Mayo finalmente trajo buenas noticias para el sector vitivinícola, consolidando una tendencia positiva en las exportaciones de vinos y poniendo fin a más de 15 meses de caída consecutivas. La mejora en las condiciones macroeconómicas, la reducción de la inflación y cambios en ciertos comportamientos globales fueron factores clave en este resultado positivo.
Los datos publicados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) muestran que las exportaciones de vino total en el quinto mes del año aumentaron 6% en volumen respecto al mismo mes del año anterior. Este incremento se desglosa en un aumento del 3,3% en los vinos tintos y un notable incremento del 24,5% en los vinos blancos. En esa cuenta, los vinos fraccionados tuvieron un crecimiento del 12,1%, mientras que los vinos a granel registraron una caída del 13,9%. Ya en abril se registraron las primeras señales positivas, cuando el total de vinos exportados marcó una suba del 32,1% mensual.
Y si bien en el acumulado de enero a mayo las exportaciones totales de vino disminuyeron ligeramente en un 0,4% en volumen comparado con el mismo período de 2023, los operadores del sector advierten que en el mundo hay señales que podrían indicar que esta tendencia podría mantenerse.
Un segundo semestre con mejoras
Alejandro Vigil, winemaker de Catena Zapata, copropietario Bodega Aleanna y presidente de Wines of Argentina, analizó los últimos datos de exportaciones de vino del país y se mostró cautelosamente optimista. Según Vigil, la mejora en las exportaciones se debe en parte a que los importadores, que habían acumulado grandes inventarios, han comenzado a reabastecerse. “Los importadores tenían un stock enorme de vino y ahora están adquiriendo nuevamente, lo cual es muy importante”, señaló. Además, destacó que la situación general del mercado mundial, aunque incierta, empieza a mostrar signos de estabilización, permitiendo que las actividades comerciales retomen su curso normal.
Para Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina y bodeguero, “el tipo de cambio se actualizó un poco, lo cual favoreció las exportaciones, aunque la inflación sigue presionando”, explicó. Esta actualización ha permitido trabajar con mayor margen, especialmente en el segmento de vinos de cuatro dólares por botella, que ahora se pueden vender sin pérdidas.
Otro factor que ha contribuido a la mejora es la nivelación de los pagos al exterior. “Los importadores no se esforzaban mucho por vender porque no se les podía pagar. Ahora, al haberse destrabado esa situación, la venta de vinos ha comenzado a fluir nuevamente”, añadió Bressia.
Competitividad y perspectivas
Respecto a la competitividad de los vinos argentinos en el mercado internacional, Vigil reconoce ciertos desafíos. “Nosotros vendemos valor, especialmente en los segmentos más altos. En los precios más bajos, la competencia es más difícil”, explicó. Añadió que hay que trabajar en la reducción de impuestos y en mejorar la eficiencia productiva para fortalecer la competitividad.
“Creo que la tendencia se mantendrá. Las cifras pueden fluctuar, pero la dirección general es positiva”, afirmó. Con este repunte, aunque lento, referentes estiman que se podría consolidar la presencia en los mercados internacionales y mejorar sus niveles de exportación a lo largo del año.
Por su parte, Bressia también se mostró optimista. “En abril también tuvimos un crecimiento y en mayo también. Esto marca una tendencia que se puede mantener, siempre y cuando se siga actualizando el tipo de cambio y se controle la inflación”, señaló. Además, mencionó que los importadores, que habían acumulado grandes stocks durante la pandemia, están comenzando a reabastecerse. “Estuvieron más de un año y medio sin comprar vinos, pero ahora están buscando reponer su inventario, lo que favorece nuestras exportaciones”, destacó.
Tetra, una cuestión de precio
Los datos del INV muestran un llamativo aumento del 617% en las exportaciones de vino en tetra brik, y si bien algunas fuentes del sector lo atribuyen directamente a un supuesto blanqueo de operaciones comerciales en la frontera entre Argentina y Paraguay, lo cierto es que hoy el valor es blanco y por ahora, atractivo para ser exportado.
Fabián Ruggeri, titular de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), analizó el reciente aumento en las exportaciones de vino blanco como un fenómeno relacionado con la coyuntura. Ruggeri destacó que el principal aumento en las exportaciones se ha registrado en el segmento de vino blanco. “Es una cuestión de precio”, explicó. Señaló que estas mejoras se deben en gran medida a las exportaciones de vino blanco a granel, especialmente a mercados como Rusia. Además, mencionó la exportación de vino blanco en envases tipo tetra brik a algunos países de Latinoamérica.
“Todas las exportaciones de vino blanco tienen un precio promedio entre 25 y 27 centavos de dólar”, detalló. Subrayó que, si los precios aumentan incluso ligeramente, las exportaciones de vino blanco básico pueden verse afectadas. Para el cooperativista, la suba de las exportaciones de vino blanco continuará, siempre y cuando se mantengan precios competitivos. Sin embargo, señaló que es necesario seguir de cerca la evolución del mercado y adaptarse a sus cambios.
¿Mercado interno o externo?
Un reciente informe del economista Jorge Day de la Fundación Mediterránea estima que, dadas las circunstancias actuales, la exportación de vino es una estrategia más ventajosa que centrarse en el mercado interno. En el reporte se señala que el poder adquisitivo de los consumidores argentinos ha disminuido notablemente.
“Los salarios privados han caído un 14% ajustados por inflación, y los salarios públicos han descendido aún más. Esta situación ha provocado una fuerte caída en las ventas de todos los sectores comerciales, incluidos los vinos. Aunque en abril se observó un leve repunte, las ventas siguen muy por debajo de los niveles de noviembre del año anterior, lo que sugiere una recuperación lenta y prolongada”, destaca.
Para Day, el mercado externo presenta factores más atractivos. Explica que a nivel global, las cantidades importadas de vino se han mantenido estancadas. Aunque el consumo mundial de vino está en declive, la estabilidad de los precios de exportación ofrece un respiro para las bodegas argentinas. Además, la depreciación del dólar favorece la exportación de vinos de mayor precio, elevando el precio promedio de exportación.
“La rentabilidad de las bodegas que se enfocan en la exportación ha mejorado recientemente, no tanto por el valor del dólar, sino debido a la disminución en el precio de la materia prima y los costos salariales. Este contexto ha hecho que, a pesar de la estabilidad en el mercado externo, las exportaciones sean una opción más viable y rentable”, explica Day en el informe.
Así, a pesar del incremento en la producción de vino este año, cabe recordar que se cosecharon 19 millones de quintales, una cifra mayor a la estimada por el INV, es poco probable que las ventas aumenten a la par de la oferta. “Históricamente, un aumento en la cosecha no se traduce de inmediato en mayores ventas, sino que generalmente conduce a un incremento de los stocks. Este exceso de oferta, combinado con una demanda interna débil, podría resultar en una caída de precios en términos reales. Las bodegas que operan en ambos mercados pueden balancear sus ingresos compensando las pérdidas en uno con ganancias en el otro. Sin embargo, dadas las proyecciones para 2024, el mercado interno parece menos prometedor debido a la lenta recuperación económica y la disminución del poder adquisitivo de los consumidores”, anticipa.