A diferencia de un tiempo atrás, cuando los exportadores expresaban preocupación por las posibilidades de sostener los negocios en un contexto de numerosas restricciones, hoy celebran la facilitación de ciertas gestiones, los primeros indicios de eliminación de impuestos y la mejora de la imagen de Argentina en el mundo. Sin embargo, también expresan incertidumbre por el atraso del tipo de cambio, una inflación que sigue elevando los costos y cómo la política internacional puede impactar en los mercados.
Mario Bustos Carra, gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, resaltó que, en términos generales, hay una expectativa favorable porque el Gobierno está tomando medidas que pueden favorecer las exportaciones, por un cambio de percepción externa. Enumeró la baja del Riesgo País, el vínculo que está teniendo Argentina con otros países, cómo se están facilitando las inversiones, el RIGI, el desarrollo de Vaca Muerta y la apertura en Mendoza a la minería.
Sumó que, en la provincia, hay que ver qué impacto han causado las recientes inclemencias -la tormenta de granizo del martes- y cómo afectará a la agroindustria. Y mencionó que habrá que esperar para conocer cómo se materializa la baja de tributos anunciada por el Ejecutivo nacional, tanto los laborales no salariales como la carga impositiva.
Bustos Carra indicó que, más allá de que en esta época ya están cerrados los compromisos con el exterior, se está poniendo atención al ritmo devaluatorio. Es que el Gobierno anunció que tiene planeado bajarlo del 2% actual a un 1%, pero la inflación mensual sigue siendo alta (aunque haya caído considerablemente con respecto a la del año pasado).
Destacó que el peso argentino es la segunda moneda que más se ha valorizado en el mundo, mientras que el real -el principal mercado para los productos mendocinos- se ha devaluado. A esto se suma la incertidumbre política por la guerra entre Rusia y Ucrania, las tiranteces políticas con China y la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.
Se han flexibilizado las importaciones, lo que consideró positivo, porque la industria necesita incorporar tecnología, pero, como contraparte, ya ha ingresado tomate triturado de Chile y de Italia, y se teme que pueda empezar a llegar de países grandes, como China, que tienen costos de producción muy bajos, mientras que la carga impositiva en el sector de Alimentos es del 47%.
En cuanto al panorama internacional, analizó que la situación es bastante compleja, porque la relación comercial entre China y Estados Unidos “pende de un hilo”, ya que Trump ha anunciado que le va a subir los aranceles a los productos de ese país. El acuerdo del Mercosur con la Unión Europea, indicó, tiene pros y contras, y, además, habrá que esperar un año y medio a dos para su implementación.
“Hay cuestiones políticas que resolver y ver de qué manera aprovechamos este cambio de imagen del país”, opinó y subrayó que no se trata de una mirada política, sino de comercio exterior y que se vincula, entre otras cosas, con que se empezaron a facilitar los pagos al exterior, pero que también se debe buscar la forma de equilibrar el costo argentino, para que los exportadores puedan ser más competitivos.
Vino
Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, comentó que entiende que 2025 será un gran año para las exportaciones. Acotó que en 2024 se recuperaron con respecto a la caída que venía trayendo (en el acumulado de enero a noviembre, según los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, ha habido un aumento del 5,7% para el vino total y del 3,3% para el fraccionado).
Consideró que esa tendencia se va a mantener e informó que, en el caso de su bodega, en los últimos dos meses han estado recibiendo órdenes de compra de clientes que venían muy demorados, de Brasil y de Reino Unido. “Yo creo que vamos muy bien y que se está recuperando antes el mercado externo que el interno. Si tuviera que arriesgar una cifra, yo me animaría a decir que el año que viene vamos a tener un crecimiento importante”, avizoró y añadió que, si bien tal vez no se llegue a los valores de unos años atrás, estima que se podría alcanzar entre un 20%y un 25% de incremento con respecto a las ventas al exterior de 2024.
Detalló que se han ido dando ciertas condiciones para poder estimar esto: el consumo mundial está repuntando un poco y Estados Unidos, que tenía un stock de vinos importante que le había quedado de la postpandemia -y por eso no salía al mercado a comprar-, lo ha ido agotando y retomando las compras.
“Me parece que en 2025 vamos a empezar otra vez un camino de recuperación. El mercado interno va a acompañar, pero va a ir un poco más lento. Igual, creo que se va a empezar a activar también a partir del año que viene”, planteó el directivo de Bodegas de Argentina.
Ramiro Barrios, directivo de Wines of Argentina, manifestó que 2025 es difícil proyectar, pero que las tendencias macro en el mundo no han cambiado, porque se sostiene una caída de consumo del vino en los principales mercados, como Estados Unidos y Europa. Los motivos de esta reducción se vinculan con nuevos hábitos, sobre todo de las nuevas generaciones que llegan a la edad legal para consumir alcohol, que optan por otras bebidas.
El también gerente de Clos de los Siete indicó que en Europa y en Estados Unidos se ha instalado un fuerte debate acerca del efecto del consumo de alcohol en la salud. Si bien consideró que se sostiene en estudios que no están basados en información muy rigurosa, cuestionan el tomar bebidas alcohólicas. Sin embargo, el impacto ha sido diferente y se consumen más espirituosas que antes, pero menos vino.
Analizó que en China han caído las ventas y la cantidad de jugadores en el mercado ha disminuido; Corea, después del boom post pandemia, se ha ajustado a la baja; y Japón está sufriendo el efecto de la devaluación del yen, que hace que las importaciones se encarezcan y los importadores pierdan rentabilidad.
Para 2025, comentó, hay una gran expectativa en torno a las políticas comerciales anunciadas por Trump, a nivel de aranceles. “Tanto las empresas americanas como las chinas miran con atención lo que puede suceder. Daría la sensación de que se va a revivir la guerra comercial que se vio durante el primer mandato de Trump y eso también va a afectar, obviamente, el comercio mundial”, estimó.
Las guerras de Rusia y Ucrania, y la de Israel e Irán generan incertidumbre y un poco menos de propensión al consumo, por lo que Barrios consideró que no va a ser, probablemente, un año fácil. Pero también advirtió que las exportaciones argentinas de vino tocaron un piso y, desde agosto en adelante se fueron estabilizando, de manera que, en el acumulado enero-noviembre hay un leve crecimiento en el vino fraccionado.
Resaltó que este crecimiento viene acompañado de cierta ganancia en competitividad, que se produjo luego de la devaluación de diciembre de 2023. Pero advirtió que en el nuevo plan de estabilización del Gobierno implica un dólar que no va a tener una marcada evolución, con lo que las bodegas exportadoras deberán eficientizar los costos.
Barrios consideró que 2025 pueda traer algún crecimiento, pero moderado, y que va a requerir no sólo trabajar mucho los costos, sino también analizar cómo rinde cada dólar que se usa en la promoción y anclar el negocio en el valor de las marcas. “En un mercado un poco recesivo, los consumidores tal vez no estén tan dispuestos a probar nuevos productos y se refugian en marcas conocidas”, concluyó.
Industrias del conocimiento
Rodolfo Giro, vicepresidente de Conocimiento de la Federación Económica de Mendoza (FEM), indicó que el año ha sido complejo para todos y la realidad económica, pese a que el sector sigue otros parámetros, no le ha resultado ajena. Con respecto a las exportaciones, planteó que Argentina está un poco cara en dólares, por lo que consideró que se debe trabajar el tema de la competitividad.
De todos modos, señaló que es un sector que siempre ha seguido creciendo, aun en situaciones complicadas, y no cree que esta tendencia vaya a cambiar, sino que se están reacomodando las cosas. Subrayó que esto está pasando también a nivel mundial y no es sólo un tema de la coyuntura argentina.
Giro resaltó que la desaceleración de la inflación es muy buena, porque nivela el valor de los salarios, que es el principal capital de trabajo de las empresas que brindan servicios del conocimiento.
“En general, la perspectiva es que vamos a tener un buen año en 2025 y se espera que aumente la exportación, porque empiezan a jugar otros mercados. La globalización hace que uno pueda exportar no solamente a Estados Unidos o a Europa, sino también a Latinoamérica. Por ejemplo, nosotros estamos teniendo operaciones en Perú, y esto es algo cada vez más frecuente”, detalló.
Por otra parte, cuando mejoran las condiciones macroeconómicas, aparecen inversiones y esto abre la posibilidad de captar capitales que pueden financiar el desarrollo de startups locales. Destacó que esto es positivo, porque, cuando existe un ecosistema estable, se incrementa la llegada de capitales, fusiones de empresas o adquisiciones por parte de compañías grandes, que compran las locales, especializadas en un área puntual.
Añadió que hay una visión, compartida por el sector privado y el público, de posicionar a Mendoza como un centro de economía del conocimiento. Y acotó que el gran tema para el sector es cómo impactará la inteligencia artificial en los negocios.