Hace un tiempo Raphael llegó a la Colonia de viaje, su papá argentino, y su mamá coreana decidieron venir a visitar a la familia de este lado del charco,
durante su estadía Rapha comenzó a entrenar y jugar para el club, con sus 4 años su primer experiencia en un equipo de fútbol, aunque a pesar de no hablar nada de
español y no conocer la cultura, se integró rapidísimo al club, a sus compañeros y sus profesores, logró pertenecer y pudo desempeñarse de gran forma en el deporte.
Lamentablemente para el la estadía era solo por un año, la familia debía volver a Corea, los papás de Rapha nos contaron que estaba triste de partir, quería
quedarse a jugar en el club, por lo que junto a los profes decidimos regalarle el conjunto de juego a modo de agradecimiento por su cariño.
Luego de un tiempo, Claudio, el papá, nos contactó para contarnos las novedades de Rapha, ya se encontraba entrenando en una nueva academia en Corea, con muchas ganas y entusiasmo como siempre, pero eso sí, nadie le iba a sacar los colores y el escudo de La Colonia de su corazón. nos contó que desde que le dimos la camiseta y el pantalón no se lo quería sacar por nada del mundo.
Como bien dice Sacheri: "El hombre puede cambiar de todo, de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de pasión".
Rapha a sus 4 años es todo eso, logró generar sentido de pertencia por La Colonia y lo llevó en su corazón hasta Corea, lo que como conductores del club, nos hizo inmensamente felices.