Productores e industriales apuestan en conjunto a una campaña de difusión de las bondades del durazno en lata para recuperar el deteriorado mercado interno. Es que, pese a la mejora del tipo de cambio, lo que eleva la rentabilidad de las exportaciones, el consumo de la fruta envasada en el mundo se ha estancado.
Hasta que la estrategia de marketing empiece a rendir frutos, algunas industrias han dejado de producir y se estima que en 2019 caerá un 9,3% el volumen de cosecha.
El Instituto de Desarrollo Rural (IDR) presentó la estimación de cosecha 2019 de durazno para industria, que muestra que se espera una producción levemente inferior a la de este año. Así, de las 140.280 toneladas que se obtuvieron en 2018, se calcula que el próximo, el número caerá a 127.241 toneladas. El oasis más afectado por esta merma es el Sur, donde se anticipa una caída de 37%, lo que implica que se perdió más de un tercio de la cosecha; seguido por el Este (-18%) y el Norte (-17%).
Sin embargo, en el Valle de Uco -que concentra más del 80% del total de la producción provincial- la disminución es leve, de 1,5%. De ahí que la variación promedio para Mendoza, la única provincia productora del país de durazno para industria, sea de 9,3%.
Se debe considerar, además, que el rendimiento de los cultivos en el Valle de Uco, por el suelo y el uso de tecnología, es de 26,4 toneladas por hectárea, mientras en el Sur alcanza apenas las 9 toneladas por hectárea.
Roberto Meli, productor del Valle de Uco, comentó que están muy preocupados porque desde el año pasado el sector tiene buena producción pero malos precios, lo que causa que algunos productores no puedan realizar correctamente las pulverizaciones, fertilizaciones y el riego; y esto termina impactando en la calidad.
Sobre los costos de la producción, planteó que ahora el riego ha alcanzado una incidencia de 25% en la inversión total y señaló que es una actividad que demanda mucha mano de obra, para tareas como la poda, el raleo y la cosecha.
Meli manifestó además su inquietud por el cierre de algunas elaboradoras -Alco-Canale no producirá esta temporada porque fue a quiebra- y la situación compleja que atraviesan otras, como La Campagnola (Arcor) y La Colina.
Y agregó que las exportaciones no pueden crecer tanto, ya que el mercado externo ha llegado a una meseta. Por otra parte, indicó que de los 120 millones de latas que se elaboran cada año, unos 70 a 80 millones se consumen en el país y sólo el resto se exporta.
Gustavo Kobayashi, integrante de la específica de Agricultura, de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael, atribuyó la pérdida sostenida de superficie cultivada en el sur provincial a la disminución de la rentabilidad, por los bajos precios del producto en los últimos 5 años, y la falta de inversión, lo que se traduce en una productividad muy baja de los cultivos, ya que el productor no cuenta con los recursos económicos para desarrollar las labores culturales, fertilizaciones y curas.
Kobayashi comentó que este año se han sumado a este contexto algunas heladas tardías en octubre, que provocaron una importante caída de la fruta en planta, y tormentas de granizo, que afectaron a los cultivos que no están bajo tela.
Iniciativa conjunta
Raúl Giordano, presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), coincidió en que las exportaciones no crecieron de un modo marcado, aunque el aumento del dólar a partir del segundo semestre mejoró la rentabilidad. El principal obstáculo fue que cuando se elaboró a principios de año no había modo de prever esta variación en el tipo de cambio, por lo que no todos los elaboradores alcanzaron los estándares de calidad que demandan los mercados externos, ni cumplieron con ciertos requisitos, como el "abre fácil" que exige México.
Por otra parte, comentó que en la Conferencia Mundial del Durazno, que se realizó este año en Murcia (España), se planteó que el consumo de latas se ha mantenido en los últimos 10 años, lo que implica que caído en términos reales. Por eso, consideró que, por más que los productores pudieran incrementar su producción, no está asegurada la colocación del producto en el mercado externo.
Giordano señaló que, en vistas a la próxima temporada, no saben cuáles van a ser los costos de la materia prima, de la energía ni de los salarios. Por eso estima que los industriales que aún siguen trabajando intentarán tener una temporada normal, de acuerdo a los recursos financieros con los que cuenten. Esto, porque resaltó que no hay líneas de financiamiento que les permitan apostar a la producción, ya que las tasas de 60 a 70% de interés tornan imposible acceder al crédito.
Otra dificultad que enfrenta el sector, planteó el titular de Cafim, es que existe un carry over mayor que otros años; es decir, mercadería que ha quedado en las bocas de venta y en las fábricas que no se ha logrado comercializar. El principal motivo de esto, indicó, es que ha disminuido de modo considerable el consumo interno.
En este contexto ha surgido algo positivo, que pocas veces se observa en las cadenas productivas: el trabajo asociado de productores e industriales. Giordano explicó, que en el marco de la Federación Plan Estratégico de Durazno para Industria -de la que participan diversas cámaras, asociaciones y organismos de gobierno- se reconoció un objetivo común, que implica apelar al consumidor.
La idea es mostrar las bondades del producto, resaltar que es un postre accesible para llevar a las reuniones familiares y de amigos.
Las exportaciones de latas crecieron 26%
Las exportaciones de durazno en lata en los primeros nueve meses de 2018 crecieron con respecto al año pasado. Según datos de Fundación Pro Mendoza, con base en la DEIE, de enero a abril de 2017 se exportaron casi 6 millones de dólares FOB, mientras en igual período de este año se trepó a más de 7,6 millones de dólares. Los principales destinos que traccionaron este incremento fueron Paraguay, Uruguay y Bolivia.
La venta en el mercado externo de duraznos frescos mostró una suba aún más significativa, aunque los montos sean menores. Se pasó de poco menos de 340 mil dólares FOB el año pasado a más de 2,7 millones de dólares hasta setiembre de 2018.
Los brasileños fueron los principales compradores, que pasaron de 278 mil dólares a 1,7 millones; seguidos por Uruguay (que no había comprado en 2017) y Paraguay, que elevó su demanda de 33 mil dólares a 38 mil.
La comercialización en el exterior de pulpa de valor Brix superior o igual a 20 es la que se mantuvo casi estable, en los 1,4 millones de dólares, y se conservaron los dos mercados, de Brasil y Bolivia.