Aunque se ha puesto la mira en la obra pública como uno de los motores de la reactivación económica en el 2021, desde el sector de la construcción plantean que sólo se observan pequeños indicios de recuperación en la parte privada. Los empresarios advierten que recién se están retomando las obras del Estado que habían quedado inconclusas y aún no hay nuevas licitaciones importantes en carpeta.
Marcelo Bargazzi, vicepresidente de la filial Mendoza de la Cámara Argentina de la Construcción, expresó que hay poca obra privada, aunque se espera que la baja reciente en el precio del hierro aliente a que se inicien nuevos trabajos. “Este material estaba a $ 206 el kilo y el martes bajó a $ 147. Un tiempo, además, hubo problemas con el abastecimiento de los más chicos, como el hierro del 6 (cupos o faltantes)”, indicó. De todas formas, el referente del sector subrayó que es muy pronto para saber si el hierro se mantendrá en ese valor y si se regularizarán las ventas.
El constructor señaló que hay proyectos interesantes (privados) que se podrían empezar a desarrollar, pero la situación no es la misma de unos meses atrás, cuando el dólar blue trepó a $ 190 y la gente salió a comprar materiales. “Veremos”, manifestó sin querer adelantarse a lo que pueda suceder en el corto plazo.
En cuanto a la obra pública, Bargazzi remarcó que recién están empezando a haber algunos llamados a licitación, pero que sobre todo se están reiniciando las obras que quedaron paradas el año pasado, como el Polo Judicial, la avenida Perón, el hospital Schestakow y la cárcel. “Esto va a dinamizar un poco el sector, pero recién ahora está arrancando. Lo positivo es que por tratarse de un año electoral, se prevé más movimiento”, apuntó.
Sobreviviendo a la crisis
Muchas empresas se achicaron lo más posible para intentar sobrevivir. Es que si bien la pandemia y la cotización paralela favorecieron que se realizaran muchas pequeñas obras, la mayoría fueron trabajos particulares, con personas no registradas. En cambio, las constructoras, que suelen desarrollar proyectos de mayor tamaño, se quedaron sin trabajo.
“La palabra clave es incertidumbre”, manifestó Gerardo Fernández, presidente de la Cámara de Empresas Constructoras Independientes de Mendoza. Sobre los precios, comentó que hay mucho desorden y si bien la baja del hierro muestra que se había inflado su valor, resaltó que la media de aumento de los materiales sigue estando por encima de la evolución general de los precios.
Fernández planteó que ha habido unos pocos proyectos, pero que sólo han permitido visibilizar la situación crítica del sector, ya que, por ejemplo, en una licitación del IPV de la semana pasada, algunas empresas presentaron ofertas por debajo de los costos. “Esto no se explica, salvo por la desesperación de intentar mantener la estructura”, sostuvo.
Por otra parte, se mostró sorprendido por el entusiasmo de los funcionarios sobre los planes de obras, ya que señaló que en la mayoría de los casos son muy pequeñas y que la rentabilidad en proyectos de 2 a 10 millones de pesos, cuando se descuentan los materiales y otros costos, es mínima. Además, si bien se habla de diversos planes, hasta ahora no hay nada concreto.
El titular de la Cámara de Empresas Constructoras Independientes de Mendoza indicó que la gestión actual recibió una docena de obras en ejecución, que se paralizaron el año pasado y aún no se pueden retomar. “No sólo no hay nuevas licitaciones, sino que ni siquiera se pueden terminar las que quedaron inconclusas”, lamentó.
Sobre esto, se mostró preocupado porque, si el gobierno necesita conseguir financiamiento, luego armar los pliegos de licitación, hacer el llamado a licitación y adjudicar, por lo plazos que estos procesos demandan -y aún más por la reducción de personal que trabaja de modo presencial por la pandemia- se puede considerar que el 2021 está perdido.
Fernández indicó que, si bien han cerrado algunas empresas constructoras, lo que ha sucedido en muchos casos es que las compañías se han descapitalizado, ya que despidieron personal hasta conservar una planta mínima y tuvieron que vender maquinarias o inmuebles para pagar las indemnizaciones y sostenerse. “Están hibernando, pero no sé cuánto tiempo van a poder seguir así”, concluyó.