“Crónica de una muerte anunciada”, con un paralelismo con este clásico de la literatura latinoamericana definen desde el sector la caída que han tenido las exportaciones de vino en los primeros cinco meses del año. Es que de acuerdo a los datos provisorios del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), la venta de vinos al exterior acumula una caída del 29%, en la suma de los fraccionados y el granel, respecto al mismo periodo de 2022.
Las estadísticas del organismo nacional marcan que en el quinto mes del año las exportaciones de vino cerraron con una merma del 25,6%, producto de una caída del 25% de los fraccionados y del 27,4% del granel. Asimismo, el mosto concentrado tuvo una disminución mucho mayor, marcando 63,3%.
El quinto mes del año consolida una tendencia negativa que se ha dado por múltiples factores. “La foto que estamos viendo ahora era esperable y ya veníamos alertando hace tiempo”, sostuvo Ramiro Barrios, director de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina (BdA). Según dijo, la inflación “fuera de control”, el atraso cambiario, las contingencias climáticas que complicaron la última cosecha y el aumento de los costos de producción, “han puesto a la vitivinicultura en una situación muy delicada”.
Más allá del contexto nacional que ha propiciado este escenario en la vitivinicultura argentina, Martín Hinojosa, presidente del INV, señaló que debería sumarse un análisis del panorama internacional, donde en el 2022 se vio una caída en los mercados globales, influenciados por la guerra ruso-ucraniana y complicaciones logísticas que trajo aparejadas. Asimismo, señaló que en las principales potencias el consumo interno se redujo, por lo que las exportaciones también se vieron afectadas.
Números en rojo
Haciendo un desglose de las cifras que ha dejado el vino argentino en los primeros cinco meses de 2023, resulta casi imposible encontrar números positivos en comparación con 2022, un año que ya venía a la baja.
En términos de volumen, todos han caído. En el caso de los fraccionados, los sin mención varietal registraron una baja de 48,1%, encabezando la lista. Le siguen los vinos espumosos, que registraron -37,5%, mientras que los varietales llegaron al -19,3%, aunque con una participación mayoritaria del 89,8% sobre el total.
Si hablamos del granel, las bajas son de 82,9% para los vinos sin mención varietal y del 32,9% para los varietales, promediando un -43,1%. “No somos competitivos en precio y estamos muy fuera del mercado”, argumentó Ramiro Barrios sobre estos registros.
En lo único en lo que se pueden resaltar números positivos es en los precios promedio. En este sentido, los vinos fraccionados mejoraron sus costos un 6,5% en promedio, con los vinos varietales que se pagan U$S 4,19 por litro, los sin mención varietal a U$S3,72 y los espumosos a U$S 4,41. Asimismo, el granel engrosó su valor un 24%, con un precio de U$S 0,61 para los sin medición varietal y de U$S 1,02 los varietales, siempre hablando de precio por litro.
“Es difícil cuando entrás a un país mejorar los precios, entonces es positivo haberlo logrado. En el caso del granel, la suba se explica en la baja cantidad de vino disponible” rescató Hinojosa.
Fuerte caída del mosto
De acuerdo al informe del INV, la caída en el mosto concentrado es aún mayor que en el caso del resto de los productos vitivinícolas. En el mes de mayo registró -63,3% respecto al mismo mes del año pasado, mientras que en el acumulado de los primeros cinco meses la merma promedia 61,2% en la comparación con 2022.
Para Rodolfo Paolucci, gerente de la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto (Cafem), en el segmento se conjugan la poca materia prima disponible producto de la baja cosecha con un aumento de los costos, lo que los lleva a tener precios muy pocos competitivos para el mercado internacional. Lo que explica también la importante baja en la recaudación, con solo U$S 5.607.000 en el mes de mayo (-53,5%) y U$S 24.939.000 en el acumulado (-49,8%).
“Vamos a seguir con este mismo escenario, por lo que no es probable que la situación mejore demasiado. Si llegamos a las 60 mil toneladas exportadas en el año vamos a estar contentísimos”, añadió Paolucci. Es que, casi llegando a la mitad de 2023 se han vendido en total 13.439 toneladas, muy lejos de los registros de los mejores años para el sector.
Por otra parte, el gerente de Cafem aclaró que la situación con Estados Unidos que enturbió el panorama de las exportaciones por un supuesto caso de dumping entre finales de 2022 y comienzos de 2023, no influye en el escenario actual y que en ese mercado ya se empezó a trabajar con licencias de exportación. Cabe recordar que los exportadores argentinos tienen un tope de 40 mil toneladas anuales y un precio mínimo de U$S 1.500 por tonelada, sin embargo, el precio promedio local está muy por encima, con U$S 1.855,80 la tonelada.
Panorama complejo
De acuerdo a la visión de Martín Hinojosa, es difícil predecir qué puede pasar en un contexto internacional complejo y un panorama nacional aún más complicado. “Las tendencias que te van dando en los primeros seis meses del año, se mantienen, se puede revertir, pero es difícil”, manifestó el funcionario.
La esperanza del sector, podría decirse, está puesta en la calidad de la última cosecha. “Vamos a tener una muy buena añada, los caldos que tenemos son muy buenos y eso puede generar un tipo de expectativa a nivel internacional”, se esperanzó Martín Hinojosa.
Por su parte, Ramiro Barrios señaló que para poder encontrar una salida para las exportaciones del vino argentino “es necesario resolver todos los problemas macroeconómicos que tiene el país”. “La industria va a tener la experiencia y la energía para salir a recuperar lo que se perdió. Sabemos que ese proceso de rupunte va a llevar tiempo, no va a ser fácil, pero sabemos que el vino argentino tiene un futuro brillante. Lo que necesitamos es que nuestros dirigentes solucionen los problemas serios que tiene el país y que dejen desarrollar a una industria tan noble que le le da tanto la imagen país”, completó.