Criar un hijo demandó, en noviembre, de $390 mil a $483 mil, dependiendo de la edad del menor, según el Indec. En este monto se incluyen los bienes y servicios que consume el pequeño, como también las horas de cuidado que demanda. El importe tuvo una suba que llegó el 132% en el último año, mientras que, en la comparación interanual, la inflación trepó 166%.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos comenzó a publicar todos lo meses la valorización de la canasta de crianza para la primera infancia, la niñez y la adolescencia a mediados de 2023. El relevamiento incluye el costo total de criar a un niño, niña o adolescente, pero también distingue entre el valor de los bienes y servicios que consume, y el costo del cuidado.
Para calcular este último componente, se les asigna un valor a las horas que se dedican a cuidar a esos pequeños, en función de la remuneración de las empleadas de casas particulares, con retiro, correspondiente a la categoría “Asistencia y cuidado de personas”.
En noviembre, se necesitaron $389.870 para criar a un infante menor de un año ($113.435 para bienes y servicios, y $276.435 para el cuidado); $462.397 para un niño de 1 a 3 años ($146.471 y $315.926); $384.002 para un pequeño de 4 a 5 años ($186.548 y $197.454); y $483.162 para un niño o adolescente de 6 a 12 años ($231.414 y $251.748).
La diferencia responde a que se calculan distintas canastas por tramos de edad, teniendo en cuenta los niveles de escolarización de infantes, niños y adolescentes, y las horas de atención que requieren, que oscilan entre las 84 mensuales para los de 6 a 12 años y las 168 para los de 1 a 3 años. Esto también provoca que los aumentos hayan sido variables, entre el 123% para los bebés y el 132% para los niños de 4 a 5 años.
Esto implica que, en todos los casos, la suba estuvo por debajo de la inflación interanual, que, a noviembre, fue del 166%. Cuando se descompone la canasta de crianza en el costo de bienes y servicios, y el costo de cuidado, se observa que el primero tuvo una variación del 156%, mientras el segundo subió 112%.
Para tener una referencia, la remuneración de las trabajadoras de casas particulares que se dedican al cuidado de personas pasó de $1.277 la hora a $2.997 (+135%), con retiro, de noviembre de 2023 al mismo mes de 2024, mientras que, si perciben un salario mensual, el monto subió de $161.494 a $422.479 (+162%).
La economista Carina Farah planteó que esto evidencia la licuación de los ingresos de las clases más vulnerables y, particularmente de las mujeres, que son las que más se dedican a las tareas de cuidado y domésticas. En estos sectores, las recomposiciones salariales generalmente están por debajo de la inflación y aún más con la desregulación de los mercados.
Sumó que, si bien el desempleo, en la última medición, se ubicó un poco por encima del 7%, lo que implica que se está lejos de los niveles de 2021, empieza a actuar como un “disciplinador”, sobre todo en los sectores más precarizados. Otros economistas también han señalado que el nivel de empleo se ha sostenido a costa de una baja real de los salarios.
Farah resaltó que la canasta de crianza ha servido como un indicador del monto que deben afrontar las mujeres que se quedan al frente de un hogar monoparental, por lo que se ha tomado como referencia para calcular lo que deben pagar los varones como manutención de los hijos.
Sin embargo, advirtió que no incorpora los servicios del hogar, como electricidad, gas y agua, por lo que invisibiliza que hay alguien en ese hogar que se hace cargo de pagar las tarifas (que, además, son las que han tenido incrementos significativos en 2024) y otros costos fijos de la vivienda. El varón, en cambio, sólo aporta para los bienes que se vinculan en forma directa con el consumo de los hijos.
Pese a eso, resaltó que toma como estimativo el precio de la hora de trabajo de una trabajadora de casas de familia para estimar cuál es el valor de las horas de cuidado, que suelen recaer ya sea en la madre, la abuela o una persona contratada. Y, en caso de que sea la madre, implica un corte en la historia laboral.
La economista subrayó que esta canasta de crianza visibiliza que, cuando los niños viven con la madre, “comen, toman, consumen, necesitan útiles que pierden en la escuela”, y necesitan de alguien que los cuide, tarea a la que le asigna un valor. Y evidencia que las horas que le a una mujer el cuidado de los hijos suelen impactar en su trayectoria laboral.
De hecho, hay varios estudios que muestran cómo se modifica esta trayectoria para las madres después del nacimiento del primer hijo -ya sea porque dejan de trabajar fuera de casa o reducen la carga horaria-, mientras que rara vez sucede lo mismo con los padres. “Se le llama amor, pero son tareas de cuidado, reproductivas, que sostienen este paradigma económico”, resaltó.