20 de marzo de 2025 - 18:55

A 164 años del gran terremoto (1861-2025)

Al cumplirse este 20 de marzo un año más del luctuoso terremoto ocurrido en Mendoza en 1861, es bueno tomar conciencia de los riesgos que perduran (y que seguirán existiendo “por siempre” para Mendoza), y conforme las reglas de Prevención en la materia, actuar en consecuencia.

“Mendoza ha sido víctima de la catástrofe más horrorosa... Antenoche, a las 20:45, ha desaparecido completamente a impulsos de un gran movimiento sísmico. Más de dos tercios de la población ha quedado sepultada bajo los escombros”. (“El Mercurio de Valparaíso”, 2 de abril de 1861)

¿Qué nos dejó el fenómeno más trágico de la historia argentina del siglo XIX? Al cumplirse este 20 de marzo un año más del luctuoso suceso, es bueno tomar conciencia de los riesgos que perduran (y que seguirán existiendo “por siempre” para Mendoza), y conforme las reglas de Prevención en la materia, actuar en consecuencia.

¿Qué dice la Geología?

Las Teorías sobre Tectónica de placas y Deriva de continentes, comprobadas científicamente, brinda completa explicación a este tema, dando razón también al fenómeno volcánico en los Andes centrales y australes argentinos y al riesgo consiguiente para Mendoza (no olvidar la erupción del volcán Quizapu y su lluvia de cenizas en la década de 1930), que afectó principalmente a Malargüe y San Rafael.

Algo más de Historia

Los estudiosos evocan la sucesión de hechos que afectaron a nuestra Ciudad ese fatídico 20 de marzo de 1861.

Porque esa noche aciaga, mucha gente murió aplastada por el derrumbe en viviendas y templos (miércoles de Semana Santa), pero poco se recuerda que también muchas, atrapadas en los escombros, murieron quemadas a causa del fuego originado en los hornos particulares (horario de preparación de la cena) que, en contacto con el material combustible de caña y rollizos de madera, desató un verdadero aquelarre.

Cerrando este trágico escenario, se desbordó el canal Tajamar a causa del derrumbe de viviendas aledañas, y el agua inundó el poblado y muchos murieron ahogados. Finalmente -colmando este racimo de calamidades-, producido el caos total, al día siguiente llegaron bandadas de forajidos que saquearon viviendas y profanaron cadáveres para apropiarse de todo elemento de valor.

Difícilmente pueda imaginarse un escenario más dantesco; más trágico aún, que la destrucción bíblica de Sodoma y Gomorra.

Presente y futuro

Al cumplirse 164 años del Gran Terremoto, debemos recordar los trágicos episodios en San Juan (en 1944) y ya en este milenio, los trágicos de Chile (de 2010) y de Japón (en 2011); este último provocando un tsunami que colapsó la central nuclear de Fukushima.

Una vez más resaltamos la necesidad de priorizar las lecciones que dejaron estas grandes tragedias, y que Mendoza, se halla en zona de influencia (subducción) de la placa de Nazca, estando expuesta a un fenómeno sísmico importante en todo momento. La prudencia sugiere por ello no ahorrar esfuerzos y avanzar entonces en la prevención sísmica en todos los ámbitos del quehacer provincial.

Política de Estado

En las jornadas sobre “Gestión para la prevención y reducción del riesgo sísmico y volcánico”, desarrolladas en 2012 en la Universidad de Mendoza (a instancias de la Fundación Vivencias Argentinas), se arribó a conclusiones y sugerencias que conservan hoy plena vigencia. A saber:

1- Insertar en la educación formal e informal la temática de la gestión para la prevención del riesgo sísmico y volcánico.

2- Implementar ofertas educativas (nivel terciario y universitario) para capacitar a agentes públicos y brindar una especialización a profesionales del medio.

3- Crear un área de Gestión de la Reducción de estos riesgos que funcione de modo transversal e interinstitucional con órganos pertinentes (Fuerzas Armadas, Gendarmería Nacional, organismos de investigación, ONG, Cultos, bomberos, Defensa Civil municipal y provincial).

4- Formular un Plan de Comunicación integrador, involucrando a la sociedad en general en el conocimiento de los planes, líneas de evacuación, hospitales de atención en la emergencia, lugares de albergue, etc.

5- Actualizar información cartográfica e informática sobre el conocimiento de espacios territoriales, con la demarcación de las áreas de riesgo y los lugares de movilidad y resguardo disponibles en casos de eventos.

6- Adecuar la legislación vigente a los nuevos paradigmas de prevención.

A si mismo completando dichas directrices, y como ya lo hemos sugerido en ocasiones anteriores, incorporar a la Constitución de Mendoza una cláusula especifica relativa a los conceptos de “resiliencia” y “gestión para la reducción de los riesgos sísmico y volcánico”.

Amenazas

Cambio climático con sus efectos “para todos a la vista” (ejemplo deslizamientos en la cordillera de los Andes, lluvias torrenciales en Bahía Blanca, ciudades costeras inundadas, desertificación, etc.) constituye hoy el punto central en que convergen las preocupaciones por el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

En Mendoza añadimos como amenaza la continuidad en la concentración poblacional en el área Metropolitana con la urbanización de cauces aluvionales y el abuso en alturas en la edificación, lo que aumenta el efecto isla de calor.

Conclusión

Ruiz Huidobro, importante ingeniero y hombre de ciencia – enviado a instancias del célebre Domeyko por el gobierno de Chile-, estuvo a cargo de las tareas de reconstrucción de Mendoza luego del devastador terremoto.

Designado para dirigir el proceso de planificación urbana y reconstrucción de la ciudad, implementó un plan de reconstrucción moderna, teniendo en cuenta medidas de seguridad para resistir futuros terremotos. Este plan incluyó una nueva disposición de la ciudad con calles más anchas, plazas, y una mejor organización urbana, tomando en cuenta la necesidad de evacuación rápida en caso de nuevos sismos.

Sus valiosos aportes fueron complementados por Ballofet padre e hijo, Emilio Civit, Carlos Thays, Emilio König, José de la Peña, José de Iriondo y otros grandes hacedores de la reconstrucción y progreso en Mendoza.

Sirvan estas reflexiones como homenaje a los mendocinos que empeñaron su vida con el sueño de una tierra mejor y como mensaje de esperanza para que no se reitere el grave pecado de la ignorancia y de la desidia, ante las sabias y concluyentes lecciones de la historia y las advertencias de la naturaleza.

* El autor es presidente de la Fundación Vivencias Argentinas.

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