Aunque el informe de anticipo de exportaciones del INV del mes pasado muestra un dato negativo -una caída del 45,6% en el volumen vendido al exterior- el motivo de ese descenso es que en enero de 2020 las ventas en el mercado internacional de vinos a granel fueron extraordinarias, mientras que ahora se redujo el stock. Sin embargo, los fraccionados, cuyas operaciones tienen mayor estabilidad, siguen mostrando un crecimiento.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura informó que en enero se exportaron 23,6 millones de litros de vino, es decir 19,8 millones de litros menos respecto del mismo mes de 2020 (-45,6%); de ese total, 14,7 millones (62,2%) corresponden a vinos fraccionados, que crecieron 3,2% y 8,9 millones (37,8%) son vinos a granel, que cayeron 69,4%.
El titular del INV, Martín Hinojosa, resumió que la caída en los graneles responde a que hay menos stock de vinos y por lo tanto menor disponibilidad para exportar. Sin embargo, destacó que los fraccionados han tenido un repunte y que se trata de un mercado más estable.
Ramiro Barrios, director del Área de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina, indicó que sería bueno que este tipo de informes tuviera una referencia de los últimos 12 meses –el INV presenta el acumulado anual pero recién a partir del segundo mes- para poder apreciar las tendencias. De todos modos, indicó que los valores no están tan alejados de los que se observaron en los últimos meses de 2020.
Específicamente sobre el vino fraccionado señaló que el leve incremento mensual ya lo observaron el año pasado, aunque resaltó que lo interesante es ver que el aumento se da en la franja de precios más bajos. Los segmentos por debajo de los 26 dólares, precisó, son los que han crecido significativamente, alrededor de un 30%. En cambio, el segmento entre 26 y 39 dólares se mantuvo estable en 2020 y los que están por encima de los 40 dólares registraron una fuerte caída, especialmente los que superan los 60 dólares (-14%).
Este panorama se explica porque los negocios en la franja de “primer precio” no se habían podido realizar en períodos anteriores pero el tipo de cambio de los últimos meses lo hizo posible sobre todo en el caso de aquellas bodegas que, por su escala, pudieron ganar competitividad en los costos. En cambio, la alta gama se vio más afectada porque es la que tiene mayor participación en los canales de comercialización de restaurantes, hotelería y espacios ligados al turismo.
Barrios manifestó que hay un doble efecto: por un lado, el Covid afectó las exportaciones de vinos de alta gama y, por el otro, un tipo de cambio más competitivo permitió retornar a segmentos de precios en los que por muchos años la Argentina no tuvo participación importante. Si bien en Bodegas de Argentina no cuentan con datos de facturación de enero, estimó que es muy probable que se mantenga el incremento en ventas al exterior de vinos más económicos en detrimento de los más costosos.
En cuanto a los graneles, recordó que el año pasado había sobrestock y un tipo de cambio más competitivo, lo que permitió a la Argentina volver a la mesa internacional de proveedores de vinos sin fraccionar a precios competitivos. Sin embargo, ahora esa participación es menor porque ya no hay excedentes y además, los costos de reposición son muy diferentes a los del año pasado.
Barrios consideró que será difícil poder sostener el volumen de exportaciones de vino a granel de 2020 este año ya que, como están dadas las condiciones, lo más probable es que disminuyan. También que aquellas empresas, que están enfocadas en este tipo de negocios y por lo tanto tienen relaciones de largo plazo, mantengan sus volúmenes, mientras que las que salieron a exportar por un contexto favorable difícilmente lo puedan repetir. Esto porque, además, hay países con un stock actual mayor, como Sudáfrica y España, a la vez que precios más competitivos.
Sobre los fraccionados, el director del Área de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina indicó que el turismo internacional todavía es muy incipiente ya que hay países, como Chile, en los que no es posible entrar sin cumplir 10 días de cuarentena obligatoria y estimó que se irá recuperando en la medida en que avancen los programas de vacunación. Entre tanto, dependerá de las aperturas o cierres que establezcan los países o los Estados con las llegadas de nuevas olas o nuevas cepas del Covid-19.
De ahí que considere que 2021 será un año de recuperación, aunque resta conocer cuál será el ritmo de esta reactivación, y sumó que esperan que, a partir del segundo semestre, empiecen a repuntar las ventas de alga gama. En cuanto a la posibilidad de mantener negocios estables, acotó que irá de la mano de cuán competitivo sea el país, ligado a variables como tipo de cambio, niveles de retenciones y precio de la materia prima, que son difíciles de prever.
Por su parte, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, comentó que los graneleros dicen que hay que esperar a febrero para ver cómo siguen las exportaciones, ya que enero de 2020 fue un mes excepcional. De todos modos, acotó que se prevé que los precios de la uva y del vino de traslado sigan subiendo, por lo que la competitividad del vino sin fraccionar va a decrecer. Y que lo mismo sucederá con el mosto. El informe del INV también muestra una caída en las ventas al exterior de jugo concentrado de uva del 31,5%: de 8.205 toneladas en enero de 2020 se pasó a 5.618 toneladas el mes pasado.
Villanueva señaló que es muy probable que durante todo 2020 se observen exportaciones de granel a la baja, por el buen stock de España y el argentino acotado, y un crecimiento aceptable en las ventas al exterior de vino fraccionado.
Como contraparte, indicó, los mercados de fraccionado son más estables y si bien el aumento de precios los va a afectar, si la competitividad del dólar se mantiene estable, no debería ser tan crucial. Un riesgo en este sentido, planteó, es que se trata de un año eleccionario y habitualmente la cotización se atrasa.
Manifestó que siguen insistiendo en la necesidad de eliminar las retenciones en toda la cadena, para ganar competitividad y poder compensar el incremento en los costos, asociado a una suba del valor de la uva. Por el momento, sin embargo, se trata de operaciones realizadas con valores de 2020.
El gerente de la UVA indicó que en las últimas cosechas se ha ido reduciendo la producción en forma paulatina y que se trata de un problema estructural, debido a que cada vez hay menos viñedos porque se perdió rentabilidad, la inflación fue muy alta, el costo financiero aún más y hubo productores que se retiraron de la actividad.
De ahí que se haya llegado a un punto en el que hay más mercado que producto y que esto impacta en los volúmenes exportables.