Crisis avícola: el mercado se achica y la rentabilidad cae

Representantes del sector advierten que el consumo está bajando en todo el país y la inflación los deja fuera de competencia en el exterior.

Crisis avícola: el mercado se achica y la rentabilidad cae
Crisis avícola: el mercado se achica y la rentabilidad cae

El consumo de proteína animal proveniente del sector avícola, cuando se suman pollos y huevos, ha alcanzado los 63 kilos anuales por habitante en todo el país.

De este modo, supera a la carne bovina y el cerdo. Sin embargo, los productores sostienen que apenas cubren los costos e incluso trabajan a pérdida, por lo que se enfrentan a una encrucijada: o reducen la producción o exportan, en un contexto en el que resulta difícil afrontar las inversiones necesarias para insertarse en el mercado externo.

Antonio Olmo, presidente del directorio de Avícola Luján, manifestó que hace más de un año que el consumo de pollo decae y que los precios no acompañan. Esto, pese a que se trata de la carne más económica.

Asimismo, planteó que esta época del año es de por sí complicada, ya que la gente se inclina más por platos con legumbres y guisos, y recién se recupera en setiembre, aunque el año pasado este repunte no fue suficiente.

Si bien señaló que las ventas en general están retraídas, el cerdo viene ganando espacio y es evidente en el hecho de que hoy no hay parrilla en la que no esté presente un corte de carne porcina, que es un poco más económica que la de vaca.

La producción de huevo y pollo consume el 20% de la cosecha de maíz.

Esto provoca que haya una sobreoferta de pollos en el mercado y que se observen animales de mayor tamaño. Olmo indicó que el peso ideal en la avícola o carnicería es de 2 a 2,400 kilos, pero actualmente es común encontrarse con ejemplares de 3,200 a 3,800 kilos. Y es que si el productor no tiene capacidad para congelar va demorando la faena.

El sobrestock está obligando a reducir la producción, en un intento de cubrir los costos de crianza. Antonio Olmo resaltó que 70% del valor del pollo se rige por la cotización del dólar, porque los precios del maíz y la soja, y de las vitaminas, varían con las oscilaciones de la divisa norteamericana. Lo mismo ocurre con los insumos para la construcción, cuando optan por ampliar las instalaciones. "El incremento de las tarifas de servicios públicos también ha tenido impacto en el costo de producción", dijo Olmo.

En un año, ilustró, el kilo de alimento para pollos pasó de $ 4,70 a $ 6,70, es decir tuvo una variación de casi 30%. El motivo de esto no fue sólo la devaluación del peso sino también la sequía, que causó que haya poca oferta de cereales y gramíneas y se produzca el consecuente aumento de precios.

Hasta ahora, Avícola Luján abastece el mercado interno, pero están construyendo nuevas cámaras frigoríficas que cumplen con ciertos requisitos y normas para la exportación, que estarían terminadas el año que viene.

Olmo manifestó que se trata de una inversión importante, que se dificulta realizar con los altos intereses de financiación y las tasas de 45 a 50% para el descuento de cheques. De todos modos, consideró que el mercado exportador tampoco es tan rentable, porque el aumento de los costos supera a la suba del dólar.

Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), comentó que desde 2003 a 2013, el consumo de pollo fue creciendo hasta alcanzar los actuales 45,8 kilos de carne y 17,2 kilos de huevos (274 unidades).

Si se suman ambos, se llega a 63 kilos anuales por habitante, que supera a los 56 kilos de carne bovina y los 16 kilos de cerdo. Pero como entre las tres carnes y los huevos, la oferta es de 134 kilos de proteína animal, señaló que el aumento en el consumo de una de ellas implicará que disminuyan las otras.

De ahí que considere que el único modo de evitar crisis recurrentes para el sector y el de todas las carnes es apuntar a la exportación. Argentina vende pollo a más de 75 mercados, los principales son China, Chile, Emiratos Árabes, Oriente Medio, Sudáfrica, África, Rusia y, con vaivenes, la Unión Europea. Recientemente se envió el primer embarque a Canadá, después de ocho años de gestiones.

Domenech opinó que si bien la devaluación del peso se va a trasladar a los precios y a una corrección de los salarios, también va a implicar una mejora en el tipo de cambio para la exportación de entre 10 y 13%.

En su discurso por la reciente celebración del Día Nacional de la Avicultura, planteó que la producción de huevos y pollo consume el 20% de la cosecha normal de maíz, unos 6 millones de toneladas, y otros 2,2 millones de toneladas de pellet y poroto de soja. Asimismo, el sector da trabajo de forma directa e indirecta a 100 mil personas.

Domenech coincidió en que la alternativa es aumentar las exportaciones, que se encuentran estancadas en los últimos cuatro años, o replantear la oferta. Es decir, reducir la producción.

Huevo en polvo

La situación para las avícolas que se dedican a la producción de huevos no es diferente. Mario Maroto, de la Granja Avícola Santa Rosa y presidente de la Unión Avícola Regional Andina, comentó que, en general, la tendencia es ir achicando la oferta para nivelarla al consumo.

Es que los costos se han incrementado, mientras los precios de venta no se han movido o, incluso, han bajado. El cajón con 30 docenas de huevos costaba, en la granja, $ 900, mientras ahora se vende a $ 840.

Maroto explicó que en los primeros meses del año el precio de los productos tuvo alguna recomposición, pero la suba de los cereales por la sequía y el aumento del dólar eliminaron ese margen para el productor, que hoy vuelve a trabajar sin ganancia o a pérdida.

Asimismo, señaló que el sector viene desde hace mucho preparando su capacidad productiva para exportar pero no estaban dadas las condiciones por el retraso cambiario, situación que ahora se estaría empezando a acomodar.

El titular de la UARA comentó que días atrás participó de una teleconferencia con productores de Buenos Aires y otras partes del país para pensar alternativas al sacrificio anticipado de lotes productivos. Ahí surgió la propuesta de contactar a industrias con capacidad ociosa para destinar un porcentaje de la producción a fabricar huevo en polvo con la modalidad a fasón (cuando alguien elabora a pedido de un tercero, que aporta los insumos).

La idea sería generar un stock a la espera de que se genere un escenario favorable para la exportación. Para analizar la factibilidad están realizando consultas a diversos productores. Por otra parte, están aguardando a que los precios locales empiecen a ser competitivos en los mercados externos.

Sin embargo, las empresas, después de años de rentabilidades magras o pérdidas, no están en condiciones de invertir, manifestó Maroto. Mucho menos con las tasas de interés de las líneas de crédito vigentes. De ahí que estén analizando la posibilidad de elaborar a fasón, para lo que no necesitarían comprar maquinarias.

De todos modos, consideró que se atraviesa un momento de turbulencia, en el que se trata de subsistir hasta que se aclaren las perspectivas.

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