además de la extorsiva toma de rehenes, puso en evidencia, además de una criticada vulnerabilidad de los mecanismos de alerta israelíes, la habilidad palestina para hacerse de armamento pese al exigente control que ejerce Israel sobre Gaza, si se tiene en cuenta la necesidad de frenar el rearmado de las organizaciones guerrilleras allí dominantes.
Sin embargo, los testimonios de quienes a diario cubren periodísticamente las alternativas del drama que enfrentan los habitantes de Gaza dan cuenta de que la crisis humanitaria adquiere características dramáticas a medida que transcurren los días.
Un escenario desolador del que no pueden desentenderse las autoridades internacionales, independientemente de admitir que Israel actúa en legítima defensa ante la detestable acción del terrorismo.
