El informe anual del Instituto de Estudios de la Realidad de Argentina y Latinoamérica (IERAL, de la Fundación Mediterránea), presentado esta última semana, es una base de análisis para la economía local y sus perspectivas. Contrastado con la opinión de economistas y cámaras empresariales, se puede vislumbrar hacia dónde marcha la economía de Mendoza con algunas señales positivas como la reactivación de la economía y del mercado externo.
Dirigido por los economistas Gustavo Reyes y Jorge Day, el análisis revela números preocupantes de 2020, como una caída del 8,6 % del Producto Bruto Geográfico (la suma de la producción de bienes y servicios en la provincia) y la recesión más grande de los últimos 30 años.
Con una amplia información de base, queda la pregunta de qué esperar hacia adelante. El análisis de IERAL es optimista en el futuro cercano, con varios aspectos positivos como el crecimiento de países importadores de productos mendocinos, la reactivación de sectores locales y la inversión pública en un año electoral.
Respecto a la inflación, si bien la actual está “en niveles altísimos en términos mensuales” (alrededor del 4%), podría desacelerarse en los próximos meses ya que en febrero el Banco Central redujo drásticamente el ritmo de devaluación de nuestra moneda respecto del dólar oficial. Esto impactará en el Índice de Precios del Consumidor, lo que ayudaría a la baja.
Al encuestar a empresarios locales, en diciembre casi la mitad consideró que este año será mejor. “A pesar de ello, menos de un tercio planea aumentar su planta de personal y un 56% invertiría solo entre 1% y 10% de su facturación en dicho año. Turismo, Construcción, Telecomunicaciones e Informática son los sectores más votados y con más posibilidades de crecer en 2021”, señala el informe.
Alfredo Cecchi, presidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), estuvo en la presentación del informe y opinó: “Estamos absolutamente de acuerdo con el informe de IERAL, son datos bien obtenidos, comparados y sólidos, con los cuales no se pueden disentir. Los datos son duros y responden a la realidad”.
Según el dirigente de la FEM, es llamativo que, si bien el empleo (formal e informal) está en aumento, el empleo formal en la provincia cayó más que a nivel nacional. “Esto nos dice que tenemos una estructura productiva agotada y que el crecimiento que venga, el rebote de la pandemia, va a ser insuficiente para recuperar el índice de crecimiento que necesitamos”, señaló Cecchi pidiendo revisar la estructura productiva.
El brazo exportador
En el escenario base que plantean los economistas de IERAL, el mundo y los países comercialmente “socios” de la provincia tendrían una importante reactivación durante 2021 y por lo tanto, impulsarían tanto la economía nacional como provincial. Para Argentina, eso se potencia con el aumento del precio de commodities como la soja.
Jorge Day explica que cuando hay un shock negativo como en 2020, es normal que le siga una fuerte recuperación, lo que se dice un “rebote”. Si bien los riesgos de otras olas de coronavirus están latentes, se apunta a la recuperación de economías durante 2021, 2022 y 2023, y esto activa también el comercio internacional.
“Cuando a las economías les va bien, consumen más. Entre los que pueden crecer está Brasil, tiene problemas políticos pero también grandes oportunidades. Mendoza le exporta muchos productos, como ajo y ciruela, pero hay que ver si tendremos la materia prima para venderle porque hemos tenido bajas cosechas”, observa el economista. En esta visión, el mundo podría comprar más y Mendoza debe estar a la altura del desafío.
Federico Pagano, presidente del Consejo Empresario Mendocino (CEM), concuerda en la posibilidad de un rebote mundial y a la vez señala que países como Estados Unidos han planteado programas de estímulo fiscal para reactivar su economía, lo que a la larga motivaría su consumo.
“Productos como el vino podrían tener un buen mercado en 2021 y tenemos que ver la capacidad y la forma de aprovechar esta ocasión. También es cierto que hay dificultades como trámites, impuestos nacionales y demás temas que hacen que se pierdan oportunidades. En un restaurante, podés tener a los comensales y la comida lista para servir, pero si no tenés la mesa ni los cubiertos se hace difícil”, ilustra Pagano.
Desde el ministerio de Economía y Energía de Mendoza, el asesor Sebastián Lasa afirma que los principales clientes externos de la provincia (Estados Unidos, Brasil, Europa y Chile) van a recuperarse por lo menos en 5 puntos porcentuales con respecto al año pasado, reactivando sus compras y por ende las exportaciones locales.
Para Lasa, es una gran oportunidad para exportar más agroindustria e industria: “Dos tercios de los despachos locales se vinculan a la vitivinicultura, también tenemos ajo, conservas y productos industriales. Hay que ver los stocks, pero tenemos para elaborar y exportar. Creemos que habrá una recuperación y se va a poder abastecer al mercado”.
Sectores con viento a favor
Al momento de analizar los sectores, Reyes y Day consideran que el sector de la construcción es el que tiene una mejor perspectiva. Si bien hay algunos obstáculos, como un posible aumento de los materiales de construcción, las luz verde está en la reactivación del sector y en una mayor obra pública por ser un año electoral.
“El año pasado tenías un gobierno al que se le cayó la recaudación, tuvo que salir a asistir a las empresas y destinó recursos a reforzar la salud. Este año debería mejorar sus recursos y habría más fondos para la obra pública, además, las elecciones motivan a hacer más inversiones de este tipo. Es posible que los materiales se encarezcan y quizás falten insumos para construir, pero confiamos en que pese más lo positivo”, señala Day.
También se espera que el comercio mejore después de un 2020 con una gran parálisis al inicio de la cuarentena (en el año, cayó un 9,6 % según IERAL). El sector se reactivó a mediados del año pasado, pero es dependiente de cómo avance el salario y si mejora el poder adquisitivo.
Respecto al turismo, el sector se podría recuperar de forma más lenta y dependiendo de qué ocurra con el Covid-19. El vicepresidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), Juan Viciana, cree que se ha avanzado con el turismo interno fuera de las ciudades, pero esos establecimientos representan del 5 al 10% del sector y hay que trabajar en atraer al turismo internacional.
“No hay que descartar el turismo interno, pero lo más potente es la gente de Brasil y Chile, con una moneda más fuerte y un alto nivel de consumo. Es difícil trabajar con Brasil por la situación sanitaria, pero con Chile sí se podría. Nuestros vecinos están deseando venir, hay que hacer los trámites para que si están vacunados y tienen un PCR puedan ingresar. Eso crea una dinámica enorme, genera un efecto multiplicador”, señaló Viciana.
Lasa cree que, así como en 2020 cayeron todos los sectores, también en 2021 van a rebotar y crecer. “Va a haber más comercio, turismo y por supuesto la construcción va a crecer, lo cual tracciona a otros sectores. Desde el gobierno hay más presupuesto para inversión tanto en vivienda pública (barrios del IPV) como en infraestructura”, apunta el asesor del Ministerio de Economía.
“Vamos a tener un año de crecimiento en Mendoza de mínimo 5 puntos. Turismo, si lo comparás con 2020, va a crecer por la sencilla razón de que el año pasado estuvo cerrado. Un gran enigma es el sector petrolero, que tiene problemas estructurales más que coyunturales”, comenta Laza.
Referido a sectores con menores perspectivas, el informe presenta dudas en agricultura por las bajas cosechas de uva y ciruela, más la falta de stock en ambas materias primas. Day también ve complicado el sector de petróleo ya que “el gran negocio de YPF es la venta de combustibles y, aun cuando aumentó el precio de la nafta, sigue estando a menos de lo que debería por la suba internacional: está a 80 centavos de dólar cuando debería estar en 1,10”.
Informe 2020
La economía afectada
El informe del IERAL Mendoza presentó también un análisis sobre el 2020, un año afectado por un virus que perjudicó (además de la salud) a la economía local, nacional y mundial.
En Mendoza, la contracción del empleo y de la actividad económica resultó peor que tras la crisis de 2001, aunque esta vez se cerraron menos empresas y la pérdida de poder adquisitivo no fue tan pronunciada como en aquella oportunidad.
Con una baja en el último año de 8,6% del PBG, la provincia registra valores similares a los del 2007. Incluso, entre 2009 y 2019, la tasa de crecimiento promedio anual de la economía mendocina fue del 0,3%, “muy por debajo del ritmo promedio de expansión de su población (1,1%), del crecimiento promedio de la economía nacional (0,7%) y de las economías del mundo (3,3%)”.
“Durante 2020, los cinco motores tradicionales de corto plazo de la economía provincial fueron contractivos: el mundo, la economía nacional, el mercado laboral, el financiero y el sector público”, describe el análisis de la Fundación Mediterránea.
Por mencionar un caso paradójico, el año pasado, hubo más depósitos bancarios, pero no se volcaron en préstamos (incluso, disminuyeron por la situación de la pandemia y la incertidumbre económica). El denominado “impulso financiero” resultó negativo.
Otro sector afectado fue el público, con una recaudación por debajo de la inflación. Se dio un estricto control de los diferentes gastos (personal, obras públicas, etc.) que permitió compensar los menores ingresos e inclusive reducir el déficit fiscal. “La contrapartida de esta mejora en el desbalance de las cuentas públicas se tradujo en que la política fiscal provincial también terminó siendo contractiva para el nivel de actividad económica”, apuntan.