Si se miran las cifras duras, el jugo de uva concentrado (JUC) o mosto argentino puede representar uno de los mayores éxitos, no sólo dentro de la vitivinicultura, sino de todas las áreas productivas del país. Es que en 30 años pasó de ser un país periférico en la producción a convertirse en una de las principales potencias mundiales, con un crecimiento acumulado cercano al 250% en los volúmenes de exportación, quedando en primer lugar en 2020.
El punto de partida del crecimiento coincide -casualmente o no- con la creación de la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto de Uva (Cafem), que este año cumple su trigésimo aniversario.
Conforme a las cifras publicadas por el Observatorio Vitivinícola Argentino, para 1992 se producían 148 millones de litros de mosto anuales (sumando el total de sulfitado, concentrado y virgen). A 2020 (último año completo relevado) el país elaboró 442 millones de litros. Esto es un crecimiento acumulado del 198,5%.
Pero si se toma 1992, (dato más antiguo del que se tiene información) y 2020, las exportaciones de JUC de Argentina en volumen crecieron 249,1% al pasar de 38.777 toneladas a 135.387 toneladas.
En facturación las ventas al exterior de JUC pasaron de U$S 41,25 millones en 1992 a U$S 138,08 millones en 2020. Esto es un crecimiento consolidado en el período del 234,7%.
Hoy se trata de un sector generador neto de divisas, ya que el 90% de lo producido se exporta, originando una facturación promedio de U$S 130 millones y picos de hasta U$S 200 millones por año.
El JCU es un endulzante versátil y por su naturalidad es usado por diversas industrias como alimentos, jugos, vinos, dulces, mermeladas y repostería. Justamente el requerimiento de los consumidores del mundo por alimentos y bebidas más saludables es lo que impulsa la demanda por el JUC producido en Argentina y alimenta las proyecciones de crecimiento a futuro.
Actualmente, los mayores importadores mundiales de mosto concentrado de uva producido en la Argentina son Estados Unidos (capta 35% de las exportaciones locales), Japón (21%), Sudáfrica (18%) y Canadá (9%). A estos cuatro países le siguen Chile, Turquía, Rusia, Países Bajos, España, China, Arabia Saudita, México y Colombia.
La competencia mundial
Argentina ha logrado posicionarse como uno de los líderes de las exportaciones de mosto en una competencia “cabeza a cabeza” con España, donde uno lidera en volumen y el otro en valor.
Esta diferencia se da, como explicaron los expertos en la materia, por tecnificación y especialización que se da en el país europeo, sumado a una mayor accesibilidad a toma de créditos y precios más competitivos en su continente, debido a los tratados internacionales que los favorecen. Fuera de eso, el país ha forjado su liderazgo en base al reconocimiento internacional por la calidad y la continuidad en el negocio.
Más allá de la competencia con el resto de los países productores de mosto, uno de los grandes obstáculos que enfrenta el negocio es la disputa del mercado con otros productos como el jugo concentrado de manzana, elaborado principalmente por China, que se presenta como una alternativa seductora por su valor y bondades a la hora de utilizarlo.
Cuánto puede crecer el mosto
Uno de los grandes desafíos que plantean desde el sector es el crecimiento de la producción. Al día de hoy, y dependiendo de la producción de cada año, es aproximadamente el 25% o 30% de la uva lo que se destina para el mosto. Esto sirve como regulador de los stocks de vinos y por ende influye positivamente sobre los precios del mercado. La producción del mosto argentino está concentrada principalmente en las variedades blancas y para su elaboración se utilizan algunas como cerezas, criollas o Pedro Giménez.
Aún así, como explicó Rodolfo Paoluccci, gerente de la Cafem, el objetivo es desarrollar un plan estratégico, más allá del acuerdo Mendoza-San Juan, que les permita estudiar mejor la producción y lograr una tecnificación que logre un mayor rendimiento de las plantas. Hoy la producción de mosto se divide un 45% en San Juan y un 55% en Mendoza, pero en la provincia apenas el 20% de lo que se produce se destina a JUC.
“Uno de los objetivos a mediano plazo es estabilizarse cerca de las 150 mil toneladas. También es verdad que hay una potencialidad a partir de la Ley de Jugos Naturales, que en el país no se está aplicando. Eso nos permitiría tener un crecimiento en el mercado interno, donde vendemos unas 20 mil toneladas, algo que con la legislación podríamos duplicar fácilmente”, dijo Paolucci sobre las oportunidades de crecimiento.
Centrándose en el plano exportador, el representante de Cafem aseguró que son muy importantes los acuerdos internacionales que les permitan una mayor penetración en los mercados donde tienen algunas desventajas competitivas como aranceles, límites de cantidades u otros problemas impositivos.
“Un ejemplo de esto es que estamos trabajando muy fuerte con la embajada argentina en Brasil para tratar de eliminar un tope en formato de exportación, que en materia logística no nos deja transportar el mosto en envases mayores a cinco litros.
Eso lo hace prácticamente inviable, pero es un mercado que podría absorbernos 20 mil toneladas adicionales”, completó. Por su parte, Fernando Morales, presidente de Cafem, explicó: “Hay un gran futuro por delante y para ello estamos trabajando en distintas opciones de crecimiento de nuestras exportaciones como programas de desarrollo de mostos de nicho orgánicos, tintos, de uvas varietales y en diversificar mercados como ha sido recientemente Arabia Saudita, al tiempo que buscamos fidelizar los destinos tradicionales a través de discusiones arancelarias, sistemas generales de preferencias o mediante acuerdos de libre comercio”.
“Sabemos que el mosto ha cumplido expectativas mucho más allá de las que estaban planteadas en un principio y hoy con nuestro presente estamos haciendo un gran aporte al desarrollo de las economías regionales, en especial en las provincias de San Juan y Mendoza”, cerró.