Guarnieri. Los secretos de la permanencia de un clásico centenario de lencería y ropa interior

La compañía se ha ido transformando con el paso del tiempo, pero hace más de un siglo está presente en la sociedad mendocina. Hoy, la cuarta generación de la familia está al frente del negocio y son ellos quienes repasan su historia junto a Los Andes.

El equipo a pleno de la casa central, de izquierda a derecha Carina, Débora, Sandra, Carolina Vila (actual líder del emprendimiento famliar), Antonella y Daiana.
El equipo a pleno de la casa central, de izquierda a derecha Carina, Débora, Sandra, Carolina Vila (actual líder del emprendimiento famliar), Antonella y Daiana.

Hablar de historias que trascienden el tiempo y se entrelazan con algunos rincones entrañables de la ciudad es sumergirse también en un viaje de nostalgias y evoluciones. Una crónica que bien podría comenzar con Donato Guarnieri y su esposa Dolores, quienes en 1907, comenzaron a forjar una nueva identidad en Mendoza; un apellido que llegó desde la apacible localidad de Locorotondo, en Bari, Italia, y que con el tiempo se transformó en una marca asociada con la moda, las tendencias y el respeto por el cliente.

En una época convulsionada en Europa, alertada por los rigores de la guerra, la pareja trajo consigo más que sus maletas; cargaban el anhelo de una vida llena de paz y de prosperidad. La noticia de una “América” donde se podía vivir alejado del conflicto que castigaba a Europa los impulsó a establecerse en Argentina. En Mendoza, en una pequeña tienda en la avenida Las Heras, hace 103 años, nació la primera peluquería para damas, aggionada con prendas y accesorios de moda, concebido como un negocio vinculado a la moda y la elegancia.

La década del veinte vio florecer este pequeño emprendimiento ubicado en la primera cuadra de Avenida Las Heras, la arteria más importante de la provincia por ese entonces porque toda su actividad remataba en la estación del tren. Ubicados bajo el Hotel Palace, la pareja construyó un negocio que consolidó prestigio y que en 1965 se mudó a un espacio, de cuatro pisos, a la altura del número 129. El impulso fue tal que se convirtieron en pioneros al especializarse en medias, un producto exclusivo que escaseaba en el país.

En 1930 Donato Guarnieri era un pasajero regular en el Trasandino, porque fue invitado a trabajar en la peluquería del Hotel Termas de Cacheuta, que decidió ampliar sus servicios para turistas que buscaban las propiedades curativas de las aguas termales. Un sueño que se desvaneció en 1934, cuando un aluvión arrasó con todo. Fueron tiempos difíciles que marcaron el inicio de una profunda reflexión comercial y también la expansión de la familia.

Alicia, la hija de Donato y Dolores, se casó con el poeta y ajedrecista José J. Balmaceda. Fue él quien propuso un cambio en el perfil comercial de la firma Donato Guarnieri y Cía., transformando el negocio, en 1953, en una tienda de medias orientada a la familia. Esta decisión resultó ser un acierto que apalancó el comercio y le permitió crecer hasta alcanzar un local de cuatro pisos.

“José era un bohemio, ajedrecista y poeta, pero con un olfato comercial increíble. Él es quien le hizo dar a la marca de su suegro el gran salto comercial”, destaca Leandro Juárez, miembro de la cuarta generación de comerciantes. “José estableció lazos comerciales profundos, siendo comunes sus viajes a Buenos Aires para hablar de negocios y disfrutar de partidas de ajedrez con dueños de las fábricas”.

La familia creció con el matrimonio de Alicia y José, y sus hijas María Cristina y Clara tenían la oportunidad de continuar con el legado comercial. María Cristina y su esposo Rodolfo revolucionaron el negocio, porque inspirados en la cadena suiza Fogal, abriendo en 1992 la casa matriz en Peatonal Sarmiento y 9 de Julio. Esta tienda se convirtió en la primera de una cadena que incluye los locales en avenida Colón y el Complejo Lomas, marcando un hito en la moda íntima de la ciudad.

“Tengo una fintech llamada Cajero24″, revela Leandro, mostrando que la innovación y la visión de futuro son también parte de la esencia Guarnieri. Mientras que Carolina Vila, su esposa, es quien lidera la firma, continuando con la tradición familiar de ofrecer productos de calidad. “Le aporté la historia de la marca, su filosofía y la cultura familiar, pero me decidí por la tecnología y las finanzas. Creo que nunca hubiera podido dirigir la tienda del modo en que lo hace Carolina, simplemente porque no hay nadie mejor para entender a una mujer (la mayoría de la clientela) que una mujer. Se conectan desde un nivel de sensibilidad que los hombres desconocemos”.

Cuentan que se avizoran tiempos muy interesantes en los cuales el protagonismo de la mujer en los negocios será el motor que haga mejorar y crecer la economía. “Por cuestiones conservadoras, antes, las crisis eran piloteadas por los hombres. Hoy se ve a cada vez más mujeres aplicando “su sentido común y sensibilidad para manejarlas y suavizar las disrupciones”, explica Carolina. “Sin embargo, no veo esto como una lucha de géneros, sino como una expresión de lo que se ha venido desarrollando en estas últimas décadas”, agrega Leandro.

El secreto de la permanencia es conocer profundamente al público de Mendoza en sus gustos. Saber qué tendencias globales se adoptarán y cuáles no. Pero en todo momento evitar caer en tentaciones de agregar productos muy atractivos en precios, pero de mala calidad. Para Guarnieri una venta no es el objetivo final, sino que la clienta vuelva porque le dieron lo que necesitaba en ese momento.

Su visión de futuro es el de consolidar el nuevo estilo que le dará a la marca en los próximos años. “El país necesita una modernización, que se ve inevitable, y para eso es necesario estar preparados con un mejor surtido, más tecnología y productos de calidad a precios razonables. Un secreto de permanencia que se ejercita a diario, en el rubro lencería y medias la venta es muy técnica. Los talles son solamente indicativos. Cada cuerpo es distinto y un talle sirve apenas como una aproximación, con lo cual es muy probable que se necesite un ajuste, por eso la clave es tener varias marcas de calidad que tienen distinto calce”, indicó Carolina.

El negocio, inspirado en la cadena suiza Fogal, abrió en 1992 la casa matriz en Peatonal Sarmiento y 9 de Julio.
El negocio, inspirado en la cadena suiza Fogal, abrió en 1992 la casa matriz en Peatonal Sarmiento y 9 de Julio.

“En la formación de nuestras chicas de Atención al Púbico ponemos muchísimo acento en la cordialidad, el respeto y el interés en darle a cada clienta lo que necesita. Pero nos llama la atención la cantidad de veces que el público nos lo expresa, porque también nos dicen que en tal o cual local no les dieron la dedicación necesaria. Hoy tener una actividad comercial exige de un estándar de servicio alto, no solo por una cuestión de humanidad básica, sino porque en tiempos económicos difíciles que te elijan tiene un valor enorme. Y es allí donde construimos el valor fundamental que nos ha mantenido vigentes en todos estos años: la confianza en que nunca les vamos a dar menos de lo que una clienta necesita en calidad y de acuerdo a su poder adquisitivo”, comenta Carolina.

He sido testigo de situaciones complicadas, y actúo en consecuencia. Personas que confían en nosotros, pero que llegan con menos dinero del que cuestan algunos productos y se les nota que pasan por un momento complicado. He instruido al personal para que les haga un descuento para que se lleven lo que necesitan, estoy segura de que volverán cuando estén en una situación mejor”, concluye Carolina.

La historia de los Guarnieri es mucho más que el relato de una familia de comerciantes; porque es la crónica del desarrollo de una ciudad, atravesada por el tiempo. De la pequeña peluquería en la avenida de los hoteles, los viajes en tren, el comercio, que fue transformando su manera de vestir con elegancia y calidad. En cada rincón de sus tiendas, hay una historia de permanencia y progreso, un secreto que hoy, cien años después, siguen siendo parte de la vida de la ciudad.

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