Mendoza es la segunda provincia con menor cantidad de radiobases de 4G cada 100 mil habitantes. Es un problema que se nota, por ejemplo, cuando se intenta hablar por teléfono con un productor que se encuentra en el campo. No es que se encuentre ocupado, aunque probablemente lo esté, sino que la señal de celular se pierde en muchas zonas rurales.
Agustín López, quien es ingeniero agrónomo y trabaja en distintas propiedades de la zona Este, explicó que esta situación complica mucho las labores y aún más en época de cosecha. Cuando se observan los datos del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) se entiende la gravedad de la situación.
Mendoza tiene 50 radiobases 4G cada 100 mil habitantes, un número que alcanza solo para superar a Santa Cruz, que tiene 46. En cambio, San Luis cuenta con 59; Buenos Aires, 72; Santa Fe, 73; y Córdoba, 85. Se debe considerar que este número sólo refleja la cantidad de antenas en relación con la población, pero no la distribución territorial de estas emisoras, que también puede impactar en el acceso desigual a un servicio que hoy es considerado esencial.
Deficiencia estructural
El presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear, Andrés Vavrik, planteó durante el Foro Pymes que organizaron Los Andes y El Cronista, que, para favorecer el arraigo rural, Mendoza necesita, además de mejores caminos rurales y más tendidos eléctricos, señal de celular y de Internet. El también productor ganadero indicó que el dueño de un campo necesita que los trabajadores vivan allí, pero si no puede ofrecer ciertas comodidades, caminos transitables y conectividad, está en desventaja a la hora de conseguir mano de obra.
El titular del Enacom en la provincia, Guillermo Elizalde, recordó que sólo hay tres grandes empresas de telefonía celular que manejan el mercado, y que el objetivo del ente es favorecer que aparezcan más actores, para que haya más competencia y se desarrollen más inversiones para brindar un mejor servicio. También indicó que se necesita de un consenso social para que se puedan instalar más antenas, ya que todos quieren tener buena señal, pero nadie acepta tener una radiobase cerca de su casa.
Internet fija
Otra dificultad para el sector productivo se asocia con la conectividad a Internet. Sobre esto, Mendoza es la cuarta provincia con menor número de accesos al servicio de Internet fijo por cada 100 hogares, con 38,63, y por detrás de Formosa (32,49), San Juan (36,32) y Santa Cruz (37). En cambio, San Luis tiene 81,68 (más de 8 de cada 10 hogares); Córdoba, 78,08 y Santa Fe, 73,58.
Además, los hogares mendocinos están entre los que menor velocidad tienen, con apenas 11 Mbps promedio de bajada, en comparación con los 27 de Santa Fe, los 35 de Córdoba o los 50 de Buenos Aires. Esto se debe a que sólo el 15% de los accesos a Internet son por fibra óptica (hasta 300 Mbps), 31% por cable modem (hasta 50 Mbps), 8% Wireless (hasta 20 Mbps) y 46% ADSL (hasta 10 Mbps).
Problemas sectoriales
Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas de Argentina, comentó que, cuando se recorre la cadena de valor de la vitivinicultura, se entiende hasta qué punto es imprescindible la conectividad. En el viñedo, detalla, hoy se puede manejar el riego y consultar sensores de temperatura y humedad a distancia. Ya en la bodega, muchas tienen las oficinas comerciales y administrativas en el mismo terreno, en localidades alejadas, y desde ahí deben realizar la carga de información en el sistema interno, que a veces se comparte con una casa matriz en otra parte del mundo. Además, durante el proceso de elaboración, se deben completar formularios online en la web del INV.
Cabe recordar además, que la pandemia generó que las rondas de negocios sean virtuales, las reuniones por Zoom, las auditorías –con recorrido por la bodega incluido- a través de una cámara y las degustaciones guiadas con potenciales clientes se organicen por una plataforma virtual.
Pese a esto, Kuret señaló que con frecuencia, una persona que está en Agrelo, participando de una reunión virtual, se ve obligada a apagar la cámara para poder seguir la conversación sin que se le corte tanto la señal. En este sentido, resaltó que se necesita tanto un buen ancho de banda como un servicio estable, que no se resienta en los horarios pico.
Elizalde planteó que, en este ámbito, la única grieta existe es la que se da entre quienes están conectados y quienes no. Es que la pandemia puso de relevancia hasta qué punto la conectividad (telefonía e Internet) es un servicio básico, necesario tanto para las actividades productivas como para poder estudiar o inscribirse para recibir la vacuna contra el Covid.
El titular local de Enacom detalló que existen varias líneas de financiamiento, con aportes no reembolsables, que tienen como finalidad incentivar inversiones en zonas de menores recursos, rurales y de difícil acceso. Son lugares a los que no llegan las empresas, porque no les resulta rentable la inversión.