Las recientes visitas al país de jerarquizados funcionarios y directivos de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorgan al actual gobierno un importante respaldo político, aunque con señales y opiniones que deberían ayudarlo a mantener un buen equilibrio en la gestión.
Luego de reunirse con el presidente Milei, el secretario de Estado de EEUU, Antony Binken, número dos del gobierno de Joe Biden, aseguró ante la prensa que la Argentina puede contar con su país mientras estabiliza su economía y apoyó las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo en el que la Casa Blanca tiene mucha influencia.
Además, se mostró satisfecho de que la actual presidencia haya enfatizado en que nuestro país será un aliado de Washington en cuanto a las relaciones internacionales, marcando diferencias con Brasil, luego de que el presidente Lula da Silva haya tomado distancia con EEUU mediante su mirada respecto de la guerra en Ucrania y recientemente con críticas a la participación de Israel en el conflicto con Gaza luego de la acción terrorista de Hamas.
Y fue muy prudente Blinken con respecto a las preferencias de Milei con el republicano Donald Trump en la carrera presidencial estadounidense. “Yo no me dedico a la política electoral”, dijo con notable elegancia. Debe tenerse en cuenta que poco después de la partida del funcionario norteamericano, el presidente argentino viajó de inmediato a su encuentro con el líder republicano en una convención en Washington.
La visita de Blinken prácticamente coincidió con la que hizo quien es número dos en la conducción del FMI, Gita Gopinath, quien, obviamente, hizo público el apoyo del organismo al plan económico que ensaya el actual gobierno, pero dejando una serie de miradas que deberían ser tenidas en cuenta por las actuales autoridades.
En las entrevistas que concedió, la señora Gopinath destacó que “será muy importante asegurarse que la sociedad asuma el ajuste de forma equitativa y que el costo no lo sufran solo la clase media, la clase media baja y los pobres, sino que todos los segmentos de la sociedad contribuyan a la consolidación fiscal”.
Y reconoció, y advirtió, que procesos de ajuste fiscal como el que lleva a cabo el actual gobierno “son siempre complejos en el frente político y va a ser necesario tener un enfoque pragmático. En ese sentido será importante que el gobierno genere apoyo social, al igual que consenso político para avanzar en reformas claves”.
Es indudable que la orientación política e ideológica del nuevo gobierno pone a la Argentina en el rumbo internacional sensato, en línea con el mundo desarrollado, que, obviamente, también sortea los embates de una economía que sintió las consecuencias de los años de pandemia.
No obstante, también es de suma importancia que se tengan en cuenta las advertencias formuladas sobre la situación social y al clima político en el país. El actual gobierno heredó una economía en crisis con fuerte repercusión en el bolsillo de la gente y la mecánica para salir de este atolladero requiere de acciones que ya se sienten y repercuten mucho más. Por lo tanto, será necesario que la tendencia al diálogo y a los consensos políticos se restablezca, como se sugirió desde el FMI; sólo la política puede sostener el necesario ajuste.
