No creo que alguien se oponga a lo que voy a expresar y muchos estarán de acuerdo. Fue una alegría inmensa ver y conocer a la mejor arquera del mundo, quien brilló en el Champions Trophy 2014: Belén Succi.
Es un gran ejemplo no sólo como deportista sino como mujer por su perseverancia, esfuerzo, por su amor por lo que hace y por pasar límites propios.
Ella es la arquera de la selección argentina de hockey sobre césped desde el 2006. Y hace dos años debió interrumpir su actividad por la elección más importante que nos da la vida: ser madre. Y luego volvió con más fuerza y ganas, porque -con seguridad- su hijo fue lo que la impulsó a continuar adelante por más sueños y logros. Y así fue, porque en definitiva es una gran enseñanza para él y para todas las demás y -salvando distancias y tareas- de que ser madre no impide cumplir con los objetivos personales. Ella lo logró y se superó desde el momento en que decidió reiniciar con el hockey y -por sus condiciones- con el seleccionado albiceleste.
Ser la mejor del mundo no es poca cosa. No todas pueden alcanzar esa meta pero ella, sólo ella, sí.
Belén dejó en claro que todo se puede si uno se lo propone. Y después de su gran actuación en este Champions Trophy en Mendoza, demostrando ese instinto propio de mujer, se ganó el respeto y la admiración de todo un estadio, y de todo un país.
Aquí, en nuestra provincia, se atajó todo como seguramente lo hizo y lo hará con todos los bochazos en contra que le vengan en su vida. Porque es una verdadera campeona, porque como dijeron sus mismas compañeras "es una bestia". Y para la Argentina, y como la bautizó Más Deportes, es una bestia popular, es "la Bestia Pop".