Exportaciones: por qué Mendoza sigue lejos de su propio récord de 2012

La provincia repuntó el año pasado, pero quedó casi U$S 200 millones debajo de su máximo. Los servicios TIC, cubrirían la diferencia.

Exportaciones: por qué Mendoza sigue lejos de su propio récord de 2012
La provincia repuntó el año pasado, pero quedó casi U$S 200 millones debajo de su máximo. Los servicios TIC, cubrirían la diferencia.

El año pasado Mendoza celebró una buena temporada de sus exportaciones, que fue impulsada principalmente por los envíos de vino fraccionado. Sin embargo, la provincia estuvo muy lejos del máximo histórico de facturación, que fue alcanzado en 2012.

Según datos publicados por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), en el año récord Mendoza logró envíos al exterior por U$S 1.806 millones. A partir de entonces, nunca más volvió a superar la barrera de los U$S 1.700 millones.

La provincia estuvo muy lejos del máximo histórico de facturación, que fue alcanzado en 2012.
La provincia estuvo muy lejos del máximo histórico de facturación, que fue alcanzado en 2012.

¿Qué pasó? Las explicaciones son muchas, pero básicamente todo se remonta a la situación macroeconómica de la Argentina. El atraso del tipo de cambio, el avance de la inflación y la persistencia de la alta presión tributaria, entre otros factores, marcaron el desempeño del sector exportador en los últimos años. A eso se suman por supuesto los factores externos -como la pandemia y la actual crisis de logística- y las incidencias climáticas, que en algunas temporadas comprometieron seriamente a los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario.

Variaciones millonarias

La evolución de las exportaciones de Mendoza ha sido muy variada en la última década. Tras el pico de facturación del 2012, las exportaciones provinciales llegaron a un piso de U$S 1.323 millones en 2016.

A partir de 2017 los resultados comenzaron a mejorar, hasta llegar a los U$S 1.612 millones en 2021. No obstante, la brecha con el 2012 sigue siendo muy alta (U$S 194,3 millones en total).

La mayor parte de la diferencia se encuentra en las manufacturas de origen industrial, que en 2021 lograron envíos al exterior por U$S 334 millones y en 2021 registraron ventas por U$S 246 millones. La diferencia fue de U$S 88 millones para ese rubro.

Es significativa también la diferencia en las manufacturas de origen agropecuario, que de una punta a otra sufrieron una baja de U$S 78,4 millones, pasando de U$S 1.189 exportados en 2021 a U$S 1.111 millones el año pasado.

También los productores primarios facturaron menos que en el año récord. Según las estadísticas publicadas por el Gobierno, en 2012 las exportaciones de productos primarios habían alcanzado una cifra total de U$S 195 millones y el año pasado llegaron a los U$S 178 millones.

En tanto, las exportaciones de “combustibles y energía”, sufrieron una caída de U$S 11 millones de un extremo a otro. Se habían exportado U$S 88 millones en 2012 y se alcanzó un valor de U$S 76 millones en 2021.

En ese punto, es importante aclarar que, según datos estimativos de ProMendoza, el año pasado la provincia exportó unos U$S 200 millones en servicios basados en el conocimiento (principalmente software). “Es un rubro que en 2012 prácticamente no existía. Sumando ese valor, vemos que en 2021 llegamos incluso a superar el récord”, aseguraron desde la institución.

Efectivamente, si se consideraran esos U$S 200 millones, Mendoza llegaría a un monto de U$S 1.811 millones exportados el año pasado, lo que significaría un récord absoluto para la provincia.

Ahora bien, si se toman en consideración solo los productos físicos (primarios, MOA, MOI y combustibles), se observa el comportamiento mencionado anteriormente: hay tendencia a la recuperación, pero los números aun están lejos de los alcanzados por esos mismos sectores diez años atrás.

Argentina, lejos del mundo

Como se puede observar, la evolución histórica de las exportaciones demuestra que hay una tendencia a la recuperación, pero no es una buena noticia que los principales sectores exportadores#(salvo algunas excepciones) sigan sin poder repetir su máxima facturación.

La pregunta que surge entonces es qué pasó. Lo cierto es que las respuestas son muchas. Diferentes expertos consultados aportaron sus puntos de vistas particulares para analizar por qué las exportaciones de Mendoza no pudieron seguir rompiendo récords desde el 2013 en adelante.

Carlos Clement, especialista en comercio exterior, explicó que “Argentina eligió hace muchos años el camino ‘fácil’, el de aislarse del mundo, argumentando que las actividades económicas necesitan un período inicial de protección de la competencia extranjera, para consolidarse y luego competir; es decir el argumento de la industria naciente”.

Según Clement, el resultado fue justamente el contrario. “Cada año aumenta la proporción de productos primarios dentro de nuestras exportaciones”, destacó, dando a entender que la pretendida industrialización nunca llegó.

“Dentro de ese esquema, nuestro país evitó todos los acuerdos de libre comercio que le ofrecieron. De hecho, el convenio ya firmado entre la Unión Europea y el Mercosur vegeta casi en forma terminal”, lamentó.

Lo más preocupante para el especialista en comercio internacional, es que la industria de la provincia y del resto del país, ya acostumbrada al calorcito de la protección, no tiene incentivos para salir al mundo a competir. “Como no hay ventajas arancelarias en los países de destino, a las empresas se les hace muy difícil ganar mercados. Somos el penúltimo país del mundo en contenido importado de sus exportaciones (6%). El último es Arabia Saudita, que exporta mayormente petróleo, siendo que el promedio mundial es del 25%”, continuó el especialista.

“La economía local tiene industrias que podrían crecer, como la vitivinicultura, que descubrió el mundo precisamente durante el corto período de la convertibilidad, pero queda empantanada en las complicadas regulaciones administrativas que le dificultan y encarecen las exportaciones”, insistió Carlos Clement.

La incidencia del tipo de cambio

Históricamente se ha relacionado el comportamiento de las exportaciones de Mendoza con la evolución del tipo de cambio, es decir con el valor del peso frente al dólar. No es el único factor que incide a la hora de analizar la competitividad de los exportadores locales, pero sin lugar a dudas es uno de los más importantes.

Esto se debe a que el precio al que cotice el dólar determina cuánto ganan las empresas realmente. Es que en el mundo todas las transacciones de miden en dólares y para un exportador mendocino no es lo mismo si por cada dólar gana $ 100, que si obtiene $ 200. Así, cuando el dólar está “atrasado”, las empresas que venden sus productos en el exterior reciben a cambio una cantidad de pesos artificialmente baja, lo que dificulta sus posibilidad de reinversión y compromete seriamente sus márgenes de rentabilidad. Una opción, en ese caso, es aumentar el precio de su mercadería (para compensar lo que está perdiendo debido al atraso cambiario), pero en la mayoría de los casos esa maniobra deja a la producción local fuera de mercado y los países compradores buscan otro proveedor.

Por el contrario, cuando el valor del dólar es alto, los exportadores perciben una mayor cantidad de pesos por dólar exportado, lo que les deja un mayor nivel de rentabilidad y les da mayor margen a la hora de negociar en los mercados.

Por supuesto que en Argentina nada es tan sencillo. Con el cepo de por medio hay varias cotizaciones en juego y permanentemente están cambiando las reglas de juego. A eso se suman las ideas y vueltas con las retenciones y mucho otros factores que hacen fluctuar los niveles de competitividad de forma permanente.

Ahora bien, ¿hoy hay un tipo de cambio favorable para exportar? Las opiniones son muy variadas, pero los expertos consultados coinciden en que el dólar ha jugador un rol clave en el sector exportador durante la última década.

Mario Lázzaro, gerente general de ProMendoza, indicó que en los años 2009 y 2010 Argentina alcanzó un tipo de cambio real multilateral muy alto, que sería equivalente a una cotización actual de $ 260 aproximadamente. “A partir de entonces el tipo de cambio comenzó a caer, pero por el efecto arrastre, le siguió yendo bien a los exportadores, comentó.

“Las exportaciones tienen una inercia lenta. Los efectos se ven recién a los dos años. Lo que pasó en 2012 es que, además de haber tenido una buena cosecha, se pudo enviar un buen volumen porque veníamos con un tipo de cambio alto en los años anteriores”, detalló Lázzaro.

De acuerdo con el gerente de ProMendoza, la misma explicación a la inversa explica el repunte de los últimos años. “En 2021 tuvimos buenos resultados porque arrastrábamos la venta competitiva de los años anteriores. Hubo una recuperación parcial del tipo de cambio por la devaluación del 2018 y el posterior ajuste de 2019, luego de las PASO. Por eso se vio una mejora”, indicó.

Se mostró de acuerdo el economista Carlos Rodríguez, quien destacó que las exportaciones de Mendoza son más sensibles al valor del dólar, que a los precios internacionales. “Es una característica particular de las economías regionales.#Cuando el tipo de cambio está un poco atrasado, como ocurre en este momento, las exportaciones se resienten”, apuntó.

“En el 2012 venía el arrastre de la macrodevaluación que se dio durante la convertibilidad. Hasta ese momento, todo andaba con fuerza. Luego el tipo de cambio real comenzó a caer, dejando en desventaja a nuestros exportadores, que además deben competir con las empresas chilenas, que tienen costos más bajos, mayor cercanía al puerto, menor presión tributaria y mejores acuerdos internacionales, entre otros factores”, comentó el economista.

“Eso obliga a nuestras empresas a operar en el segmento premium, lo que resiente el volumen de las exportaciones, aunque no así la facturación”, agregó.

La situación hoy

Los expertos dejaron claro que el dólar tuvo mucho que ver con el récord de 2012 y explica gran parte del repunte del 2021, pero aun resta responder si hoy existe un tipo de cambio competitivo para los exportadores. De acuerdo a una medición estadística compartida por ProMendoza, la respuesta es “no”.

La medición toma en consideración la evolución de un índice del tipo de cambio real multilateral de Argentina (ITCRM) en relación al dólar. Tal como explicaron Lázzaro y Rodríguez, en la primer década del 2.000 se alcanzaron valores muy altos, que permitieron que miles de empresas comenzaran a exportar. En ese entonces, el índice oscilaba cerca de los 160 puntos. A partir de 2010 comenzó a caer y llegó a junio de 2012 a un valor de 111,1 puntos, aunque por el efecto “arrastre” que mencionó Lázzaro, se lograron buenos resultados.

El peor momento del dólar llegó después. Con el cepo cambiario y el Gobierno nacional usando el dólar como “ancla inflacionaria”, el índice del tipo de cambio real llegó a bajar a los 91 puntos (cabe recordar, que los “puntos” hacen referencia a un índice, no a pesos).

A partir de entonces el dólar volvió a retomar la vía alcista y fue subiendo progresivamente hasta los 123,8 puntos del ITCRM en enero de 2021, lo que permitió que al año pasado, pese a la persistencia de la pandemia, se lograran buenas cifras en las exportaciones, más allá de la lejanía con el récord de 2012.

El punto negativo, es que en el resto de 2021 el tipo de cambio real comenzó a bajar y en enero de este año el índice ya se ubicaba en 102,3 puntos, un valor que está por debajo de la media histórica. Si esta situación persiste, la pérdida de competitividad de los exportadores se irá profundizando.

No estuvo del todo de acuerdo el economista Jorge Day, del Ieral (Fundación Mediterránea), quien destacó que hoy el dólar está a un mejor precio que en 2012, lo que dejaría un mejor escenario para exportar. Sí coincidió en que el récord de hace diez años fue consecuencia principalmente de la inercia del tipo de cambio favorable de los años anteriores. “En 2021, en cambio, se venía de años anteriores muy malos. Recién en 2018 el dólar pasó a ser más competitivo y los efectos tardaron en notarse”, apuntó.

Actividades clave

Más allá del análisis de la macroeconomía, es importante analizar la realidad de algunos sectores en particular, como es el caso de la vitivinicultura, que el año pasado logró récord de envíos de vino fraccionado. Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, destacó que se están perdiendo las exportaciones de cajas de vino de menor valor, por lo que el sector está apuntando a la premiunización. “Hoy por suerte hay una tendencia creciente en el consumo y eso nos ayuda. Lo que se pierde es muy difícil volver a conquistar por el lobby que hacen otros países productores”, sostuvo.

“Para seguir creciendo necesitamos ganar competitividad. Localmente se necesita bajar impuestos provinciales, mejorar la logística y reducir retenciones. Un 4,5% es mucho para los márgenes que se manejan”, declaró.

Por su parte, Mario Bustos Carra, gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, se refirió a la caída del sector primario y remarcó que los olivos, las peras y las manzanas han perdido muchas hectáreas cultivadas en los últimos años.

“El Gobierno de Mendoza, junto al sector privado, comenzó a buscar alguna solución para mejorar la superficie cultivada y satisfacer la demanda, que en caso de la aceituna tiene una capacidad industrial instalada ociosa, tanto para la fruta de mesa como para la elaboración de aceite. Hace años, cuando Rodolfo Gabrielli era gobernador, estableció un reintegro especial para las exportaciones de peras y manzanas, pero como vulneraba los principios de la convertibilidad, no pudo ser aplicado”, recordó.

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