La frecuencia de consumo de vino por parte de los argentinos ha disminuido en los últimos años, pero no a expensas de la calidad, según revela un estudio realizado por la consultora especializada Stg. En su informe titulado “Radiografía del Consumidor Argentino de Vinos”, la consultora destaca que el actual panorama obliga a las principales bodegas a diferenciarse para posicionarse en el mercado.
En promedio, los argentinos consumen vino al menos tres veces por semana, una cifra menor a la registrada en años anteriores. Sin embargo, a pesar de la disminución en la frecuencia, los consumidores no están dispuestos a renunciar a la calidad. Dolores Lavaque, directora general de Consultora Stg, explica que “en los estudios realizados, se observa que los grandes consumidores están optando por tomar menos cantidad pero de mayor calidad. Aunque si tienen que reducir el consumo, lo hacen, pero sin sacrificar la calidad”.
Uno de los factores que ha contribuido a la disminución en la demanda es el incremento en los precios del vino en el mercado argentino en los últimos meses. Según el Índice de Precio del Vino (IPV) desarrollado por Vinodata, un centro de investigación especializado en el mercado vitivinícola argentino, se registró un aumento del 10,3% en mayo en comparación con abril. Esta variación es superior a la inflación general medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que fue del 7,8% en el mismo período.
Consumo medido
En el primer trimestre del año, el precio promedio de venta del vino en hipermercados, supermercados y autoservicios experimentó un incremento interanual del 119,3%, superando la tasa de inflación anualizada del 102%. Además, este ritmo de aumento fue más acelerado que en el mismo período de 2022, cuando los precios aumentaban a un ritmo del 70% anual.
Por otro lado, los despachos de vino hacia el mercado interno han experimentado una tendencia a la baja, tanto en el primer trimestre como en abril, según datos oficiales. El consumo per cápita de vino en Argentina en 2022 fue de 18 litros, el más bajo registrado en la historia y continuando una tendencia descendente desde 1970, cuando se alcanzó el máximo de 91,8 litros per cápita.
En cuanto a las preferencias de los consumidores, el estudio de Stg revela que el vino tinto es el preferido por amplio margen, siendo consumido por ocho de cada diez personas (80,94%). Por otro lado, el vino rosado, blanco o blanco dulce fue elegido por el 15,5% de los encuestados, con una mayor incidencia entre los jóvenes y las mujeres.
Hábitos y elecciones
En cuanto a los hábitos de compra, la mayoría de las adquisiciones se realizan offline, destacándose las vinotecas y los supermercados. En el caso de las compras en línea, las páginas web de vinotecas y bodegas son las principales opciones, mientras que las plataformas de comercio electrónico y las aplicaciones de pedidos a domicilio tienen una menor incidencia.
En términos de consumo, el vino es principalmente disfrutado en el hogar (46%), acompañando las comidas y el tinto sigue como la opción más elegida. Aunque el vino espumoso (3,56% del total) es consumido principalmente en fiestas, también encuentra un espacio de consumo hogareño, acompañando comidas y en momentos de charla con los íntimos.
En la última Radiografía de Stg -que incluyó la opinión de 700 hombres y mujeres mayores de 25 años de CABA, Gran Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Cuyo, NOA y de la Patagonia, consumidores de vinos y espumantes de más de $1.600- reveló una fuerte preferencia por el vino tinto.
Ante la pregunta de cuánto gastaron, en promedio, en la botella de vino que compraron con mayor frecuencia, la respuesta fue $2.200. / Fuente Télam
