Los últimos datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) permiten apreciar el comportamiento de las exportaciones de vinos argentinos y lo que ya, casi con seguridad, será el panorama para el cierre de 2022. En el acumulado enero-noviembre se observa una caída en el volumen de las ventas al exterior de vino del 20,1%, en comparación con el mismo período del año pasado. Como contraparte, el precio promedio ha tenido un crecimiento del 15,9%.
El informe del INV muestra que, en los once primeros meses de este año, Argentina exportó 247,8 millones de litros de vino, 62,5 millones de litros menos con respecto al mismo período del año 2021, lo que significa un descenso del 20,1%. De ese total, 184,3 millones (74,4%) corresponden a vinos fraccionados, que registraron una disminución de 9,2%, y 63,4 millones (25,6%) son a granel, cuyas ventas al exterior se redujeron un 40,9%.
El presidente del INV, Martín Hinojosa, señaló que el gran volumen de las exportaciones se vincula con los graneles, cuyo mercado internacional se mueve en función del precio y la cantidad de vinos. En este sentido, Argentina tuvo este año la segunda peor cosecha de la historia, lo que causó que hubiera poco vino para destinar al mercado de granel.
Consideró que el panorama para el último mes de 2022 será muy similar, aunque apuntó que los espumantes podrían llegar a repuntar en diciembre. El dato es relevante, ya que se trata del único tipo de vino que no ha tenido números negativos en lo que va del año, sino más bien lo contrario. En volumen, las ventas al exterior de espumosos crecieron un 45,8%.
Hinojosa analizó que, en los primeros tres meses del 2023, es de esperar una tendencia muy parecida a la de los últimos meses. Y sumó que la expectativa de cosecha va a incidir de modo considerable en las exportaciones, sobre todo si hay variedades más afectadas por los factores del clima que otras. Esto, porque las bodegas podrían cuidar el mercado interno y restringir sus ventas al exterior.
Aunque lo habitual es que las exportaciones tengan un repunte en octubre y noviembre, ya que es el momento en que se envían los vinos a otros países, para asegurarse que estén en los distintos mercados a tiempo para las Fiestas de Fin de Año, los cambios en la logística han obligado a ajustar ese cronograma.
Cómo afectan la logística y las retenciones
En una nota reciente de Los Andes, Josefina Godoy Lemos, gerente comercial en Argentina de Hillebrand Gori, una empresa de logística enfocada en la importación y exportación de vinos y otras bebidas alcohólicas, comentó que las bodegas habían organizado sus despachos con antelación, para evitar que las demoras en conseguir espacio en los barcos les impidieran cumplir con los compromisos.
De hecho, a esta fecha del año pasado, el sector vitivinícola celebraba los buenos resultados obtenidos en el mercado externo durante el 2021, pero planteaba que hubieran podido ser mejores, de no haber sido por las complicaciones logísticas y el faltante de botellas, remanente de la crisis mundial del vidrio durante la pandemia y el incendio de Verallia, una de las principales fábricas de envases en el país.
Una buena noticia para el sector exportador, que adelantó Godoy Lemos, es que, en marzo de 2023, las empresas navieras aumentarán sus flotas, para responder a una demanda de espacio que aún sigue siendo superior a la oferta. Por otro lado, también se observa una reducción en el consumo global, producto de la inflación y recesión mundial, que sería favorable para la logística en un punto, porque habría más disponibilidad, pero impactará en las ventas de bienes.
Sin embargo, las bodegas que exportan vienen advirtiendo, como sucede desde otros sectores productivos, que el valor del dólar oficial ha tenido una variación muy inferior a la del costo de los insumos -en muchos casos dolarizados a la cotización paralela o financiera- y de la mano de obra. Esto les resta competitividad, plantean, en los mercados, en especial en los vinos de precios más bajos.
En el Foro Vitivinícola que realizó la semana pasada Bodegas de Argentina, se volvió a mencionar que un tipo de dólar diferencial, como el que anunció el ministro de Economía Sergio Massa -y luego dejó sin efecto- no resultaría beneficioso para la industria, a menos que se sostuviera en el tiempo. En cambio, los participantes insistieron en que se deberían eliminar las retenciones, que se llevaron a 0% para las pymes que exporten hasta U$S 500 mil al año y se redujeron a la mitad (2,25%) para las que vendan entre U$S 500 mil y un millón de dólares, pero siguen siendo del 4,5% para las principales exportadoras.
En un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral, de la Fundación Mediterránea) se plantea la pregunta de si la caída en las cantidades exportadas de varietales fraccionados en 2022 responde a una menor elaboración de vinos o por un dólar cada vez menos conveniente para los exportadores.
Y analizan que, si fuera por la primera razón, también debiera haber disminuido las ventas en otros mercados y de otros vinos. Sin embargo, en este año, el consumo de vinos varietales se ha incrementado. Al aumentar las ventas en el mercado interno y disminuir en el externo, concluyen, tiene más fuerza el argumento de que el atraso del dólar oficial está perjudicando a los exportadores.
Volúmenes y precios
El informe de exportaciones del INV muestra que, en la comparación enero a noviembre 2021-2022, las exportaciones de graneles cayeron un 40,9% en volumen, pero que la principal caída se observa en los genéricos, con un 74,6% de descenso, al pasar de 40,2 millones de litros el año pasado a los 10,2 de este. En cambio, en el caso de los varietales no fraccionados el descenso fue mucho menor: del 20,7%, ya que se pasó de 67,1 hectolitros a 53,2.
Los fraccionados registran, en su conjunto, una disminución en el acumulado de este año, del 9,2%. Sin embargo, la disminución fue más marcada en los sin mención varietal (-20,1%) y, dentro de este grupo, tuvieron un mayor descenso los vinos color (-21,3%) que los blancos (-12,8%). En el caso de los fraccionados varietales, que disminuyeron un 8,7%, los de color bajaron un 9% y los blancos 6,7%.
Como contraparte, el precio promedio del vino total en el acumulado enero-noviembre es de 3,09 U$S/litro, lo que marca un crecimiento en valor del 15,9%. El fraccionado llegó a 3,86 U$S/litro (+3,2%) y el granel a 0,85 U$S/litro (+34,4%). Desde el INV resaltan que, hasta el momento, el precio medio de los vinos varietales, espumosos y sin mención varietal ha aumentado.