26 de abril de 2025 - 19:42

El FMI mantiene el ritmo de crecimiento de Argentina, aunque analistas anticipan efectos contractivos

El Gobierno coincide con las estimaciones de crecimiento del FMI, aunque el lanzamiento de la tercera etapa del programa económico ha comenzado a generar dudas en el mercado.

El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvieron sin cambios su proyección de crecimiento para la economía argentina en 5,5% para este año. Sin embargo, en el ámbito privado, los analistas comenzaron a revisar sus estimaciones a la baja, previendo un impacto inicial derivado de la implementación de la nueva etapa del programa económico.

Desde el equipo económico oficial, confían en que el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) pueda atraer capitales significativos que impulsen la actividad. No obstante, los economistas del sector privado anticipan una caída temporal en el nivel de actividad, lo que interrumpiría la recuperación sostenida observada en los últimos meses. Aun así, estiman que esta tendencia podría retomarse a partir del tercer trimestre del año.

En cuanto a los datos concretos, febrero reflejó una mejora mensual del 0,8% en la actividad económica, siendo la última medición antes del salto inflacionario de marzo y la volatilidad cambiaria previa al nuevo entendimiento con el FMI. Por estos factores, se presume que en marzo la economía podría haber perdido impulso.

“Este marzo tuvo menos días hábiles que el del año anterior, lo que limita la capacidad de producción. Además, febrero también fue un mes complicado, con una inflación acelerada y fuerte incertidumbre cambiaria, factores que siempre afectan negativamente”, explicó Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra.

Y agregó: “Las verdaderas señales las veremos en abril, con el nuevo esquema cambiario. Aunque esperamos una leve desaceleración de la inflación respecto a marzo, seguiría por encima del 3%. Los salarios sufrirán una pérdida frente a la inflación en los próximos dos meses, lo que afectará el poder de compra. Además, hubo un alza considerable en las tasas de interés, no la del Banco Central, pero sí la de referencia para la economía: las Letras del Tesoro, las tasas bancarias y los préstamos”.

La consultora Equilibra sintetizó la situación en un informe reciente: “Con salarios reales más bajos y tasa de interés más alta, parece inevitable anticipar un impacto ‘estanflacionario’ -más inflación y menos actividad- en los próximos meses. De aquí deriva otro riesgo: que el deterioro de los ingresos y de la actividad erosionen el apoyo social al gobierno, que es clave para que el programa con el Fondo funcione. En un mundo en plena guerra comercial, en el que reina la incertidumbre, los activos argentinos -que son particularmente volátiles- pueden tener menos demanda, aun cuando el programa económico genere expectativas positivas en la comunidad financiera internacional”.

Por otro lado, el Grupo SBS también advirtió señales preocupantes, al señalar la existencia de un “sesgo bajista” en los datos adelantados correspondientes a marzo. Este fenómeno, según explicaron, se vincula con “la escalada en la volatilidad y la incertidumbre que tuvo lugar durante la segunda mitad de marzo”. En ese marco, identificaron factores tanto positivos como negativos. Entre los elementos a favor, mencionaron una posible reactivación del consumo, un crecimiento del crédito, el dinamismo del sector energético y una mayor inversión incentivada por una flexibilización en el régimen cambiario.

Sin embargo, también marcaron riesgos relevantes: una inflación que podría continuar en ascenso, una apreciación del peso que podría persistir si el dólar se mantiene en el piso de la banda cambiaria, lo que pondría presión sobre las cuentas externas. A esto se suman posibles tensiones financieras globales, como un nuevo aumento de tasas de interés internacionales, y una caída en los precios de los commodities, producto del contexto de tensiones comerciales a nivel global.

Desde el Gobierno, en cambio, celebraron los datos positivos de febrero, atribuyéndolos al proceso de estabilización macroeconómica. Según señalaron, la actividad comienza a acercarse a los niveles máximos registrados por el EMAE en 2017. Ese repunte, afirmaron, estaría “apoyado por la continua recuperación de los salarios reales, así como por las reformas destinadas a aliviar las costosas restricciones cambiarias y los obstáculos a la inversión y el empleo”, según expresó el equipo económico.

Martín Vauthier, director del BICE y asesor del ministro de Economía Luis Caputo, indicó que “la economía se encuentra en el mayor nivel desde junio de 2022, 4,6% por encima de noviembre de 2023, y a sólo 0,3% del máximo histórico de noviembre de 2017″, en base a su seguimiento detallado de la evolución de la actividad.

En paralelo, el Fondo Monetario Internacional también dio a conocer su visión. En la actualización de su panorama global publicada esta semana, el organismo advirtió que el crecimiento mundial sufrirá una desaceleración en 2025, influida principalmente por la guerra comercial impulsada por el gobierno de Estados Unidos.

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