1 de marzo de 2025 - 00:00

El gesto digno de un joven estudiante

Un joven de 15 años, habitante de una zona rural de la Zona Este, devolvió un bolso con un millón de pesos a su dueña, una jubilada que había obtenido el dinero a través de un préstamo bancario. El gesto pone de relieve la importancia de los valores y la conducta ética en la sociedad, demostrando que este tipo de acciones contribuyen construir una comunidad más solidaria y empática.

Un jovencito de 15 años, de una zona rural de Sam Martín, años encontró en la vía pública más de un millón de pesos y se lo devolvió a la jubilada que lo había perdido.

La crónica del suceso y las connotaciones posteriores fueron descriptas minuciosamente en una crónica del periodista Enrique Paffab, publicada en diario Los Andes, el pasado 24 de febrero.

El autor del noble gesto se llama Genaro Cueito, e integra una familia de contratistas de viña de la zona de Palmira. Estudia y trabaja ayudando a sus progenitores en la finca donde los emplean, que ahora está en plena cosecha.

La señora que perdió y recuperó la importante suma no es millonaria ni paseaba con esa pequeña fortuna porque si, sino que había cobrado un préstamo solicitado en el banco donde percibe la jubilación “para poder pagar sus remedios y la boleta de luz” y tuvo la desgracia de perder el bolso donde llevaba el dinero.

La jubilada, en agradecimiento por la actitud del adolescente, le ofreció algo de dinero para compensarlo, pero el muchacho le contestó que como era joven, podía trabajar.

Opinamos que la acción de Genaro cobra un valor especial cuando en la provincia y en el país hay ejemplos que son la contracara de lo actuado por el modesto estudiante.

El chico entendió la importancia para su dueño o dueña del contenido del bolso, hallado a la vera de una ruta rural, y actuó rápidamente dando parte a la policía del hallazgo, a través del 911, y avisando a su propia familia.

Afortunadamente existen en nuestra sociedad muchas personas con valores y sentido común como Genaro, que nos recompensan, en parte, por tantos hechos de gente que actúa sin dignidad, al margen de la ley y en contra del prójimo.

Enhorabuena por los Genaro de nuestra comunidad, que con sus actitudes generan el sentimiento de que hay todavía muchas cosas por las que creer, confiar y apostar.

La familia del altruista quinceañero tiene dificultades económicas manifiestas y probablemente próximamente tenga que dejar la vivienda que ocupan al norte de la ciudad de Palmira y deban buscar otro hogar.

Pero, tanto el jefe de familia como su esposa no piden nada porque sostienen que siempre han salido adelante con el trabajo y apelando a la honradez. Empero, admiten que las labores que realizan son duras y poco recompensadas y que no saben que harán en el futuro inmediato. “Trabajamos mucho, hacemos de todo, pero la plata no alcanza”, expresó Lorena, la mamá del chico solidario.

Sin que tenga que haber una relación forzosa ni una obligación manifiesta, podría analizarse como hipótesis que el gobierno escolar, en asocio con entidades de bien público de la Zona Este, estudien la posibilidad de becar al responsable estudiante, cursante del ciclo secundario en la escuela 4-242 “Eduardo Galeano” del distrito Las Chimbas (Palmira), y ayudar de esa forma a que finalice sus estudios sin contratiempos.

Es una sugerencia que obviamente podría ser criticada con el argumento de que nada se solucionara ayudando a un joven en particular, cuando las dificultades económicas están presentes en muchos hogares de habitantes del campo mendocino.

Concedemos el argumento, pero pensamos que el estímulo a apoyar los estudios de este joven servirá de aliciente a que conductas de responsabilidad y altruismo se hagan más frecuentes en una sociedad a veces demasiado violenta, ventajera y no siempre solidaria.

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