El Observatorio de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi) presentó, como todos los años, su informe de los costos de la cosecha. Los resultados del relevamiento arrojaron que el incremento respecto del año pasado ha sido de entre 44% y 93%, dependiendo del sistema utilizado.
El que mayor suba interanual tuvo fue el de recolección manual de chardonnay (93%), seguido por la cosecha asistida de la misma variedad (84%) y la cosecha manual de uva blanca común (75%). La menor variación interanual se observó en la mecanizada, con un 44% para todos los tipos de uva, ya que su precio se calcula en dólares y la cotización no tuvo un alza tan marcada.
Aunque el análisis siempre incluía los costos de recolección de uvas tintas comunes y varietales, y blancas comunes, este año se amplió la base de comparación para abordar cinco escenarios: tinta común (con un rendimiento de 150 quintales por hectárea), blanca común (200 qq/ha), malbec (120 qq/ha), malbec del Valle de Uco (80 qq/ha) y chardonnay (90 qq/ha). Esto, con el objetivo de dar mayor representatividad geográfica al estudio.
En cuanto a los costos de la temporada 2021 respecto de 2020, para la cosecha manual de uvas comunes, tanto blancas como tintas, el incremento fue de 70% en promedio. Desde Acovi resaltaron que esto tiene un impacto importante para los productores, ya que el 65% de la cosecha total se concentra en este tipo de uvas.
La escasez de mano de obra, debido a una menor afluencia de trabajadores provenientes del Norte del país, por las dificultades asociadas a la pandemia, sumado a que las lluvias obligaron a levantar la producción lo antes posible para evitar enfermedades, hizo que el valor del tacho de uva se elevara. Esto representa entre el 62% y el 79% de los costos de cosecha manual.
El subgerente de Acovi, Nicolás Vicchi, planteó que también subió el costo del flete: un 43% respecto de la temporada pasada. Este ítem explica entre el 12% y el 26% de los costos de cosecha. Por otra parte, se resalta que, al momento de cierre del informe, se esperaba un nuevo incremento de combustible, que llevaría a una suba de 58% interanual en el precio del gasoil.
Los resultados, señaló Vicchi, evidencian que se debe avanzar en estructuras que permitan la semi mecanización o mecanización de la recolección. Es que el sistema de cosecha asistida resulta el más conveniente desde el punto de vista económico, ya que permite obtener un ahorro de entre 3 y 6% respecto de la manual. Esto, con la excepción del Valle de Uco, en donde este método no está disponible y la manual es la alternativa más económica. En cambio, la mecanizada tiene un costo entre un 6% y un 35% superior al de la manual.
Pero la cosecha asistida también tiene otras ventajas, como que necesita menos cantidad de personas –en un contexto de creciente reducción de la mano de obra disponible-, con lo que se reduce el riesgo de accidentes laborales, y brinda mejores condiciones para los operarios, por tratarse de una tarea menos pesada.
Sin embargo, para los pequeños y medianos productores, resulta muy difícil afrontar la inversión necesaria para implementar este sistema. De ahí que la entidad venga insistiendo en la necesidad de reforzar las líneas de financiamiento existentes para favorecer la creación de empresas de servicios que ofrezcan esta posibilidad a los viticultores. También consideran importante que este tipo de firmas sean incluidas en los rubros que reciben un reintegro de lo invertido, en el marco del programa Mendoza Activa II.
Por otra parte, y dado que el 30% de los viñedos del país tiene una extensión de entre 5 y 20 hectáreas, Acovi considera importante promover proyectos asociativos y la integración entre productores y bodegas, para facilitar la compra de maquinaria necesaria para realizar la cosecha asistida o mecanizada. Una de las herramientas que proponen para incentivarlo es implementar una tarifa diferenciada para la cosecha asistida en el convenio de corresponsabilidad gremial.
Vicchi planteó que la vitivinicultura es una actividad que genera muchas fuentes de trabajo y que se debe encontrar la manera de que la situación difícil de quienes se dedican a la cosecha no sea un impedimento para realizar esta tarea. Se necesitan, profundizó, políticas de asistencia por parte del Estado que acompañen al trabajo formal y registrado. Esto, porque el cosechador tiene miedo de perder los planes sociales si se desempeña en blanco durante dos o tres meses al año.
El gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, Mauro Sosa, manifestó que han tenido un aumento, como mínimo, del 30% en el precio del tacho de uva, aunque después en cada finca se han ido acordando valores diferentes de acuerdo con la variedad, el rendimiento y el estado del viñedo.
Sosa indicó que se está intentando extender la cosecha semimecanizada, porque aumenta la productividad y se trata de un trabajo menos esforzado para el cosechador; aunque reconoció que, en la zona Este, la más extendida es la manual. Por otra parte, se presenta como una solución para la caída sostenida de disponibilidad de mano de obra en los últimos años. Esto, porque son pocos los mendocinos que se quieren dedicar a la tarea y en 2020 y 2021 la pandemia complicó la llegada de quienes provienen del Norte.
En coincidencia con Vicchi, señaló que han planteado, a sucesivos gobiernos, que se debe resolver el “descalce” de un par de meses del cobro de los planes sociales cuando la persona trabaja en blanco ya que, si bien desde el Estado sostienen que se les restituye de modo automático el beneficio, en la práctica la restitución suele demorar dos o tres meses.
De ahí que el sector productivo proponga ahora que no se le suspenda el pago si se trata de un trabajo temporal.
El gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este aclaró que pese a que se suele decir que la gente no quiere trabajar en la cosecha porque se paga mal, este año el tacho se pagó $30, por lo que, si se levantan unos 60 tachos en una jornada, el ingreso diario es de $1.800. Añadió que hay quienes logran, por ser experimentados, levantar un número bastante superior.