6 de abril de 2025 - 00:10

El CEM señala que el desempleo en Mendoza es bajo, pero los salarios también

El tener un sueldo, plantean, no asegura no estar por debajo de la línea de pobreza. Analizan qué se necesita para modificar esta situación.

Un informe reciente del Consejo Empresario Mendocino destaca que, a fines de 2024, la tasa de desempleo del Gran Mendoza era del 4,8%, por debajo de la nacional (6,4%) y de la registrada en el trimestre previo (5%). En esta línea, consideran que la provincia no presenta un escenario crítico en términos de cantidad de empleo, pero también advierten que, con niveles de pobreza altos, “tener trabajo hoy no garantiza no ser pobre” y que el salario real está 27% por debajo del de diciembre de 2016.

El análisis sobre la situación del empleo en la provincia entre 2012 y 2024, elaborado por Gustavo Rivarola, asesor económico del CEM, menciona que Mendoza se destacó en la recuperación laboral post pandemia, con una importante caída del desempleo en los últimos cuatro años y una tasa menor que la nacional.

En comparación con otros grandes aglomerados urbanos, el Gran Mendoza se encuentra en el puesto 17 (de 32), un escalón más arriba que en 2023. Los mejores posicionados son Viedma, Santiago del Estero y Formosa, con tasas de desempleo de 1,2%, 1,5% y 1,7%, respectivamente. Mientras que en el extremo menos favorecido se encuentran Mar del Plata (8,6%), Resistencia (8,4%) y La Plata (8,1%).

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Nivel de actividad

En los últimos años, se produjo un marcado aumento del nivel de actividad en Mendoza: pasó del 44,9% promedio entre 2012 y 2019 -por debajo del valor país (45,9%) y de los grandes aglomerados urbanos (47%)- al 49,8% en el periodo 2021-2024, por encima de ambos.

Como el trabajo es un factor clave para la producción, el nivel de actividad económica es determinante en la demanda de empleo, en especial del sector privado. Pero Argentina no crece desde hace más de una década, producto de “déficits fiscales e inflación crónicos, el desorden macroeconómico y múltiples obstáculos al buen funcionamiento de la economía, que minaron la confianza de los agentes económicos”; algo que ha empezado a revertirse hace muy poco.

El documento resalta dos datos. Por un lado, entre 2011 y 2024, el ingreso por habitante (indicador de bienestar) cayó 12% y 13% en Mendoza y Argentina, respectivamente. Por otro, según el Indec, a diciembre de 2024, el 38% de los argentinos y 42% de los mendocinos era pobre, una reducción de entre 15 y 11 puntos porcentuales, respectivamente, en el último semestre. Pese a esto, el país tiene una pobreza estructural, que no ha podido bajar del 25% en los últimos 30 años.

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Empleo

La tasa de empleo tuvo una evolución favorable en la provincia. Del 42,7% en promedio entre 2012 y 2019 -cuando en el país era de 42,2% y en los grandes aglomerados urbanos del 42,9%- creció al 46,9% entre 2021 y 2024, superando el registro nacional y el de los GAU.

“Punta a punta, el Gran Mendoza fue relativamente más dinámico que el país y los aglomerados comparables tanto en el ingreso de personas al mercado laboral, como en la creación de empleo”, resalta el informe.

Por otra parte, entre el cuarto trimestre de 2019 y el mismo periodo de 2024 ingresaron al mercado laboral local 15.000 personas (la población económicamente activa creció 3%) y se crearon 26.000 nuevos empleos (la tasa de ocupación trepó 5,6%). Esto significa que se crearon más trabajos de los necesarios para cubrir la entrada de nuevos trabajadores al mercado laboral.

El CEM resalta que el Gobierno provincial implementó programas de sostenimiento y fomento del empleo, como Enlace y Enlazados, que fueron creados en 2020 y continúan, y que, consideran, han contribuido a esta dinámica.

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Empleo registrado

A nivel nacional, el empleo registrado creció 19% entre 2012 y 2024, con mayor dinamismo de los trabajadores independientes (+60%) que de los asalariados (+11%). El empleo público aumentó 29%, mientras que el privado apenas se incrementó 3%. Las categorías que más crecieron fueron monotributo social (260%), monotributo (51%) y asalariados públicos (29%), mientras las que tuvieron peor desempeño fueron asalariados privados (3%) e independientes autónomos (-2%).

Mendoza, en tanto, perdió 4.800 puestos de trabajo privados registrados entre diciembre de 2012 y 2019, a los que se sumaron otros 13.000 hasta diciembre de 2020, por efecto de la cuarentena. Pero en los tres años siguientes, recuperó 16.300 empleos privados registrados, superando los niveles pre-pandemia. En 2024, cuando en todo el país se perdieron 107.700 empleos privados registrados -con un primer semestre de caída y un segundo de recuperación-, 3.100 mendocinos accedieron a un empleo.

En cuanto a la a participación de las distintas ramas de actividad en el empleo registrado asalariado privado de Mendoza, el comercio (18,5%) y la industria manufacturera (18,2%) lideran, y junto a los servicios empresariales y de alquiler (13,5%) representan la mitad del total.

Sobre el empleo público, entre 2011 y 2015, la cantidad de empleados de este sector aumentó de 54,8 a 57,3 cada 1.000 habitantes. Pero el ordenamiento fiscal iniciado en 2016 implicó una reducción a 50,6 agentes cada 1.000 habitantes a fines de 2024.

Salarios reales

Aunque el panorama es favorable, el CEM advierte que, dado que las tasas de desempleo son bajas y los niveles de pobreza altos, tener un trabajo no es garantía de poder estar por encima de la línea de pobreza. En esto influyen la informalidad laboral, que a nivel nacional era del 36,1% en el cuarto trimestre de 2024, y que el salario real está 27% por debajo del valor que tenía en diciembre de 2016, consecuencia de la caída del 40% entre 2018 y 2023, que se vio revertida sólo en parte por una recuperación del 17% en los últimos 11 meses.

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El análisis en el tiempo muestra que el salario real tiende a deteriorarse en contextos macroeconómicos imprevisibles y de alta inflación, y que, por el contrario, cuando las variables comienzan a ordenarse, se experimentan mejoras en este aspecto.

Medidas pendientes

“Es importante que la actividad económica se siga recuperando y también avanzar en reformas estructurales que mejoren la competitividad, bajando impuestos a la producción y al trabajo, reduciendo costos logísticos, de financiamiento y burocracia, y promoviendo el trabajo registrado”, sostiene la entidad.

El CEM resalta que la carga fiscal laboral es una de las más altas de América Latina y deben reducirse los costos laborales no salariales (impuestos al trabajo, ART, aportes a sindicatos, indemnizaciones, litigiosidad laboral y otros) y facilitar los procesos de contratación y desvinculación. Estos costos perjudican tanto a trabajadores y a empleadores, al disminuir el ingreso del trabajador al mismo tiempo que encarece el costo de contratación.

El documento concluye que la reforma laboral pendiente debería fomentar la productividad, para que aumente el salario sin afectar el costo laboral unitario y el precio de los productos, manteniéndolos competitivos en el mercado. Y también enfocarse en la educación, la capacitación para el trabajo y la empleabilidad, para mejorar los salarios reales -y el consumo y el ahorro- en forma sostenible.

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