Justo ahora aparecen estos tipos. Justo ahora que el mundo parece empeñado en aflojarse todos los tornillos.
Las encuestas parecen indicar que la sensatez, el trato correcto, el juicio racional, el diálogo y los acuerdos están demodé. Más valen el distrato, la grosería, la negación y los ejércitos de trolls rabiosos. Menos mal que de tanto en tanto aparecen algunos tipos como Scaloni que no solo hacen bien lo suyo, sino que parecen manejarse con el manual de estilo de las viejas buenas costumbres, tan devaluadas.
Justo ahora aparecen estos tipos. Justo ahora que el mundo parece empeñado en aflojarse todos los tornillos.
Ahora que reviven expresiones expansionistas de las potencias (China va por Taiwan, Rusia por Ucrania y EEUU por Groenlandia). Ahora que Europa incrementa sus presupuestos militares. Ahora que en Francia reparten manuales de supervivencia por si alguna catástrofe ocurriera.
Cuando entre nosotros -y por todo el globo- campea el estilo "redes sociales": megáfonos en el Congreso, piquitos ofrecidos como disculpas por conflictos que empezaron a las piñas, los "Che Milei", los "Fin", los "orangutanes", los "kukas" y los "viejos meados". La Patria ya no sólo no es el otro, sino que el otro no merece el más mínimo respeto.
Justo ahora aparecen estos tipos que no solo hacen bien lo suyo, a jugar al fútbol me refiero, sino que parecen manejarse con el manual de estilo de las viejas buenas costumbres, tan devaluadas.
Mientras desde las redes y los medios se empeñaban en exaltar los picantes dichos del delantero brasileño Raphinha previos al partido, el técnico de la selección de Argentina, Lionel Scaloni, eligió resaltar aquella amistosa foto del otro Lionel, Messi, con Neymar, tras nuestro propio Maracanazo en la Copa América 2021. "Esa es la imagen que tiene que quedar", dijo Scaloni para cancelar toda polémica.
Después vino el juego en el Monumental, las chicanas y roces entre jugadores en medio de la refriega futbolística, la impresionante demostración del equipo argentino, los goles, el golazo y el final a toda orquesta. La anécdota que, con los años, será historia y estadística.
En la obligada conferencia posterior al clásico y con la clasificación al Mundial 2026 abrochada, Scaloni hizo gala de su repertorio de mesura, don de gentes, simpleza casi campechana y profesionalismo. "Quiero que la gente disfrute de este presente, pero no se sabe cuánto va a durar. Ojalá un montón, pero en algún momento se va a torcer”, se limitó a decir eludiendo cualquier oportunismo y exitismo casi lógicos.
Minutos antes, en declaraciones a Radio Mitre, el presidente, Javier Milei, aportaba su mirada: “Esta gente es talentosa, pero no funcionaría si no se acompaña con trabajo. Quiero destacar la grandeza del cuerpo técnico, es maravilloso. Cuando la cabeza está podrida, las cosas no funcionan. Acá, está claro que la cabeza funciona a la perfección porque también coordinar un equipo con estos niveles de estrellas no es para cualquiera. Quiero manifestar mi admiración por Lionel Scaloni, Aimar, Samuel, al cuerpo técnico, porque verdaderamente son unos líderes positivos de características enormes”, dijo.
Una saludable observación del presidente, que llama la atención por el contraste de los modos y virtudes exhibidas por uno y otro. ¿Acaso el estilo de comportamiento y trabajo que ofrece Scaloni no son posibles en la política?
Las encuestas parecen indicar que la sensatez, el trato correcto, el juicio racional, el diálogo y los acuerdos están demodé. Más valen el destrato, la grosería, la negación y los ejércitos de trolls rabiosos. La inmensa mayoría de nuestros líderes -y los de afuera- se comportan en consecuencia.
Entonces, ¿es posible mirarse en el espejo de Scaloni? o acaso sólo se trate de festejar un ocasional triunfo. Y seguir como si nada.
* El autor es periodista. [email protected]